Redacción Canal Abierto | Lanzado a la campaña presidencial, el jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, anunció que desde junio la Policía de la Ciudad comenzará a utilizar las pistolas Taser, el dispositivo que aplica descargas eléctricas sobre el cuerpo de las personas y se ha vuelto sumamente controversial.
Y es que aquello promocionado como disuasorio resultó ser rotulado como “tortura” en distintos lugares y demostró ser letal para determinadas personas.
“Las perspectivas no son buenas”, analizó Eduardo Silveyra, investigador y autor del libro La gorra. Prontuario de la Policía de la Ciudad (Editorial Ciccus), en diálogo con Canal Abierto Radio.
“Estamos en campaña electoral y hay como una pelea para ver quién es más malo, y en esa batalla Bullrich y Larreta son los abanderados —detalló—. Si uno analiza la historia, la policía jamás resolvió ningún problema de seguridad, la seguridad se soluciona con medidas políticas que no tienen que ver con armar más o menos a la policía”.
En el mismo sentido, el escritor destacó que, hace un mes atrás, Larreta hablaba de que en la Ciudad habían bajado todos los índices del delito, y un mes después salió a decir que hay una ola de inseguridad imparable. “Es sumamente paradójico”, juzgó.
Desde su libro, Silveyra explica que Eugenio Burzaco, ministro de Justicia y Seguridad, amigo de Mauricio Macri, y defensor de las Taser, es también presidente de la Fundación Pensar, financiada por la Fundación Atlas “que también financia a todos los partidos políticos de ultraderecha en el mundo”, entre ellos a Javier Milei y Victoria Villarruel.
“No tengo el dato preciso de quiénes son los fabricantes de las Taser, pero Israel es el mayor fabricante de armas del mundo, y entre las empresas que fabrican armas en Israel, el presidente de la más grande es Eduardo Elsztain, socio económico de Cambiemos”, aseguró Silveyra.
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