Redacción Canal Abierto | El presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez del Partido Colorado, le pidió la renuncia a cuatro miembros de su gabinete, prometió cambios en el Ministerio de Salud y lanzó un mensaje conciliador a la ciudadanía tras las masivas protestas que comenzaron el viernes 5, se prolongaron hasta este lunes a la noche y amenazan con continuar.
Mientras tanto, la Dirección General de Vigilancia de la Salud, advirtió que el país vecino se encuentra en “alerta roja sanitaria” debido al aumento sostenido y al récord de contagios de COVID-19.
“El punto de partida de la crisis tiene que ver con la mala atención de la pandemia del coronavirus. Si bien Paraguay fue el primer país latinoamericano en establecer la cuarentena el 12 de marzo del 2020, en el devenir, la gestión del gobierno fue muy mala en relación a garantizar el servicio de salud para la población. Principalmente por la falta de camas de terapia intensiva y de personal que las atienda. Si bien Paraguay duplicó su cantidad de camas, hoy son 640 en todo el país, el número sigue siendo escaso”, señala Jorge Zárate, periodista argentino-paraguayo del diario La Nación de Paraguay en diálogo con Canal Abierto.
De todas formas, el Paraguay tiene una cantidad de casos relativamente baja, no superan los 165 mil y se acerca a los 3.300 muertos, pero la tendencia al alza de la curva de contagios y su extensa frontera con el Brasil de Bolsonaro y su super contagiosidad que ya tiene una cepa de COVID propia, provocan temor en la población y alarma entre los expertos.
Crisis política
“Este problema arrancó la semana pasada cuando los hospitales especializados se quedaron sin insumos para la terapia intensiva, los antibióticos y sedantes que se requieren para intubar a las personas que van a los respiradores. Faltaron en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INERAM), que es el hospital de referencia para esta crisis, se quedó sin insumos y los médicos salieron a protestar. Las autoridades, lejos de dar respuesta inmediata, salieron a criticar a los médicos y eso generó una repulsa popular. Comenzaron a sucederse protestas en hospitales de todo el país y de familiares de gente internada que comenzaron a revelar que tuvieron que hacer esfuerzos económicos particulares para solventar a sus parientes en la terapia intensiva».
«Eso provocó una indignación popular que generó una importante manifestación el viernes pasado. Ante esta reacción, el Presidente le pidió la renuncia al ministro de Salud para apaciguar la protesta que lejos de aquietarse se repitió el sábado con un volumen mayor. Allí el presidente hizo renunciar a tres ministros más y pidió concordia y prometió cambiar la situación”, describe Zárate.
Las movilizaciones continuaron el domingo y el lunes por lo que la oposición, tanto el partido Liberal como el Frente Guazú que lidera Fernando Lugo, comenzaron a promover el juicio político a Abdo Benítez. “Si bien la oposición no tiene el número necesario para hacerlo correr en la Cámara de Diputados, el Partido Liberal espera que con el transcurrir de las protestas podrían generar que el sector de la bancada del Partido Colorado que dirige el ex-presidente Cartes podría abrir el camino hacia el juicio. Por ahora no ha dado señales, pero esta semana se irá resolviendo esta situación”. La sucesión debería dejar lugar al vicepresidente pero el juicio político que se impulsa es a ambos mandatarios, por lo cual en la sucesión presidencial quedaría el presidente del Senado, Oscar Salomón, también del partido Colorado, quien debería llamar a elecciones en 90 días.
Todo dependerá de la movilización popular
“Las movilizaciones en la calle piden que renuncie el Presidente sin necesidad de juicio político”, señala Zárate. “Es un proceso difícil de conseguir salvo que se sostenga en el tiempo la movilización lo que se difículta porque no tiene organización, es autoconvocada, por la falta de logística y la falta de liderazgos claros que puedan guiar y conducir el conflicto. Además hay que ver si puede resistir a las fuerzas represivas que se han puesto en marcha. Si logran sostener la movilización popular hasta el jueves, viernes, estaríamos ante un escenario distinto”.
El sujeto activo de estas movilizaciones son los y las jóvenes estudiantes y trabajadores. El Frente Guazú, que venía muy desmovilizado con la pandemia, dio una adhesión nominal a la movilización. Lo mismo ocurre con la mayoría de los movimientos sociales que se desmovilizaron con la crisis sanitaria.
“La movilización activó la situación política. Ha habido adhesión de centrales obreras, movimientos sociales y campesinos, no tiene organicidad pero tiene esa tendencia y se está en camino a construir una huelga general”, analiza Zárate.
La crisis sanitaria
La situación sanitaria no solo está complicada por la falta de infraestructura, insumos y personal, sino también por la alta circulación del virus y por la exigua cantidad de vacunas que ha conseguido el gobierno de Benítez. “Otro de los puntos que movilizó las protestas es que Paraguay consiguió pocas vacunas. Por ahora, sólo se colocaron 4.000 dosis de Sputnik con las que se está vacunando a los trabajadores esenciales. Piñera le tiró un salvavidas a Abdo y le donó 20 mil Coronavac chinas y, estos días, llegarían del fondo Covax (Fondo de Acceso Global para vacunas Covid-19) unas 30 mil dosis más de AstraZeneca y se espera completar un total de 300 mil para mayo. La idea original era vacunar la mitad de la población a mediados de este 2021 y para eso se precisan 7 millones de vacunas, difícil que se cumplan esos plazos”.
El origen de esta crisis sanitaria es político y económico. El gobierno paraguayo no pudo, ni quiso, sostener un subsidio serio para que la gente se quedara en su casa, cuando el cuentapropismo es la principal fuerza de trabajo. “Paraguay es el reino de la soja, los sojeros no pagan ni un 1%, no hay retenciones, entonces el Estado no tiene dinero para políticas públicas”, sostiene Zárate.
“La frontera con Brasil fue reabierta debido a la presión de los comerciantes de Ciudad del Este, y allí tienen la cepa nueva de COVID que es supercontagiosa y ya entró a Paraguay”, el escenario de un Estado con 600 camas de terapia, pocos insumos, pocas vacunas, una crisis política desatada y ninguna voluntad política de fondear al Estado para implementar políticas paliativas es amenazante.
Foto de portada: Agencia EFE