Por Lavaca * | “Facundo es la persona más alegre que existe sobre la tierra. Ama a su Boca, siempre anda con algo de Boca, con algo que lo distinga. De jogging y zapatillas. El tipo de la batucada, con el redoblante para arriba y para abajo. El que dice `vamos a jugar al voley´ y se prenden dos o tres más. El amiguero. El que le gusta el fútbol. El que le gusta estar con sus amigos. El que siempre bromea. Ese es Facundo, mi hijo”.
Cristina Castro tiene 42 años, es empleada en una estación de servicio y el 30 de abril fue la última vez que vio a su hijo mayor, Facundo Astudillo Castro, cuando el joven de 22 años salió temprano de su casa en la ciudad de Pedro Luro, municipio de Villarino (sur de la provincia de Buenos Aires) rumbo a la casa de una ex novia, en Bahía Blanca. Nunca llegó. Desde entonces comenzó la búsqueda de Cristina y un camino que la llevó a tener que desasnar a la propia Policía Bonaerense: hoy la investigación para determinar qué pasó con Facundo comenzó a tramitarse como una desaparición forzada de persona, en el Juzgado Federal Nº2 de Bahía Blanca, a cargo de la jueza María Gabriela Marrón.
“Me siento muy desilusionada con todo lo que está pasando”, dice Cristina a Lavaca. “Yo confié en la policía de acá. Me presenté a hacer una denuncia por averiguación de paradero, y hoy me encuentro que ellos mismos están acusados de haber hecho desaparecer a mi hijo. El día del rastrillaje, me pusieron un policía al lado que todo el tiempo estuvo al lado mío hostigándome. Y en mi lugar de trabajo tuve que escuchar a un policía cargando combustible decir ´estamos gastando recursos por un pendejo de mierda que andá a saber dónde estará`. Así me siento hoy”.
Hoy, para Cristina, significa 68 días sin saber dónde está su hijo.
Las contradicciones
La última señal de celular de Facundo fue el 30 de abril, a las 13:30, en una llamada con Cristina. El 5 de junio, ella se acercó a la Ayudantía Fiscal de Médanos-Villarino para hacer la denuncia, que quedó a cargo del fiscal Dimas García. Dice que todo fueron trabas: “No hizo nada en todo el tiempo que tuvo la causa, y hoy en día la tiene agarrada y no la quiere soltar. Ese señor no sé a quién está queriendo cubrir, pero necesito que deje ya de decir que mi hijo está en Pedro Luro. Yo tengo la certeza que no está acá. Lo hemos buscado hasta abajo de las piedras. Lo único que pido es respeto”.
Cristina aclaró que Facundo no se fue peleado con nadie, y que sólo discutió con ella ese mismo día por teléfono por haber salido sin el permiso para circular en medio del aislamiento social, preventivo y obligatorio. Supo que una señora lo levantó haciendo dedo a la altura de la localidad de Hilario Ascasubi: “Lo dejó en la entrada de asfalto de Mayor Buratovich”. Ambas son otras dos localidades de Villarino.
A partir de ahí, comienzan todas las contradicciones. El abogado Luciano Peretto, quien forma parte de la querella de la familia junto al abogado Leandro Aparicio, resume a Lavaca: “Hay dos versiones. Una oficial que duró 67 días. Y otra no oficial que fuimos descubriendo nosotros”.
Qué descubrieron:
- “A Facundo lo ubican saliendo en horas de la mañana hacia Bahía Blanca a buscar cosas que habían quedado en la casa de su ex novia. Iba haciendo dedo”.
- “Al expediente están agregados los testimonios de algunas personas, que dice que lo llevan hasta la localidad de Mayor Buratovich. Ahí hay un retén policial. Lo que consta es que a Facundo dos efectivos le labran una infracción por el artículo 205 del Código Penal”. Qué dice el artículo: “Será reprimido con prisión de seis meses a dos años el que violare las medidas adoptadas por las autoridades competentes, para impedir la introducción o propagación de una epidemia”. El abogado remarca un dato: “Le verifican el domicilio y lo dejan seguir. Es lo que consta en las actuaciones”.
