Canal Abierto Radio | La reforma jubilatoria sancionada por Emmanuel Macron sin debate parlamentario sigue aumentando el rechazo y alimentando las protestas que, desde hace nueve días, cada jornada son más multitudinarias.
Ayer los sindicatos informaron que se movilizaron 3,5 millones de personas en las más de 300 marchas realizadas en todo el país. El ministerio de Interior estimó en poco más de un millón esa cifra, lo que de todas maneras implica un record similar al de la imponente movilización del 7 de marzo.
Los manifestantes bloquearon estaciones de tren y colectivo, autopistas y refinerías. Las encuestas hablan de un 80% de desaprobación general a la medida que el presidente pretende hacer entrar en vigencia en septiembre.
La huelga de los recolectores de residuos es tan potente que ya inundó de basura las calles de Paris, lo que además sirve de insumo para quemar durante las jornadas de lucha.
“Desde el martes hemos entrado en una nueva etapa de la movilización porque cada noche hay una nueva, declarada o no declarada, espontanea. Ya llevamos como una semana, por ejemplo hoy la policía quería parar una manifestación y se encontró con diez manifestaciones salvajes”, cuenta desde París Arthur Brault Moreau, periodista y secretario del sindicato Solidaires, en comunicación con Canal Abierto Radio.
“Hicimos todo lo que se puede hacer en el marco de la ley –explica el activista-, huelgas, manifestaciones, la izquierda en el parlamento luchaba también, y el gobierno decidió sancionar la reforma con un artículo de la constitución que hace que pueda aprobar una ley sin la aprobación del parlamento”
El paro total de sectores como la energía y el combustible amenaza con detenr la economía del país. “Ha habido una intersindical, una unión de absolutamente todos los sindicatos que hace 8 años no se daba”, cuenta Moreau, y amplía: “El gobierno está contratando empresas privadas para llevar la basura, pero incluso las empresas privadas están en huelga, y luego en las ciudades hay también sectores estudiantiles, los movimientos sociales, las escuelas secundarias, las universidades. Lo que pasa es que hay una represión muy fuerte contra los estudiantes, la policía les carga y los lleva a la comisaria y sobre todo cuando intentan tomar la escuela les lanzan gases lacrimógenos y les pegan”.
En los últimos días las movilizaciones se ampliaron a las zonas rurales y pequeños pueblos. “Se escuchó en la radio que había más manifestantes que habitantes”, subraya el dirigente.
Sobre el impacto de las protestas, Arthur Moreau describe: “Con los chalecos amarillos hemos tomado la costumbre de hacer las manifestaciones en los lugares ricos y turísticos, por lo general se hacían sobre el este de París y ahora también se realizan sobre la zona oeste y al sur, que son los barrios más poderosos”.
“Macron se está comportando con un líder absolutista. No veo como esto pueda acabar bien para Macron, no tiene legitimidad frente a su propio partido, frente a la derecha, porque tenía que pasar la medida con el apoyo de la derecha pero no lo apoyaron; no tiene legitimidad frente al resto del parlamento ni a la población en general: incluso gente de derecha está viendo que va demasiado lejos. No sé muy bien donde vamos a llegar”
“Macron es esto también, el dice que no es de izquierda ni de derecha y en parte tiene razón, no viene del Partido Socialista ni del Partido Republicano, sino que viene del mundo de los bancos, era banquero, viene de un mundo en el que hay gente que se vuelve loca de pensar que sería posible aprovecharse y explotar a la gente por dos años más”, concluyó el comunicador.
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Foto: AFP