Redacción Canal Abierto | “Los niños nunca pueden ser tomados como rehenes, sin importar en qué parte del mundo. Hamás debe liberar a los niños israelíes que han sido secuestrados de sus familias. Israel debe cesar los bombardeos para que los niños palestinos y sus madres puedan salir de la Franja de Gaza a través de la frontera con Egipto. Es necesario que haya un mínimo de humanidad en la locura de la guerra”. Este es un fragmento de la carta que dirigió el presidente de Brasil Luis Inácio Lula Da Silva al secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, proponiendo un “alto el fuego humanitario” en Gaza.
Con el bombardeo de un hospital de Gaza en la noche del martes, en el que según las autoridades de la Franja han muerto al menos 500 palestinos, como escenario, el Consejo de Seguridad de la ONU debatió la resolución propuesta por Brasil, que ocupa la presidencia provisional del organismo. La misma incluía una condena a los ataques de Hamás a Israel y planteaba el “alto el fuego” para llevar ayuda a Gaza. En la reunión de este miércoles en Nueva York, con 12 votos a favor y 2 abstenciones –Reino Unido y Rusia–, el voto en contra de Estados Unidos vetó la resolución. El principal aliado de Israel garantizó de esta forma que el negocio de la guerra no se detenga. Que continúen el horror y el genocidio sobre Gaza.
“Fue un veto político, para eliminar las posibilidades de una solución negociada multilateralmente. Quieren seguir el camino de la violencia e imponerse por la fuerza. Pero no renunciaremos a un alto el fuego para salvar vidas inocentes”, sostuvo Gleisi Hoffmann, presidenta del Partido dos Trabalhadores, el partido de gobierno de Brasil.
La propuesta del gobierno Lula solicitaba la revocación de la orden impuesta por Israel a los civiles y al personal de las Naciones Unidas de evacuar todas las zonas al norte de Wadi Gaza y de reubicarse en el sur de la franja.
La resolución S/2023/773 también solicitaba pausas humanitarias para permitir el suministro de ayuda a civiles por parte de las agencias de socorro de las Naciones Unidas y sus socios, así como del Comité Internacional de la Cruz Roja y otras organizaciones, y alentaba el establecimiento de corredores humanitarios. El escrito reforzaba también la visión de una región donde dos Estados democráticos, Israel y Palestina, vivan uno al lado del otro en paz dentro de fronteras seguras y reconocidas.
Este lunes, otra resolución propuesta por Rusia había sido rechazada. En la misma se proponía el suministro de bienes y servicios esenciales a los civiles, incluyendo la electricidad, el agua, el combustible, los alimentos y los insumos médicos, de forma de garantizar que los civiles no sean privados de los medios indispensables para su supervivencia.
Poder de veto
Para que una resolución del Consejo de Seguridad sea aprobada debe obtener al menos nueve votos y no ser vetada por ninguno de los cinco miembros permanentes: Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido y Francia.
Tras la votación, Vasily Nebenzya, embajador de Rusia ante la ONU, sostuvo que el veto estadounidense es una muestra de la “hipocresía y doble rasero” de ese país, que “no ha querido encontrar una solución al problema”.
“Sus intenciones quedan claras aquí. (…) Esta es la esencia real de la política estadounidense en la región. Esperamos que tras la votación de hoy nadie se haga ilusiones sobre lo que está pasando y cuáles son sus intenciones genuinas”, declaró el delegado de Moscú.