Redacción Canal Abierto | “Enviamos el proyecto de ley de Renta Inesperada al Congreso de la Nación. Una iniciativa que busca reducir las injusticias distributivas que el impacto de la guerra en Ucrania sobre los precios genera en nuestra sociedad”. Con ese tuit, el titular del Palacio de Hacienda, Martín Guzmán, anunció el impulso de la medida que prevé una sobre-alícuota del 15% del Impuesto a las Ganancias a las empresas con dividendos superiores a los 1.000 millones de pesos. Proyecto que pocos días después y, sin haber empezado a discutirse, ya había despertado adhesiones y críticas.
Sin embargo, la idea se emplaza en un contexto mundial donde distintos países vienen tomando iniciativas similares, dada la forma inequitativa en la que se distribuyeron los ingresos durante los últimos dos años y la profundización de las desigualdades.
Impuesto de guerra
El 25 de marzo, Qu Dongyu, el director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) alertó que tras la crisis por la pandemia de COVID-19, agravada por la guerra en Ucrania “debemos aumentar la eficiencia de nuestro consumo (…) mediante redes de seguridad eficaces y programas de protección social bien orientados que garanticen el acceso a los alimentos, especialmente para las personas más vulnerables”.
En el mismo sentido, y en el marco del Foro Económico de Davos, la ONG Oxfam advirtió sobre la desigualdad “sin precedentes” que se registra a nivel mundial, al mismo tiempo que se disparó la riqueza de los milmillonarios por los beneficios extraordinarios que tuvieron, sobre todo, las grandes empresas de los sectores farmacéutico, energético, tecnológico y alimentario.
Para terminar con esta desigualdad, la organización propone generar un impuesto temporal del 90% a estos beneficios extraordinarios de las grandes corporaciones lo que, estima, hubiera recaudado más de 100 mil millones de dólares sólo en 2020.
Enviamos el proyecto de ley de Renta Inesperada al Congreso de la Nación. Una iniciativa que busca reducir las injusticias distributivas que el impacto de la guerra en Ucrania sobre los precios genera en nuestra sociedad.
— Martín Guzmán (@Martin_M_Guzman) June 8, 2022
Lo mismo opinan expertos de distintas partes del mundo. “Es inadmisible que algunas corporaciones se beneficien. La mayoría está perdiendo por la pandemia y todos nosotros, los contribuyentes, estamos gastando dinero para ayudar a la gente que más lo necesita. Es hora de revivir el impuesto a las ganancias extraordinarias en tiempos de guerra para evitar el enriquecimiento oportunista”, sostuvo Reuven Avi-Yonah, profesor de Derecho y director del Programa Internacional de Impuestos de la Universidad de Michigan, en declaraciones a la BBC Mundo, en referencia al gravamen que se aplicó durante la Primera y Segunda Guerra Mundial.
Por su parte, el experto en fiscalidad justa y miembro de ATTAC y Plataforma Justicia Fiscal, Ricardo García Zaldívar, aseguró en declaraciones a El Salto: “Estamos en una situación de emergencia que va a requerir importantísimos recursos financieros públicos para dar protección social a millones de afectados y para remodelar un tejido productivo. La tentación de la deuda pública está ahí, porque el sistema altamente financiero en el que estamos empuja a ello, pero es totalmente desaconsejable, por lo tanto queda el recurso de reforzar los ingresos”.
En todo el mundo
La propia Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, afirmó en abril pasado: “La mayoría de las economías emergentes y en desarrollo están lidiando no sólo con las secuelas económicas de la guerra, sino también con las cicatrices que ha dejado la crisis provocada por la pandemia (…). Para hacer frente a estos retos, los países deberían estar preparados para recurrir a todas las herramientas de las que disponen”.
Ya al comienzo de la pandemia, el organismo internacional de crédito había recomendado un “aumento de las alícuotas para los tramos más altos de impuesto a las ganancias y bienes personales”.
En línea con estas recomendaciones, en España hace un año que se viene discutiendo cómo intervenir en estos beneficios extraordinarios. En Italia, las rentas inesperadas fueron gravadas con el 10% en abril y recientemente el Gobierno subió la alícuota al 25%. Algo parecido ocurre en el Reino Unido y también se está discutiendo en Bélgica y Suiza. En Rusia, ya desde 2020 se aplica un impuesto del 15% a los dividendos en las cuentas extranjeras y uno del 13% a los depósitos bancarios de más de 13.000 dólares.
El miércoles pasado, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, reprendió en una carta a las siete grandes petroleras del país por la suba de los precios de los combustibles, a cuyos márgenes de ganancia calificó de “inaceptables”. También advirtió que tomaría medidas de emergencia que no especificó, aunque el aviso coincide con un proyecto de Ron Wyden, presidente de la Comisión de Finanzas del Senado, que pretende crear un impuesto del 21% sobre los “beneficios excesivos” de las petroleras y empresas de gas con más de 1.000 millones de dólares de ingresos anuales.
Ilustración: Marcelo Spotti