Redacción Canal Abierto | Unidad Popular en el Frente de Todos, el espacio que encabezan Víctor De Gennaro, Claudio Lozano y Leticia Quagliaro lanzará este martes 1 de octubre a las 17 en el Hotel Castelar (Av. de Mayo 1152, CABA) la campaña que respalda la fórmula Fernández – Fernández en las elecciones presidenciales.
De la actividad participarán referentes de diversas organizaciones e incluirá la presentación de una serie de propuestas, entre las que destacan, la auditoría parlamentaria de la deuda externa, medidas contra la pobreza y el hambre, una mayor participación ciudadana y proyectos hacia un “modelo sustentable que termine con el saqueo y la contaminación”.
En vísperas del encuentro nacional, Víctor De Gennaro dialogó con Canal Abierto sobre el contexto económico y social, las elecciones del 27 de octubre, los desafíos del futuro gobierno y los debates que se vienen al interior de las organizaciones sindicales.
¿Cuáles son tus expectativas sobre la jornada del martes?
-Vamos a ratificar nuestro respaldo a la fórmula Fernández – Fernández y presentar las propuestas resueltas en nuestro último congreso nacional realizado en Rosario, con ejes de cara a un futuro Gobierno que priorizan el trabajo y la educación como motores de la transformación.
A su vez, va a ser una jornada para discutir cómo enfrentar este endeudamiento externo que nos condiciona. Porque –como venimos diciendo– las deudas se pagan, pero las estafas no. Esto exige una auditoria parlamentaria del proceso de endeudamiento que en los últimos años permitió el gran negocio de la fuga de capitales en detrimento de nuestro pueblo.
De cara a esta nueva etapa de Gobierno e impedir una vuelta atrás, entendemos como imprescindible la ampliación de la participación popular y la democratización de las instituciones.
¿Crees que el Frente de Todos va a sostener o incluso ensancharla la diferencia frente a Juntos por el Cambio?
-En la previa a las elecciones vimos un escenario inédito de ocultamiento por parte de los medios de comunicación hegemónicos para con el Macri, Vidal, Larreta y todos los funcionarios. Se trato de una militancia para confundir y propagandizar que no terminó haciendo mella en la mayoría de los votantes.
Pese a aquel intento de encubrimiento mediático, el 11 de agosto fue un vendaval en el que nuestro pueblo tuvo una actitud contundente y clara contra esta política neoliberal que destruyó derechos y que nos sumió en este desbarranco social, que nos endeudó al punto de hipotecar el futuro.
Sin embargo, el resultado electoral no sólo fue una expresión de castigo contra los gobernantes, sino también una interpelación a quienes vamos a gobernar una etapa en la que no se pueden soslayar necesidades y demandas urgentes. Entre otras cosas, la prioridad de prioridades: declarar libre de hambre a la Argentina.
No tengo dudas que el resultado de las PASO se va a ratificar el 27 de octubre, en particular por la profundización del deterioro social, laboral y económico hecho por el Gobierno desde entonces.
En las últimas horas se conocieron nuevos índices de pobreza e indigencia que dan cuenta de esa crisis económica y social…
-El hambre es una inmoralidad y a la vez un tema urgente. Si no podemos resolverlo en un país que fabrica alimentos para cuatro veces su población, es porque existe una planificación que evita esa distribución natural y de sentido común.
En cambio, resolver la pobreza es un objetivo más profundo, vinculado al trabajo y la educación, a un proyecto económico de desarrollo industrial e investigación científica. Es decir, todo lo opuesto al actual proyecto, que saquea los recursos naturales.
Días atrás escuchaba a Bruno Rodríguez y planteó con contundencia las consecuencias que tuvo –y tiene– el saqueo de cinco siglos sobre el actual cambio climático. Para mí es un orgullo que, junto a Greta Thunberg, este pibe de 19 años argentino hable con tanta claridad sobre esta cruzada que nos interpela a todos.
De cara a lo que viene, todos estos temas van a ser una pulseada. Habrá que fortalecer el músculo de la discusión y la participación de toda la sociedad.
Hoy el Gobierno emitió un decreto que reduce las indemnizaciones por accidentes laborales y favoreces el negocio de las ART. En 2012 presentaste un proyecto alternativo…
-No estamos de acuerdo con este negociado que, en primer lugar, excluye de toda cobertura a la mayoría de los trabajadores y, además, sólo persigue la concentración de ganancias de las aseguradoras.
En el fondo, la normativa vigente es un negocio financiero. Por eso nosotros llevamos al Congreso el proyecto de Ley de Prevención de Riesgos y Reparación de Daños en la Salud Laboral, una iniciativa que vamos a ratificar e impulsar.
Como fundador de la CTA y referente del sindicalismo, ¿cómo ves el escenario sindical que se viene?
-La CTA es hija de la caída del muro, de la crisis del campo socialista y la traición del peronismo en los ’90, con una CGT partener de las privatizaciones, la entrega, la flexibilización laboral y el empobrecimiento.
Somos hijos de esa historia y pudimos entender que la nueva clase trabajadora no son las corporaciones o estructuras sindicales afiliadas a la CGT. Y por todo esto es que la CTA sobrevivió tantos años, con nuevas formas de organización, criterios como la afiliación y elección directa de autoridades.
La autonomía respecto de patrones, Estado y partidos políticos es una declaración de principios que no se garantiza por estatutos, sino a través de una construcción de poder que permita su ejercicio. Estos valores están en marcha y siguen construyéndose, no sólo en la CTA Autónoma sino también en la de los Trabajadores, grupos independientes, organizaciones de la CTEP, de Barrios de Pie, el Movimiento de Acción Popular. Cada una de estas organizaciones demuestra que la clase trabajadora argentina no quiere delegar su capacidad de incidencia reivindicativa, política y social.
Se viene un tiempo de debate que, entre otras cosas, va a atravesar esos dos modelos sindicales: uno, que incluye a dirigentes que viven y piensan como empresarios porque son empresarios; y otro que intenta construir una unidad democrática y autónoma.
Mi experiencia es que los trabajadores siempre peleamos por la unidad. Pero hay que recordar que el unicato sindical muchas veces sirvió para las deformaciones organizativas, o para que el Ministerio de Trabajo sea el que manosee y coordine la vida de los sindicatos.
Nosotros presentamos un proyecto de ley para modificar la actual ley de asociaciones sindicales, impugnada y declarada inconstitucional en varias instancias judiciales. En su momento no alcanzaron los votos para sancionarlo, pero creo imprescindible y necesario que ese debate vuelva a escena para fortalecer la libertad y democracia sindical.