Por Néstor Espósito | La defensa pública que realizó la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, en el contexto de la Causa Vialidad, mostró una de las jugadas más audaces no ya para su defensa sino para mostrarle al Poder Judicial cuán pusilánime es a la hora de investigar al poder real.
El fiscal que juega al fútbol en la quinta privada del ex presidente Mauricio Macri reprochó a la ex presidenta, entre otras lindezas, que mantenía reuniones con el empresario Enrique Eskenazi en la quinta presidencial de Olivos. Lo hizo como una forma de demostrar esa suerte de “capitalismo de amigos” que, según su versión de la historia reciente, fue el pedestal sobre el que se asentó la asociación ilícita con Lázaro Báez para la adjudicación de obra pública en Santa Cruz.
Cristina Fernández de Kirchner le levantó la apuesta. Le recordó que también el hombre fuerte del Grupo Clarín, Héctor Magnetto, visitaba Olivos durante la presidencia de su difunto marido, Néstor Kirchner. Y le sugirió que de esas visitas salió la firma, poco antes de entregarle el gobierno a ella misma, en 2007, de la fusión entre Multicanal y Cablevisión, lo que le dio al Grupo la posición dominante en el mercado de la tv de pago.
¿Cristina entregó a Néstor? La historia parece mucho más compleja.
Hubo dos mujeres que se le pararon de manos a Néstor Kirchner con aquella fusión. Una fue la entonces fiscal ante la Cámara en lo Comercial Alejandra Gils Carbó, quien luego –durante el gobierno de Cristina Kirchner- fue propuesta como procuradora general de la Nación. La otra mujer que se opuso a aquello fue la propia Cristina. Ello le valió acaso una de las discusiones políticas más ásperas con su marido.
También te puede interesar: Causa Vialidad: jueces y parte
Desde entonces, Magnetto y Cristina se odian mutuamente. A Gils Carbó la empujaron fuera de la Procuración (y estuvieron cerca de meterla presa) y a Cristina la llevaron a pasear por los tribunales y la colocaron ahora en la antesala de una condena como jefa de una asociación ilícita. Parece un oxímoron; tal vez lo sea.
Pero la invocación de Magnetto en ese contexto no fue un acto de revisionismo histórico con cierta dosis de autocrítica sino un desafío. Después de enumerar las relaciones que el poder real (el que maneja y desmaneja la economía argentina, condena a la pobreza a miles de personas en un segundo y multiplica las riquezas de unos pocos en menos tiempo aún) sostiene con los gobiernos, la vicepresidenta le espetó en la cara a los fiscales que braman “es corrupción o justicia” que ellos no investigan la corrupción cuando proviene de ese poder real. Tanto es así, que por no investigar si “hubo algún acuerdo entre Kirchner y Magnetto” para la fusión, se perdieron la oportunidad de ir por Kirchner para proteger a Magnetto.
Todo no se puede.
Menos audaz pero igual de desafiante, la vicepresidenta desnudó a otro de los propios: el ex secretario de Obras Públicas José Francisco López, a quien –al igual que los fiscales- lo describió como “el que revoleaba los bolsos con los nueve millones de dólares”.
“Si había un caso para investigar la corrupción era este de José López revoleando los bolsos. ¿Ustedes vieron que (Nicolás, el ‘hermano de la vida’ del ex presidente Mauricio Macri) Caputo haya sido citado a indagatoria?”.
Caputo tenía 109 comunicaciones con López, a quien le preguntaba por la familia, acordaba cenas sociales, saludaba por Navidad o fin de año y, por supuesto, le reclamaba por pagos de obra pública que realizaba su constructora. Esas 109 comunicaciones estaban en el mismo informe del celular de López que los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola exhibieron durante su alegato para “demostrar” la connivencia con Báez como “prueba irrefutable” de la asociación ilícita.
“¿Nadie investigó esto? Sí, se investigó, se mandó un oficio a Estados Unidos y la Reserva Federal informó que un fajo encontrado a López había sido enviado al banco Finansur, a un señor (Jorge) Sánchez Córdova, que integraba la comisión directiva con Macri y Angelici –yo no entiendo mucho de fútbol- en Boca. Pararon de investigar porque aparecieron ellos. El fiscal Luciani dice que donde aprieta sale pus; es cierto, aparece el pus de ustedes, los macristas. No siguieron investigando porque no les convenía. Eran ellos los dueños de estos nueve millones que le habían pagado al secretario de Obras Públicas”.
En el inconsciente colectivo, los dólares de los bolsos de López son de corrupción kirchnerista. López fue condenado por enriquecimiento ilícito y está a punto de cumplir esa condena. El origen del dinero nunca se investigó. Lo que sostuvo la ex presidenta puede ser un argumento falso que forma parte de su estrategia de defensa. Pero también puede ser cierto. Y en ese caso, la historia real es diferente a la aceptada y percibida como cierta.
Los funcionarios del Poder Judicial, resumió Cristina Kirchner, “protegen a los que verdaderamente roban en el país”.
Valga la sabiduría y la tradición infantil: “chocolate por la noticia”.