Por Lavaca | La artista, escritora y activista trans Susy Shock fue la invitada de una nueva edición de Es La Política. ¿Por qué su último disco-libro, Traviarca, que sacó junto a La Bandada de Colibríes, no está subido a ninguna plataforma digital?: “Decidí aferrarme todavía más a la autogestión”. Cómo recuperar espacios para crear tejido social. El tiempo para construir la belleza como resistencia. El gerundio como identidad. Y la política entendida como todo lo que da cuenta de nuestros actos cotidianos.
Cuando le preguntan de qué género es, responde “Colibrí”, y deja revoloteando esa definición en el aire, para que nadie pueda meterla en una jaula. Escribió Crianzas, un libro para niños, niñas y niñes, y sintetizó sus principales datos. Apellido: Shock. Nombre: Susy. Género: Colibrí. Estudios cursados: la vida. Oficio: la creación. Actividad: la pelea por valores muchas veces olvidados, la identidad, los derechos, el talento, la libertad. Hace poco editó su disco Traviarca, junto a La Bandada de Colibríes, un disco-libro que no subió a YouTube, Spotify ni a ninguna plataforma digital.
Explica Shock: “Decidí aferrarme todavía más a la autogestión y a esta épica de que una está con el kiosquito encima. Necesitamos la retribución inmediata de quién compra el disco. No hay intermediario, no hay empresa, discografía, en cómo pensamos los primeros libros. Y la plataforma sirve para Thalía, con 10 millones de visitas, y una es más humilde, anda más a trotamundos. Y cierta épica: el primer disco lo vendimos así. Generamos los espacios. Además el libro te lo doy yo. E implica algo de reencontrarnos, de reconocernos. Yo no necesito otro apuro”.
– ¿Cómo se imprime el neoliberalismo en el cuerpo?
-Veníamos hablando de cómo se nota en una generación, inclusive las exigencias de cierta visibilidad que no da respiro, que el cuerpo termine agotado diciendo basta. La vorágine de todo. Yo aprendí a los 14 años la autogestión en el mundillo que es el teatro. Yo tuve ese enorme privilegio de estar ahí, y conocer adentro un mundo y una parte específica del teatro. Ese teatro independiente que construía y ensayaba la obra por un año, y yo me crié adolescente en ese mundo. Y también tengo una noción en mi propio tiempo. Creo que si hay algo que le escapa a todo eso y que me salva un poquito es ser dueña de mi propio tiempo, eso que ha implicado mucho trabajo, un montón de no, un montón de pérdidas. El neoliberalismo ataca ahí: con que no somos dueñas de casi nada, de los afectos, la urgencia de hacer best sellers. Enseguida se sistematiza todo en función de un mercado y yo quiero huir del mercado y hacer bellos productos. El disco libro implicó en este momento terrible del país encerrarnos con la Bandada a proponer belleza. Y para ver dónde vamos a tensar esta época. Quiero ir a un mundo más bello. Y bello es que los pibes también coman.
– ¿Desde ese lugar se piensa la diversidad?
-A mí me gusta pensarme desde una época. Y, de ahí, razonar. Siento que soy de una época muy gigante, que viene del regreso de la democracia, de discusión por los derechos humanos. Las travas venimos de ahí, no estamos desligadas. Por eso, muchas de las cosas que han pasado en este país todavía no han pasado en el continente, porque hay algo que se debe a nivel de derechos humanos. Lohana Berkins decía: “No vengo a dar testimonio, vengo a hablar de política”. Y eso no está desligado con haber sido trava acá, en el medio de todo esto. La diversidad también la fuimos entendiendo en el sentido gigante de otra palabra, que es identidad, y que es gigante en este continente, que es gigante en este país, y que es gigante cuando te pensás en derechos humanos. Porque, aparte, es algo que todavía no terminó, políticamente y socialmente. Yo no soy Susy Shock: voy siéndolo. Marlene Wayar, una hermana, habla de ser un gerundio: voy siendo. Entonces mi identidad va siendo. Sé lo que no soy: no soy Pato Bullrich, no soy Bergoglio, no soy Mirtha Legrand. Pero después, ¿qué soy? Voy siendo. Y está buenísimo.
– ¿Qué es la política?
-Cuando era chiquitita había escuchado una definición, que decía que es todo lo que hacemos y no se nombra. Me impactó porque fui muy corporal, pero empecé bailando folklore, entré al teatro y tuve una responsabilidad corporal. Pero también me di cuenta que no es solo eso: yo que sostengo y necesito la palabra, sea escrita o cantada, lo político es lo que vamos dando cuenta. Todo el tiempo. Desde cómo abrazamos o desabrazamos, cómo comemos, cómo conseguimos lo que comemos. La política es lo que vamos dando cuenta con todos nuestros actos cotidianos.
Es La Política, capítulo 17, temporada 1.
Conducen: Pablo Marchetti; María Eugenia Rossi Gallo.
Producción y realización: Lavaca y Canal Abierto.