- La Comisión Provincial por la Memoria (CPM), que se constituyó como querellante institucional en la causa, remarcó en un comunicado: “Esa actuación policial ya resulta irregular: a pesar de ser infraccionado por violar la cuarentena y de constatar telefónicamente con la madre el domicilio de Facundo, los policías -según dicen- no disponen que retorne a su casa sino que lo dejan seguir camino. Cabe mencionar que, en ese momento, había en la Provincia mayores restricciones a la circulación y un celo muy particular de las fuerzas de seguridad por velar por el cumplimiento de la medida”.
- El abogado Peretto: “A partir del trabajo de la querella, incorporamos testimonios que indican dos encuentros más con autoridades policiales. El segundo: a los pocos kilómetros supuestamente lo levanta una oficial de civil, y lo lleva hasta la localidad de Teniente Origones. Luego, más adelante, un tercer contacto policial lo requisa, lo infracciona, le saca a una foto a su licencia de conducir y dice que Facundo continúa caminando a Bahía”. Ambos fueron testimonios de efectivos policiales. Aquí la CPM precisa otra contradicción: el policía que declaró que Facundo se fue caminando en dirección a Bahía había dicho, cuatro días antes, que el joven se había subido a una camioneta.
Ninguno de estos dos supuestos encuentros ni testimonios policiales fueron informados por la justicia a la familia. Cristina recién se enteró de esto el 19 de junio -es decir, 57 días después de la desaparición-, durante los rastrillajes en la zona. Peretto se pregunta: “Allí surgieron estos testimonios, como si fuera un detalle menor. Hacía más de 50 días que buscábamos un chico, ¿y recién se incorpora en ese momento? ¿Lo infraccionan, lo verifican, lo dejan ir y parece normal que una misma policía de civil del mismo cuerpo que lo infracciona lo levante haciendo dedo?”.
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A este cúmulo de contradicciones se sumó un dato clave: el 27 de junio, tres vecinos de Pedro Luro le comunicaron a la familia de Facundo que vieron que el joven era ingresado en la cabina trasera de un patrullero, alrededor de las 3 de la tarde, en Mayor Buratovich. Es decir, el primero de los retenes. “Los tres vecinos se habían presentado en la comisaría de Pedro Luro para ofrecer su testimonio, pero nunca fueron llamados a declarar”, apunta la CPM. Esa declaración ubica otro tiempo y lugar en su desaparición.
Por eso, Cristina subraya a Lavaca: “Mi hijo no salió de Mayor Buratovich”.
¿Dónde está Facundo?
Por estos motivos, la familia exigió que la causa tramitara en el fuero federal y se desplazara a la Bonaerense de la investigación. Allí también denunciaron que hacía años que Facundo era hostigado por la policía. Cristina señaló dos hechos: una golpiza por parte de efectivos cuando su hijo aún era menor de edad y la ruptura intencional de un ciclomotor. “En los dos casos, la madre identificó a un agente que, incluso, lo vio participar de los rastrillajes en el lugar de la desaparición”, consigna la CPM.
Este martes, el Juzgado Federal Nº2 de Bahía Blanca, a cargo de María Gabriela Marrón, aceptó el pedido de la familia para investigar la desaparición de Facundo como una desaparición forzada de persona. El fiscal federal será Santiago Ulpiano Martínez. Ante la consulta de Lavaca, la querella precisó que no presentaron un habeas corpus, ya que entienden que “limita” la investigación, aunque sería la herramienta legal para centrarse en la búsqueda de la persona. El abogado apunta que cuentan con el apoyo de organismos de derechos humanos y que ya tomaron contacto con la Secretaría de Derechos Humanos, el Ministerio de Seguridad de la Nación y también el provincial.
Sin embargo, Cristina dice a Lavaca que nadie la llamó personalmente a ella. “Ningún funcionario se comunicó conmigo. Me llama tanta gente, pero me gustaría que fueran otras personas las que se acercaran. Por ejemplo, Sergio Berni (ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires), que me diera dos segundos”.
Y concluye: “Facundo cumple los 23 años el 23 de agosto. Tengo la esperanza de encontrar a mi hijo antes de su cumpleaños. Sea como sea. Y esté como esté”.
*Publicada originalmente en Lavaca.org