Por Carlos Fanjul | EL PELO DEL HUEVO
Se cuenta que antes de 1863, cuando un grupito de británicos se juntaron para más o menos unificar un conjunto de reglas, el fobal era medio un bolonqui en el que un montón de muchachos corrían detrás de una pelota, un tanto anárquicamente.
En realidad, antes que eso, allá por 1848, el Sheffield, el primer club organizado como tal, había tratado de armar un listado de normas que permitieron que los demás que vinieran jueguen más o menos a lo mismo.
Bueno, como sea, desde ese mismo instante del nacimiento de las reglas hay una que nunca ha dejado de ser la más conflictiva, la que lleva a cualquier hincha del mundo a sentirse el más perjudicado de todos los mortales del planeta: el orsai (off side para respetar a aquellos piratas iniciales).
Antes del VAR, y desde el VAR ni te cuento, el tema de la posición adelantada ha permitido que los máximos llorones del globo, los hinchas, den rienda suelta a todo tipo de ideas conspirativas contra el club de sus pasiones. Porque aquí es necesario remarcar algo: todos los hinchas, todos es todos, el de Boca, el de River, o de Chacarita o Desamparados de San Juan (gloria y honor al que inventó ese nombre para un club), sienten que el mundo ha descubierto su grandeza y, frente a semejante tamaño, no tiene otra que hacerlo perder como sea, con la triquiñuela más perversa si es necesario. Siempre víctimas, siempre quejándose, parece ser el lema universal.
Bueno, -atenti muchachos- el orsai sería por fin modificado. Y ahora prontito, parece…
Desde la invención del VAR, que no es el culpable de los fallos, sino el que permite verlos en detalle –los responsables siguen siendo los árbitros y, sobre todo, las indicaciones que a ellos les dan desde más arriba-, las sanciones por posición adelantada están en la cima de las controversias.
Es tan milimétrico lo que hoy podemos ver, que los jueces, para cubrirse suponemos, te cobran hasta la punta del dedo estirada por detrás de la línea del último defensor. O sea, un tipo que con sus pies está recontra bien habilitado, es sancionado por tener un brazo estirado. Lo que hoy se mira, según los de arriba, es ‘la línea imaginara de la parte del cuerpo más cercana a la línea de fondo’. ¡Una locura!
Que incluso atenta contra el espíritu de la regla, que fue inteligentemente creada allá en el fondo de los tiempos para evitar la presencia de un busca y haragán que se pasara todo el partido paradito cerca del arquero a la espera de que le llegue alguna pelota perdida para someterlo.
Porque fue esa y no otra la razón de la regla es que no puede admitirse eso del dedo estirado por detrás del defensor!
Pobres los narigones, o los poseedores de cualquier otro tipo de protuberancias exageradas, que siempre vivirían en desventaja con este detallismo.
Antes de aquel 1863 se relata que, para evitar a esos buscas, estaba prohibido recibir un pase por detrás de la línea de la pelota. O sea, nada de lanzamientos largos para picar, o pases filtrados entrelíneas. ¡Pobre Bochini, se hubiera muerto de hambre en ese entonces!
Luego por fin apareció esto de que para estar habilitado tienen que haber dos jugadores –el arquero y un defensor casi siempre- entre vos y la línea final, al momento de pasarte la pelota.
Pero, volvamos al VAR y al dedo estirado. Se chamuya que Gianni Infantino, il capi de tutti li capi de la FIFA, confesó hace pocas horas que se analiza una ‘interesante propuesta’ para terminar con ese oprobio del narigón, tras una sugerencia del recordado técnico del Arsenal inglés, Arsene Wenger, quien anda sin club y la dibuja de asesor y conferencista por ahí.
Parece ser que la cosa quedaría más o menos así: en lugar del dedo estirado, ahora se pasaría a cobrar un adelanto más grosero, bien contundente. Tanto que se entendería orsai si en la imagen ‘hay aire’ entre el último defensor y lo más retrasado del delantero en observación.
O sea que para el VAR sería al revés que ahora, ya que la línea a mirar con cuatro ojos sería la más retrasada de un atacante (si están superpuestas, “siga, siga”).
La idea, aseguró Infantino, “es que no exista fuera de juego si el delantero está adelantado pero una parte del cuerpo con la que se puede marcar gol está en línea con el defensa».
Igual, nos seguiremos quejando. Quedate tranquilo….
Lentos, pero seguros
¿Quiénes son estos cosos que, muy de tanto en tanto, modifican algún pedacito de alguna regla?
Hay que decir que existe como un halo de misterio detrás de estos cráneos, algo como de status, de cosa superior. ‘Yo dispongo, y el mundo me hace caso’.
Los cuatro ñatos son los que conforman la llamada International Football Association Board (IFAB). Tomá pa vos…
Funcionan desde 1886 en la ciudad de Londres y son los encargados del análisis y modificaciones de las reglas del juego. Algo así como los que más saben, de algo que todos sabemos y discutimos, o decimos saber, para poder discutir.
Lo curioso, es medio indignante en realidad que mantengan este privilegio, es que estos caballeros representan a Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte. ¿Por qué? Porque sí, y cállese la boca…
Tienen un voto cada uno y la FIFA, que también se suma a los postres, cuenta con cuatro. Es como que meto la mano en la urna, y enchufo cuatro boletas de un saque. Es como un poder de veto, o de desempate ante una controversia. Por eso, para que algo pase a tener vigencia es que hacen falta seis de los ocho votos posibles.
Laburan poco los tipos, ya que se reúnen dos veces por año. La primera por esta época de febrero o marzo, que es cuando sí se pueden dictar cambios en las reglas. Y la otra allá por septiembre u octubre, pero en ese encuentro solo pueden chamuyar sobre las quejas más repetidas sin tomar decisiones.
Luego de eso la FIFA elabora el documento final, lo reparte entre todas las asociaciones, y pasan a ser ley las modificaciones.
Con ese mecanismo es que hace un par de días ya se comunicó una aclaración sobre el otro punto del juego que más bolonqui genera: las manos en el área, ¡los penales!
Los tipos esos del ‘Board’ desmalezaron tanta interpretación retorcida que vomitan, a veces demostrando una ignorancia que asusta, los ‘dotores’ que relatan y comentan partidos por la tele, y trataron de simplificar la cosa.
A ver, solo son manos sancionables, éstas tan viejas como el agua: “si toca deliberadamente el balón con la mano (por ejemplo, moviendo la mano o el brazo hacia el balón); si toca el balón con su mano/brazo cuando ha agrandado su cuerpo de manera antinatural (se considera que un jugador ha agrandado su cuerpo de forma no natural cuando la posición de su mano/brazo no es consecuencia del movimiento corporal, corriendo el riesgo de que el balón golpee en su brazo); o si anota en la portería del adversario de manera inmediata aunque sea de forma accidental directamente con su mano/brazo”.
Traducción simple: si el brazo va a la pelota, y no al revés; si extiendo los brazos para hacerte más bulto, y no al revés, o si directamente meto la pelota en el arco con la mano.
Punto. Recontra punto.
La verdad, no hacía falta tanta aclaración ya que es así desde el fondo de la historia.
Eso sí, sirve para que vuelvan a estar avisados los gritones de la tele que siguen viendo penales hasta cuando la agarra cualquier arquero. O cuando alguno la va a buscar atrás del arco…
Foto principal: Captura de la revisión del VAR del offside cobrado esta semana al Leeds de Inglaterra, por la posición de la rodilla del delantero.