Federico Chechele | La Universidad de San Andrés salió a preguntar por la intención de voto y más de la mitad no confirmó su inclinación política: mientras un 28% del electorado aún no sabe a qué frente político votará en primera vuelta, un 27% prefiere no contestar. Así, más del 50% de los consultados todavía no resuelven su voto a presidente de la Nación.
Sin embargo, la mayoría de las encuestas remarcan que hay alrededor de un 15% de argentinos que todavía no definió su voto y, ante la paridad de las últimas elecciones, los encuestadores no saben ni cómo proyectarlos.
Se estima que una gran mayoría de los indecisos son los votantes de Cambiemos de 2015 y 2017 que se encuentran desencantados con las políticas que implementó el Gobierno, pero nadie puede descartar que reiteren su voto ante un posible balotaje. En agosto puede ser diferente: siempre es más baja la cantidad de votantes y en las PASO se acostumbra a votar a espacios que después no llegan a octubre.
La única certeza que hay es la fuerte valoración sobre las políticas que defienden los que ya definieron su voto, pero justamente, no inclinan la balanza a los que no se sienten representados por las fórmulas Macri-Pichetto y Fernández-Fernández.
Más allá de definir internas en varios municipios pero no a nivel nacional, la mira está hoy puesta en lo que suceda en las elecciones Primarias. Agosto será la gran encuesta para las elecciones generales. Octubre será el impulso –en caso de que no se defina entonces-, ante la recta final de un posible balotaje. Y ahí entra en juego la importancia de las elecciones en la provincia de Buenos Aires: con un 37% del electorado nacional, un triunfo de Vidal o Kicillof podría significar el arrastre para una victoria nacional. O a la inversa, que el derrotado en provincia termine sintiendo el golpe de cara al balotaje.
Todos ponen
Desde el comienzo de la campaña, al momento de definirse las fórmulas presidenciales, se ha dicho más de una vez que no ganará el más querido. Va a perder el más rechazado. Ante este axioma, el Gobierno tiene como estrategia abrir todas las grietas posibles y embarrarla.
Por ello, son muchos los jugadores que ya salieron a la cancha sin ruborizarse. En las últimas semanas se dio a conocer la existencia de un grupo de WhatsApp conformado por parte del empresariado nacional para definir estrategias e intervenir en las redes sociales a favor del Gobierno. Desde la UIA hasta el CEO de Mercado Libre, celebraron el acuerdo UE-Mercosur, no dudaron en posicionarse a favor de una Reforma Laboral y hasta apoyaron al periodista Daniel Santoro cuando fue a declarar ante el juez Ramos Padilla. Son la voz de la Casa Rosada que busca incidir en los demás.
Del otro lado, luego que el presidente de la Corte bonaerense, Eduardo De Lázzari, hiciera mención sobre “persecuciones” judiciales y de “causas armadas”, de diferentes sectores políticos y judiciales, salieron a pedirle explicaciones a María Eugenia Vidal. No es casual. La gobernadora es la figura que eligió el Gobierno para hacer campaña ante el rechazo que genera el presidente Mauricio Macri.
Durante el encuentro de esta semana realizado por Alberto Fernández, Axel Kicillof y Sergio Massa con 57 intendentes de la provincia de Buenos Aires, el ex jefe de Gabinete hizo mención a los indecisos al señalar que “piensen en el país que están viviendo, los argentinos merecen mejor suerte». El candidato a presidente busca captar el voto anticristina.
La búsqueda de los indecisos por parte de los dos frentes con mayor caudal de votos está encaminada por dos vías: por un lado, mostrar a una Vidal compungida y fuerte recorriendo todos los medios masivos de comunicación; por el otro, los candidatos del Frente de Todos con críticas feroces hacia Macri y su política económica.
Cuanto más cerca de la elección, el indeciso se irá extinguiendo, tomando postura y –como suele suceder- jugando a ganador. E aquí la creciente importancia que tendrán las encuestas.