Por Néstor Espósito | Una de las víctimas menos conocidas del supuesto espionaje ilegal y las presiones al Poder Judicial durante el gobierno de Cambiemos es el suspendido juez de Avellaneda Luis Carzoglio. Públicamente, y ahora también en sede judicial, describió cómo dos agentes jerárquicos de la AFI le pidieron, invocando al entonces presidente Mauricio Macri, el 31 de agosto de 2018, que ordenara la detención del sindicalista del gremio Camioneros, Pablo Moyano.
“El 31 de agosto vienen, entran a mi juzgado, a mi despacho, De Stefano con Fernando Di Pascuale, se identificaron como Jefe de Legales de la AFI De Stefano y Di Pascuale se identificó como encargado de la parte de finanzas de la AFI. Entonces bueno, apenas comenzamos la conversación me dicen: ‘Dr., lo venimos a ver por órdenes del presidente Macri, que necesita detenerlo a Pablo Moyano’. Les digo: ‘Miren, en principio yo la causa no la tengo, la tiene el Dr. Vitale. Hay rumores de que la van a mandar para acá, como debería haber sido siempre, pero bueno, esa es una observación mía, cuando tenga la causa yo voy a ver qué elementos tengo en la causa, qué es lo que me pide el fiscal actuante y, en función de eso, yo voy a resolver’. Di Pascuale me dice “Dr., estamos obsesionados con la detención de Moyano. Usted, me dice qué quiere’”.
De Stéfano era el jefe de Jurídicos de la AFI; Di Pasquale, director operacional de Análisis.
Carzoglio declaró eso, textualmente, el 28 de marzo pasado, por videoconferencia, ante el juez federal Marcelo Martínez de Giorgi y el fiscal Franco Picardi. También estuvieron en esa audiencia virtual los abogados querellantes en las causas por espionaje ilegal Rafael Resnick Brenner, Jorge Chueco y Carla Ocampo, y los defensores de Adriana Ayuso, Andrés Coronato Seijas, Ezequiel Aizenberg, Jorge Sourigues, Federico Schemeigel y Fernando Sicilia.
Carzoglio era un tranquilo juez, casi de pueblo, hasta que aterrizó en su despacho la causa por presunta administración fraudulenta de Hugo y Pablo Moyano como dirigentes de Independiente. Su decisión de rechazar el pedido del fiscal Sebastián Scalera para la detención en principio de los dos Moyano y luego, sólo de Pablo, interrumpió el apacible tránsito hacia una jubilación merecida y con honores. Carzoglio es un buen hombre; en Avellaneda, además, es muy querido por esa característica simplona de quienes van por la vida sin muertos en el armario. Mensualmente organiza reuniones con vecinos en distintos barrios explicando su situación y dando charlas sobre temas generales que hacen a su conocimiento.
Con una excusa pueril fue suspendido del cargo y hace casi cuatro años que espera que se defina su situación. Si hubiera encarcelado a Moyano seguramente hoy estaría cobrando su salario completo (y no un porcentaje) y tal vez se estaría asoleando en un paraje paradisíaco.
“Estamos obsesionados con la detención de Moyano. Usted, me dice qué quiere”, escuchó Carzoglio de boca de uno de los espías que lo visitaron.
Al juez le habían transmitido un mensaje: Macri quería hablar con él. Y él, que se confiesa un hombre “preocupado por la situación del país”, quería transmitirle al entonces presidente “que él solo con este país no puede”.
“Acá habían venido por una charla con el presidente Macri, yo lo que quiero es, reitero, ojalá tenga una oportunidad de hablar con el presidente para transmitirle lo que yo pienso del país”, relató Carzoglio que respondió a los espías.
“Sí bueno eso lo vamos a…, eso no hay ningún problema, eso lo vamos a solucionar después, pero primero necesitamos la detención de Pablo Moyano”, recibió como respuesta, según declaró ante Martínez de Giorgi bajo juramento de decir la verdad.
“Cuando llegue el expediente yo en función de los elementos que tenga, que tengamos, yo voy a resolver y en función de todo eso, como acostumbro”, ratificó el juez. La respuesta, una vez más, fue: “Bueno, pero ¿Usted que quiere?”.
El mismo día que Carzoglio resolvió que no había razones para detener a Pablo Moyano, sus colegas le hicieron un desaire y masivamente estuvieron ausentes de un acto para celebrar el décimo aniversario del Polo Judicial de Avellaneda. Jueces y fiscales no fueron, pero según se desprende de una fotografía captada por el diario local La Ciudad, sí estuvo disimulado entre el público, otro espía al que el juez nunca conoció personalmente. Es una de las reglas básicas del espionaje.
En la última de las charlas de Carzoglio con vecinos, el 16 de marzo pasado, en el céntrico salón de Avellaneda llamado Puerta de hierro, “al terminar la charla, cuando estaba reunido con 7 u 8 personas que habían asistido a la charla, se pone al lado mío un señor de mediana edad con gorrita y una remera color arena”.
“Me dice: ‘Doctor lo vengo a felicitar, la verdad que muy linda la charla. Lo único que le puedo agregar es lo siguiente: ¿Doctor usted sabía que lo estuvieron siguiendo dos espías de la AFI?’. Le digo que no y me dice: ‘Estos dos espías de la AFI de apellido Matta y Flores estuvieron presentes en el acto que usted hizo en el polo judicial. Ellos lo venían siguiendo con un coche Volkswagen Polo, color negro y estaban destinados a seguirlo”.
La foto del diario La Ciudad muestra a una persona cuyo porte y rasgos coinciden con Guillermo Matta, un ex agente de la AFI, que estuvo detenido cuando estalló el escándalo por el espionaje ilegal masivo que abarcó desde Cristina Fernández y el Instituto Patria hasta Horacio Rodríguez Larreta y Diego Santilli. De la comparación de aquella foto de prontuario y la del periódico local surgió la similitud. “Respecto de Matta podemos dar la certeza de que estaba ahí en el salón”.
Un animal con hocico, cuatro patas, cola y pelos puede ser un perro, pero también un lobo. Al declarar ante la Comisión Bicameral de Inteligencia, Guillermo Matta dijo que el de la foto no es él. “Sí, la vi. Pero no soy yo la persona de la foto”.
El diputado Leopoldo Moreau, presidente de la Bicameral, repreguntó: “Usted niega que sea la persona de la foto. Usted está con un redondelito ahí…”.
“Si me la pueden exhibir, sería bárbaro. Pero desde ya le digo que no, yo no soy esa persona”, ratificó Matta.
También forma parte del manual básico del espía negar siempre la condición de tal.
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