Redacción Canal Abierto | Dibujos urgentes. Testimoniar en juicios de lesa humanidad se titula el libro que recoge las ilustraciones que a lo largo de una década Eugenia Bekeria y Paula Doberti realizaron en distintos procesos judiciales a genocidas. El volumen es parte del catálogo de Mónadanomada y los dibujos están acompañados por textos de referentes entre los que se destacan el ex juez Carlos Rozanski, la fiscal Gabriela Sosti y la ex detenida desaparecida Graciela Daleo.
La publicación surgió a partir de la inquietud de Julieta Colomer y Hernán Cardinale, responsables de la editorial, de plasmar en papel las exposiciones de los dibujos realizados por Bekeria y Doberti a partir de una convocatoria de HIJOS en 2010, cuando la Corte Suprema decidió interrumpir los registros en video y fotográficos con la excusa de la protección de los testigos, tras la segunda desaparición de Jorge Julio López durante el proceso que culminó con Miguel Osvaldo Etchecolatz tras las rejas.
«Lo que había logrado ese decreto es que los rostros de los genocidas vuelvan a estar invisibilizados. Ellas toman esa convocatoria como propia y están dibujando al día de hoy, aunque las audiencias se transmitan en vivo. Fueron 10 años de dibujar constituyendo un archivo muy basto», destaca Colomer a Canal Abierto.
«En la convocatoria comienzan dibujando a los genocidas, pero en el proceso de continuidad de estos dibujos lo que empieza a rescatarse es la figura del testimoniante, que son quienes en definitiva producen conocimiento. Porque los genocidas han callado todo. Y siguen callando», agrega Cardinale.
Dibujos Urgentes fue lanzado en marzo, a pocos días del 44º aniversario del golpe cívico-militar que provocó el genocidio. El plan ideado entonces preveía una serie de presentaciones en distintos espacios con la participación de las dibujantes, los editores y algunos de los testigos cuyos rostros fueron ilustrados. La pandemia de coronavirus hizo que esto fuera imposible, por lo que estos encuentros comenzaron a hacerse de manera virtual con una frecuencia quincenal. “Armamos diálogos que son improvisados en los que buscamos recuperar esas vivencias y seguir hablando de estos temas”, explica Colomer.
Y Cardinale señala que “el testigo necesita la escucha. Si bien los procesos de justicia le han dado una escucha más que necesaria, hay una escucha que es social. Eso significa que todos entendamos que escuchar esta voz que ha pretendido ser callada es lo necesario en este tiempo. El testigo es un protagonista ineludible para reamar la historia y es muy necesario para cambiar el eje de cuál es la urgencia hoy para hacer justicia”.
Y concluye: “ellas venían realizando algunos encuentros en espacios en los que los exponían y desde el lugar de editores que solemos trabajar nosotros lo que se nos ocurre es que hay que ir un paso más allá de los ámbitos en los que los discursos circulan, para forzar sus límites y que puedan habitar otros espacios en los que este tipo de dibujos no sean tan esperados ni tan imaginados. De esta manera pueden generar nuevos diálogos, nuevas sospechas y nuevos imaginarios”.
Se puede conseguir en la web de la editorial