Por Néstor Espósito | Patricia Bullrich se despegó del escándalo generado por las declaraciones de Ivana Bohdziewicz, la ex secretaria del diputado Gerardo Milman, que reconoció que un experto borró su celular en las oficinas de la titular del PRO y precandidata presidencial. Explicó que ella no estuvo ese día –presuntamente el 10 de noviembre de 2022- en ese lugar y no tiene “ni la menor idea” de lo que pasó. Pero sí sabe que es un “invento” del Kirchnerismo para disimular el mal gobierno actual.
Pero la pretensa ajenidad de Bullrich respecto de aquella situación choca con un tramo poco difundido de la declaración de Bohdziewicz. Preocupada porque se habían filtrado algunos mensajes y otros contenidos de su teléfono, su ahora ex compañera en la oficina de Milman, Carolina Gómez Mónaco, la inquietó aún más. “Carolina me manda la nota y me dice ‘estoy hablando con el abogado de Patricia para que vayas a hablar con él a ver si te dan pelota’, porque estaban saliendo mensajes míos. Me recomiendan hablar con Julián Curi, un abogado, me dicen que vaya a Uruguay 705, 5° D”. Curi es el abogado de Patricia Bullrich, tal como lo prueban las fotos que acompañan a este artículo, que corresponden a la indagatoria que le tomó el juez federal Sebastián Ramos (el amigo del ex ministro de Justicia y Seguridad porteño Marcelo D’Alessandro) por la filtración de las fotos en pijama del ex vicepresidente Amado Boudou el día de su detención.
“El 29 de marzo fui a verlo, y cuando voy ahí, preocupada por mi situación económica, porque por esto se me hacía difícil conseguir trabajo, y él me dijo que estaba a disposición por si pasaba algo, que lo mediático era cuestión de tiempo, que me quedara tranquila”. El abogado de Bullrich asesoró, por intermediación de la otra secretaria de Milman, a la colaboradora despedida, desocupada y preocupada por supuestas filtraciones de su teléfono.
Bohdziewicz pareció intuir que algo no andaba bien: “Desde ese momento no hablé con nadie más, ni con Carolina, ni con el abogado ni con nadie”.
Milman había prescindido de sus servicios el 2 de enero de este año, cuando la joven se encontraba de vacaciones. En rigor, había concretado con ella lo que ya le había anticipado meses atrás. ¿Cuándo? En el contexto del intento de magnicidio contra Cristina Fernández de Kirchner.
Un testigo afirmó haber escuchado dos días antes del ataque a la vicepresidenta que Milman le decía a sus secretarias: “Cuando la maten, yo estoy camino a la costa”. Efectivamente, hubo un viaje a Pinamar por esos días. Y Milman, según lo describe su ex colaboradora, estaba inexplicablemente tenso y nervioso.
“Él nos había despedido a todas las del grupo de asesoras de él, diciendo que éramos todas unas inútiles, el clima estaba difícil de cara al viaje a Pinamar. Se lo veía molesto. Todos los videos que se hicieron virales, en los que estamos entrando a Casablanca, yo estoy con la cabeza hacia abajo porque el clima estaba tenso”.
Pueden haber sido miles de razones las que tuvieran tenso a Milman. Seguramente que fueran días previos al intento de magnicidio, que él de alguna manera había pronosticado en un proyecto de declaración y sobre el que un testigo asegura haberle oído una referencia concreta en el restaurante Casablanca, debe ser una mera casualidad.
¿Qué tenía de relevante ese viaje a Pinamar? Sólo parecía una actividad política, de militancia, acaso enmarcada en la construcción de la candidatura presidencial de Patricia Bullrich. Sin embargo, era el tema central de la reunión en Casablanca, según relató Bohdziewicz.
“Allí estaba reunida Carolina Gómez Monaco con Gerardo Milman, y yo me acerqué al lugar dos minutos para concretar cuestiones sobre el viaje que se estaba organizando a Pinamar, en el cual yo lo iba a acompañar y no lo terminé acompañando porque cuando volvemos al despacho, llamé al hotel que me dijo que estaba reservado y había solo una habitación”.
La declaración discurre luego en detalles conocidos sobre cómo se borró su teléfono. Pero irrumpe con fuerza todo el tiempo la figura de Carolina Gómez Mónaco, la ex Miss Argentina que –a diferencia de Bohdziewicz, continúa trabajando para Milman. Claro, cuando Milman aparece, porque quienes están en su entorno lo describen como sumido en un pozo depresivo del que le cuesta salir.
Gómez Mónaco es la fuerte del temor de Bohdziewicz. Cuando en la fiscalía le preguntaron “qué motiva su temor”, la ex colaboradora de Milman respondió: «la insistencia de Carolina Gómez Monaco tratando de comunicarse conmigo. Me da un poco de cagazo no contestarle y que se me plante en la puerta de mi casa. Yo dejé de contestarle«. ¿Por qué una incipiente amistad, acaso sólo algo más que una circunstancial relación laboral, podría causar temor en una persona?
Bohdziewicz reveló un dato sorpresivo sobre Gómez Mónaco. “Carolina tiene dos líneas, una que no está a su nombre”. Una línea de tiempo muestra que el 10 de noviembre se produjo el borrado del teléfono y el 1 de diciembre ambas fueron a declarar al juzgado de María Eugenia Capuchetti y entregaron sus teléfonos. ¿Cuáles? Bohdziewicz entregó el suyo, que había sido previamente borrado por completo. Gómez Mónaco entregó uno que había comprado justamente el 10 de noviembre, nuevo, vacío. “De hecho salimos de ahí, me fui a mi casa y ella a comprarse el celular”. Ese fue el celular que aportó a la Justicia.
¿Y el otro, el que no estaba a su nombre y nadie sabía que existía? “Respecto al otro celular que no estaba a su nombre, decidieron no hacer nada, hacer como si no existiera”.