Por Carlos Fanjul | EL PELO DEL HUEVO
Fue un año intenso el 79. Sirvió para ver cuánto se enojaban si les mojaban la oreja, aquellos que estaban dispuestos a sembrar el país de muerte para sostener su poder omnipresente a través de las armas. El año anterior, el fútbol y su Mundial los había puesto en la calle, como los dueños de la calle. Los tipos actuaban alrededor de la pelota como actuaba uno. Festejaban como uno. Eran uno más. ¡Terrible!
Pero un año después, el 22 de mayo, también el fútbol fue la llave para que se exprese públicamente nuestra resistencia hacia ellos. El título del seleccionado juvenil de Maradona y Ramón Díaz nos volvió a poner en las calles y allí abundaron las entrevistas internacionales para que el mundo sepa quiénes eran estos genocidas.
Pero muchos periodistas europeos tomaron conciencia de la situación de Argentina por un hecho previo del que se acaban de cumplir 42 años. Un hecho de resistencia de los exiliados argentinos, en el marco de un amistoso con empate 0 a 0 entre la selección de Menotti y la mismísima Holanda que había sido derrotada en la final del 78.
Ese grupo de exiliados aprovechó la presencia argentina en Berna y, en las tribunas del estadio Wankdorf, usó el amistoso como canal de denuncia a escala mundial. Cuando la albiceleste atacaba hacia la cabecera donde estaba su público en el primer tiempo, la televisión internacional mostraba que en las gradas aparecía un trapo con la leyenda “Videla Asesino”.
La pantalla en Argentina de ATC tardó en reaccionar, pero luego se las arregló para tapar el mensaje, promocionando que esa misma noche pasarían un especial de Les Luthiers, por ejemplo. En el segundo tiempo, la pancarta fue otra, y cuando los de naranja atacaban el arco de Fillol, pudo leerse “Los Militares son Miseria y Represión”.
Sobre ese hecho, que no pasó desapercibido en nuestro país, el portal Resumen Latinoamericano publicó en 2020 una columna de uno de los protagonistas de aquella picardía.
Ramón El Suizo firmo el texto, y recordó: “Una estudiante suiza con amistades entre los argentinos me informó que querían manifestar en esa ocasión su condena de la dictadura de Videla y me pidieron colaborar en la confección de una bandera respectiva. Elaboré 7 mantas de un metro cuadrado VI-DE-LA-AS-ES-IN-O, para no llamar la atención de la policía, las enrollé individualmente y les di una envoltura azul-blanca-azul para fingir banderas argentinas y nos pusimos gorras de papel de los mismos colores. Así vestida como “barra argentina” entramos 5 suizo/as y 3 argentinos sin problemas al estadio en Berna para ubicarnos detrás del arco. Como íbamos a molestar la vista a los espectadores detrás, hicimos 5 mil volantes, explicando que no estábamos contra el equipo argentino, sino contra la dictadura”.
“Cada vez que la pelota (y las cámaras) venían hacia nuestro arco, levantábamos el VI-DE-LA-AS-ES-IN-O para bajarlo cuando se alejaban. Arriba de nosotros en la última fila unos refugiados argentinos expandieron una gran manta MILITARES SON MISERIA Y REPRESIÓN y una manta con el rostro de Videla. A los 20 minutos nos sorprendieron unos policías de civil, me inmovilizaron con spray pimienta y se llevaron la primera manta del “VI”. Se generó un ambiente tremendo, miles de voces gritando VIDELA HIJO DE PUTA. Ya en el segundo tiempo los 15 a 30 hombres sospechosos nos arrancaron las primeras 2 mantas del ASESINO y empezó una pelea generalizada de puños y patadas de espectadores argentinos y suizos contra los infiltrados. Los reventamos a trompadas. Los manifestantes argentinos de la última fila bajaron su inmensa manta “MILITARES SON MISERIA Y REPRESIÓN” y en todo el tiempo restante hubo un clima de puros gritos contra Videla y la dictadura”.
“Bandera en Berna”. Tal es el título de la muestra que desde el sábado pasado la Comisión Provincial por la Memoria puso en exposición digital a través de su espacio Museo de Arte y Memoria.
El trabajo pertenece al artista platense Leonel Fernández Pinola quien, le contó a Canal Abierto, habitualmente trabaja sobre ese tipo de hechos “solapados de la historia, pero que son importantes para ser rescatados como sucesos de resistencia”, como alguna vez fue Sócrates y su Democracia Corinthiana, o la Revolución de los Claveles portuguesa, por ejemplo.
En este caso, la muestra consiste en dos pequeños videos, más una serie de postales alusivas, una camiseta retro y la reproducción de aquellas banderas: una que volvió a ser colgada recientemente en el mismo estadio de Berna donde se produjo el hecho y la otra en los balcones de la propia Comisión por la Memoria.
Fernández Pinola expresó que su deseo con la muestra es que “genere inquietudes y preguntas, en especial de los más jóvenes para poder pensar por ejemplo de qué manera el fútbol, como hecho masivo, alberga otras cosas, otros costados. Por ejemplo, en este caso, el amistoso con Holanda era una anécdota, mientras que lo central estaba ocurriendo en las tribunas con este grupo de refugiados que se dieron cuenta de que podían meterse en las pantallas de televisión para hacerle conocer al mundo y, evadiendo la censura imperante, a la propia población argentina lo que aquí estaba ocurriendo”.
That is the question
La Copa América ¿se juega o no se juega? ¿Toda en Argentina? Esa es la cuestión que, aunque menor al lado de otros temas, también taladra la cabeza de las máximas autoridades del país.
Mucho llamó la atención que se suspenda la definición del torneo local pero se permitan cotejos de Libertadores y Sudamericana, con viajes, ingreso de extranjeros y movidas de mayor impacto contra la pandemia.
La verdad, es que no se animó a tanto. La cosa estuvo en alto debate pero se frenó por la señal negativa que una suspensión podía tener para la inminente realización de de la Copa América, que debería arrancar el 13 de junio. Se dice que aunque Alberto Fernández salió a confirmar el certamen de selecciones, incluso absorbiendo toda la organización, en el fondo teme que deba extender el actual confinamiento debido al desmadre pandémico.
Como si nada pasara, la Conmebol inspecciona estadios para reemplazar a las sedes colombianas, sumándose a las designadas desde el inicio (el Monumental, el Kempes cordobés, el Malvinas mendocino, y el Único de Santiago del Estero). Los escenarios agregados serían la Bombonera, el de Vélez, el Libertadores de Independiente, el Bicentenario de San Juan, y, en La Plata, el Uno pincha, que desplazaría al Ciudad de La Plata por razones de iluminación y conectividad.
Todos juegan algún juego. Unos dudan, otros presionan. Desde el ministerio de Salud bonaerense consideran que la cuarentena debería seguir y la Copa América patearse para mejor ocasión.
Apuntan a lo mismo que intentó el presidente de Colombia, Iván Duque, que pataleó porque le quitaron la sede a su país, y propuso noviembre como mejor mes, soñando con frenar antes el bolonqui social que él mismo generó. La Conmebol lo sacó corriendo y siguió con lo suyo, como si nada pasara.
¿Terminará pasando? Con contagios crecientes, ¿el país recibirá a las 9 delegaciones? ¿Se jugará?