Redacción Canal Abierto | Mayor Buratovich es la pequeña localidad bonaerense del partido de Villarino que se hizo conocida porque Facundo Castro tuvo allí el primero de los funestos encuentros con la Policía provincial que terminaron con su desaparición, a todas luces forzada, y el posterior hallazgo de su cuerpo en un cangrejal.
El domingo 20 de septiembre por la noche, una joven de 20 años fue detenida en estado de ebriedad por policías de ese destacamento. Cuando la liberaron, a la tarde del día siguiente, estaba cubierta de moretones y lastimaduras. “La amasaron a palos. Me desesperé. Quería que me contara todo lo que le habían hecho, quiénes fueron y por qué. No me la pueden devolver de esa forma. Ella en otra oportunidad había sido detenida, pero no la habían ni tocado”, denunció Luciana Giménez, madre de la joven y trabajadora del INTA.
“Un amigo, al que también detuvieron, nos contó después que la arrastraron para subirla al patrullero, que también la arrastraron para llevarla al baño de la comisaría, que una de las policías le metió un puñetazo con un anillo puesto y le rasguñó el cuello. Ella recuerda, pese al estado en que se encontraba, que la patearon mucho, que sentía los puntinazos en el cuerpo. Casi como un flash, puede recordar cómo (el oficial) Salvador Paso la levantó en el aire, de los pelos”, narró Luciana entrevistada por La Izquierda Diario.
Esa noche, al ver que su hija no regresaba ni lograba comunicarse, Luciana comenzó a inquietarse y a llamar a amigos. Poco después, una familiar le avisó que había visto cómo la policía se llevaba a la joven de enfrente de su casa, una cuadra antes de llegar a su propio hogar.
Cuando Luciana se apersonó en la Comisaría no le permitieron ver a su hija aunque pudo comunicarse con ella a los gritos. Los bonaerenses le comunicaron que había sido detenida junto a un amigo en un presunto intento de robo. Permaneció hasta la madrugada pero en ningún momento le dejaron verla.
“La golpearon, me la entregaron toda maltratada, llena de golpes y moretones. Como hicieron con Facundo lo están haciendo con mi hija. Me la mandaron toda moretoneada, no se podía levantar de la cama”, denuncia Luciana llorando en un video que subió a redes sociales. “La policía de mayor Buratovich está acostumbrada a golpear a los jóvenes. Esto es tierra de nadie, la policía hace y deshace a su antojo. Mi hija tiene problemas de adicción. En Buratovich hay droga, pero los mafiosos de la zona son la policía. La policía es la mafia de Mayor Buratovich”.
A las horas de publicar este video -su primera reacción al ver cómo habían dejado a su hija-, un grupo de hombres se apersonó en su casa presentándose como una delegación de Asuntos Internos de la Policía Bonaerenes. Luciana estaba con su hija en el hospital zonal y hasta allí se dirigieron y le exigieron que solventara con datos sus denuncias de que la policía local manejaba la droga. “Lo sentí directamente como un ataque, un apriete”, expresa.
Cristina Castro, mamá de Facundo Astudillo, y Luciano Peretto, su abogado, la están acompañando y a sus instancias Luciana presentará una denuncia en la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin) conducida por el fiscal Andrés Heim. Por el momento, el único autor de los golpes que la familia tiene identificado es el citado oficial Salvador Paso, que días antes había querido llevar a la joven a la comisaría, y una oficial mujer de la que no tienen el nombre.