Redacción Canal Abierto | El 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. La fecha fue instaurada en conmemoración de las hermanas Mirabal, asesinadas en República Dominicana por el régimen de Rafael Trujillo, en 1960.
A más de sesenta años, sigue preocupando que la cantidad de femicidios vaya en ascenso y no haya una posible baja en el horizonte cercano. La problemática no distingue raza ni credo. Para entenderlo mejor, en cifras se traduce a 115 mujeres muertas por violencia machista al año en Reino Unido; 203 en once meses en Argentina; y más de 3.700 en un año en México.
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El movimiento feminista en Argentina, especialmente desde 2015 hasta acá, logró entre muchas otras cosas, la posibilidad de contar con un organismo estatal como el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidades.
Esta herramienta nacida de esta lucha, cuenta con dispositivos de asistencia, contención y acompañamiento a víctimas de violencia como lo es la Línea 144. En diálogo con Canal Abierto, Martha Linares, directora nacional de Asistencia Integral a las Víctimas de Violencia por Razones de Género, desglosó las diferentes etapas que recorre cada comunicación a la Línea, y los distintos programas destinados a acompañar a las víctimas.
¿Cómo funciona la Línea 144?
-La Línea 144 es un dispositivo que para nosotras es importante visibilizar en el marco de estas fechas porque permite poder brindar asistencia, contención y asesoramiento los 365 días del año, las 24 horas del día a cargo de un equipo interdisciplinario.
A su vez, en el marco del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) a nivel federal se lanzó el WhatsApp, que es una línea de comunicación de mensajería instantánea. Quien contesta no es un robot, sino que les responde el mismo equipo de trabajadores y trabajadoras de la Línea 144, que va a acompañar y construir una propuesta en función de lo que esa persona nos exprese.
Es importante que sepan que es una línea confidencial con la que se pueden comunicar. El eslogan de la Línea es #Estamos, que de alguna manera simboliza este cambio de paradigma a partir de la implementación del Plan Nacional Contra las Violencias que propone un Estado presente y no colocar la responsabilidad de salida de estas situaciones en las personas que la viven. Estamos a disposición para que se puedan comunicar, y a su vez tenemos un mail linea144@mingeneros.gob.ar donde también van a encontrar una respuesta institucional de estos equipos interdisciplinarios para que puedan recibir una atención personalizada.
Esto último es clave para lograr un mejor resultado, ¿no?
-Exacto. No todas las personas están en la misma situación ni todas las situaciones repercuten en las personas de la misma manera. La evaluación de riesgo para nosotras es muy importante porque no van a ser las mismas condiciones de una persona que se comunica con la Línea desde un paraje y que tiene señal para mandar un whatsapp y su próximo vecino o vecina está a muchos kilómetros que una persona que está en un gran centro urbano y que quizás tiene condiciones simbólicas como para poder hacer un recorrido institucional propio, radicar una denuncia, que no necesita tener más que algunas especificaciones técnicas de cómo realizar la denuncia, la importancia de hacerlo acompañada.
La idea es siempre pensar que no todas las personas son iguales, que hay una singularidad en ese proceso, y que la idea es construir la mejor estrategia para cada una. No siempre la denuncia va a ser el mejor camino, y a su vez hay que contar que los organismos locales son los más importantes a la hora de comprometerse en esas dinámicas porque pueden desarrollar una estrategia en territorio.
¿Qué pasó durante la cuarentena? ¿Hubo aumento de llamadas, teniendo en cuenta que la situación habilitaba a una convivencia más alargada con los violentos?
-En el marco del ASPO hay un aumento en relación al año anterior de un 28% de comunicaciones a la Línea, pero es muy importante saber que hay que analizar esos números en relación también a otras variables que tienen que ver con una campaña masiva de difusión de la Línea 144, la incorporación de más de 50 trabajadores y trabajadoras, y la línea de comunicación del WhatsApp que permitió tener un mayor contacto y capacidad de asistencia.
Para nosotras no es una mala noticia que aumenten las comunicaciones a la Línea porque tiene que ver con poder ver que en esos números crece la confianza de las personas en situación de violencia hacia una propuesta de política pública. Esto no quiere decir que las situaciones antes no existieran si no que hoy, cuando aumentan las comunicaciones, hay que poder leerlo también en clave de confianza hacia esta propuesta. Al mismo tiempo, si una provincia tiene menos llamados no quiere decir que en ese lugar haya menos situaciones de violencia. Siempre hay que mirar los números en relación a la cantidad de población que tiene cada provincia.
En el caso de ser necesario, ¿existen hogares o refugios para las víctimas de violencia machista a cargo del MMGyD?
-Lo que hay es una red federal de hogares municipales, provinciales, de organizaciones civiles, o dispositivos de medio camino. A su vez, hay un trabajo con los dispositivos de protección que son llevados adelante por organizaciones sociales en los territorios. Hay un programa de fortalecimiento que acompaña este trabajo a través de la Dirección Nacional de Protección.
Sobre esto, para mí también es importante romper con la idea de que las personas quieren ir a un hogar de protección. Llegar a un hogar es la última alternativa que se va a proponer porque siempre se va a priorizar que mantenga su círculo humano de proximidad y de contención. Quizás es mejor pensar en la importancia de construir redes de acompañamiento en los territorios, la implementación del Programa Acompañar, que es un programa de transferencia de recursos de manera directa a la persona en situación de violencia, un salario mínimo vital y móvil durante seis meses para que esa persona pueda reorganizar su circuito de vida y pueda lograr esa independencia económica o por lo menos ayudarla en esa posibilidad. Ninguna mujer desea pasar por un hogar de protección, si no que lo que intenta es romper con una situación de violencia, y el Estado tiene que poder ofrecer una infinidad de estrategias posibles construidas en conjunto con esa persona y poder acompañarla.
Hoy tenemos más de 90.000 personas trabajando en el Programa Acompañar y eso implica justamente acompañar desde el Estado una situación que ayude a sortear y romper ese vínculo violento.
¿Y qué pasa en casos como los de las mujeres de Guernica, o las de la Villa 31 que no tenían un círculo de contención ni un hogar al cual volver, justamente por el combo de la falta de recursos y las situaciones de violencia a las que estaban expuestas?
-En Guernica estuvo acompañando el Ministerio de Mujeres de Provincia de Buenos Aires. En relación a lo que sucedió en la Ciudad de Buenos Aires también acompañamos desde el MMGyD. Para nosotras es una deuda pendiente pensar que todos los espacios con los cuales venimos trabajando que implementan políticas públicas tengan perspectiva de género. Eso significa que a la hora de pensar un plan federal de vivienda, por ejemplo, se puedan tener en cuenta esos procesos. También es importante avanzar y fortalecer las respuestas del Estado frente a estas situaciones.