Redacción Canal Abierto | “Estoy buscando cómo poder tramitar esta idea de que el Ejército me vomitó después de que sea la propaganda la que me tragara”. Así comienza el relato de Elad Abraham en su ensayo audiovisual “Subir, bajar, subir”, quien fue educado en el sionismo y migró a Israel en la crisis económica de Argentina en el 2001. En este viaje se encuentra ante dilemas éticos trascendentales luego de ser expulsado del ejército, y reflexiona profundamente sobre su identidad judía y su condición de ser humano y ético ante el genocidio palestino.
“Cuando me (des)echaron del ejército Israelí, comenzó mi segundo exilio. Lo que algunos llaman locura, yo lo llamé libertad. Me había tragado la propaganda y me vomitó el sistema, y desde afuera empecé a ver otras verdades que estaban ocultas. ‘Bajar, Subir, Bajar’ es un ensayo autorreferencial donde cuento el entramado del discurso sionista que me educó, su exorcismo, y lo que pude hacer de eso”, dice el director.
Como parte de su proceso, señala su infancia y adolescencia en Argentina. “Cuando uno se cría en la educación pública argentina lo hace con valores que son antimilitaristas, más pensando en la post dictadura donde había una reivindicación de memoria, verdad y justicia. Entonces entraron en colisión las dos ideologías. A raíz de eso yo entro en un conflicto interno muy grande, un depresión, y me terminan expulsando del ejército. Yo empiezo a replantearme mi educación y empiezo a investigar. Vuelvo a Argentina y comienzo a estudiar cine. Tenía en mi cabeza esta idea de transpolar de alguna manera estas experiencias”, apunta Abraham.
El ensayo recorre también la explicación de por qué el sionismo y la ética no son compatibles. En ese sentido, el director destaca: “Al haber sido educado en el sionismo, tuve las herramientas para discutir, para pensar cómo funciona esta gran maquinaria bélica y comunicacional. Si bien es un ensayo en primera persona, también lo que hago es analizar ese complejo industrial que es el ejército israelí. Lo llevo a un plano personal porque cuando uno lo toma y lo analiza fríamente desde afuera se comete el error de tomar eso como una verdad, y yo pienso que la verdad está bastante devaluada”.
Al mismo tiempo, subraya: “La película no critica al judaísmo en lo más mínimo. Yo lo que digo es que el sionismo se apropia del judaísmo y trata de homologarlos como conceptos idénticos cuando no lo son. El judaísmo es una religión y el sionismo es una doctrina nacionalista. Lo que la película busca es generar conciencia sobre los mecanismos de propaganda y manipulación mediática que hace el Estado de Israel, que no tiene que ver con el judaísmo explícitamente. Es bastante finita la línea”.
En cuanto al nombre del audiovisual y el porqué de su elección, Elad Abraham explica: “En el hebreo, cuando una persona se va de Israel se dice aliá, que quiere decir subida. Es una figura retorica religiosa, después adaptada por el Estado nacional judío para hablar de los migrantes judíos hacia Israel. Como yo nací en Israel y me fui -cuando uno se va se dice ieridá o bajada- entonces Bajar, subir, bajar es el proceso que yo hice: Me fui de Israel, volví, y después de ver las cosas como eran me volví a ir”.
En cuanto al material producido, sostiene: “El público se va a encontrar con algunas líneas argumentales bien estructuradas en donde se puede seguir una línea de pensamiento muy clara. También hay muchos elementos y recursos narrativos que trabajan por canales de intuición, porque creo que no hay que dar todo masticado, porque creo que debe haber lugar para la reflexión. Cuando uno da todo masticado no le permite al espectador que presente sus propias preguntas”.
El estreno será el jueves 23 de febrero a las 20 en el Cine Gaumont, y se proyectará durante toda una semana.
FICHA TÉCNICA:
Guion y dirección: Elad Abraham
Producción General: Elad Abraham, Ariadna Solís, Ana Taleb
Producción ejecutiva: Ana Taleb
Dirección de Producción: Pamela Carlino
Fotografía y Cámara: Lautaro Isem
Postproducción de Sonido: Santiago Zecca (ASA)
Montaje: Alejandro Coscarelli, Elad Abraham
Música: Nicolás Aiziczon