Redacción Canal Abierto | El presidente Javier Milei debutó esta mañana exponiendo como Jefe de Estado ante el Foro Económico Mundial que reúne en Davos a los líderes de las potencias mundiales y a los popes del capitalismo global.
La intervención del primer mandatario no causó sorpresa entre sus connacionales que la siguieron por TV, ya que sus afirmaciones no distaron demasiado de las que hace en la política doméstica, que a su vez son una continuación de las que hacía cuando era un entrevistado recurrente en programas de radio y televisión.
La consabida afirmación que pone a nuestro país como primer potencia mundial a comienzos del siglo XX, la caracterización de “socialista” o “colectivista” a todos los sistemas económicos en práctica, la amenaza del avance del comunismo y la negación de problemáticas como la desigualdad social, la brecha salarial entre hombres y mujeres, y el calentamiento global fueron conocidas en vivo y en directo por los asistentes al foro.
Guido Agostinelli es economista y autor del libro Falacias libertarias. Cómo evitar caer en la estafa de moda, en el que diseccionó y refutó los postulados de esta corriente económica. En diálogo con Canal Abierto, evaluó la intervención de Milei en Davos.
“A mí me parece que sigue profundizando lo que él piensa”, sostuvo. “Uno generalmente lo que hace en la práctica, y aún más al ser Presidente, es empezar a modificar algunas cuestiones que va viendo que no funcionan, al pasar de la teoría a la práctica. En el caso de Milei, lo que hizo fue volver a tocar temas que venía planteando hace muchos años. Es como si la presidencia no lo hubiese cambiado en absolutamente nada. Pareciera que el poco más de un mes de gestión no le dio ningún tipo de aprendizaje”, describió Agostinelli.
El economista, que viene estudiando hace tiempo al personaje que llegó a la Casa Rosada, sí destacó un detalle que para él es una novedad: “En un momento hace hincapié en algo que puede sonar fuera de la realidad o gracioso. Acotó que iba a aclarar qué entendía por socialismo, para que todos lo entiendan y no lo tomen como un chiste, como una broma o como una exageración. Hace esa aclaración, que acá en Argentina no hacía, sino que directamente empezaba a explicar su teoría que no tenía ningún correlato con la realidad. Pasó a decir que el socialismo era que los medios de producción fueran del Estado, algo que también podríamos discutir. Pero más allá de eso, él da una definición anterior y dice que ahora hay una nueva definición que es un sistema que pone trabas e impuestos”.
Agostinelli evaluó que esta intervención fue “un papelón en términos internacionales, porque básicamente estaba como dando una lección y creyéndose un mesías de todas estas cuestiones, cuando justamente los países desarrollados ya experimentaron ese modelo, y entienden que la creación del Estado es justamente una consecuencia de que el mercado no funciona siempre en forma correcta”.
Y resaltó “las confusiones, muy de base” que tiene Milei. “Porque después habla de las bondades del capitalismo y de cómo el mundo progresó, supuestamente gracias a ese sistema. Ahí hace lo que en el libro llamamos falsa equivalencia. Porque si bien gran parte de lo que plantea es cierto, automáticamente pega un salto y habla como si eso fuese producto de la libre empresa. Pero en realidad, cuando uno se fija en la línea histórica, lo que hay en sobreabundancia dentro del capitalismo es intervención estatal”.
“El gráfico al que él se refiere da cuenta de una caída de la pobreza que se da precisamente entre los años 50 y los 70. Esos son justamente los años donde hay una mayor política de bienestar, lo que llamarían políticas keynesianas. Ahí hace una ensalada muy rara. Y me parece que ni él logra entender la ensalada que está haciendo, la mezcla de conceptos”, destacó.
La vergüenza de nunca haber sido
Seguramente el tópico más repetido en sus afirmaciones de dudosa veracidad sea el que sostiene que Argentina fue primera potencia mundial hasta que se alejó de las ideas de la libertad. Tras confesar cierto cansancio de tener que seguir desmintiendo una y otra vez esta idea, Agostinelli aclaró: “Esa es una mentira escandalosa. La sigue repitiendo y no puedo creer que ningún asesor se lo diga”.
Y explicó que “él toma como fuente a Madison, que era quien recopilaba datos de comienzo del siglo pasado. Pero si uno consulta esa fuente lo que va a encontrar es que Argentina no es la primera potencia mundial. Así que es mentira que en 1895 éramos primera potencia mundial. Y eso lo hablamos en términos de PBI per cápita, que es la definición que Milei usa. Entonces, bajo sus premisas, no se cumple lo que dice”.
“Por otra parte, y más importante, el estatus de potencia no se define como sostuvo Milei. Si yo pregunto ahora, en este momento, cuáles son las potencias mundiales, seguramente las respuestas sean Estados Unidos, China, Japón o Alemania. Son todos países con un PBI alto, no con un PBI per cápita alto. Entonces, nadie va a responder Luxemburgo, que es uno de los países con más alto PBI per cápita. Así que ya la concepción de potencia está errada, porque generalmente la potencia se emparenta al PBI total, no al PBI per cápita”, agregó
Sobre este punto, el investigador puso como ejemplo Irlanda, uno de los países que el Presidente propone como modelo a alcanzar. “Ahí se instalaron un montón de empresas, el PBI per cápita se hace muy grande porque hay pocos habitantes. Pero eso no quiere decir que Irlanda sea una potencia. No tiene ningún grado de influencia a nivel mundial: ni económico, ni militar, ni de ningún tipo. O sea, no es lo que podemos llamar una potencia”
Por otra parte, Agostinelli señaló que “más allá de eso, lo que llamamos potencia es algo que siempre está en disputa. Porque cualquiera podría decir que potencia es donde mejor se vive. Bueno, donde mejor se vivía a comienzos del siglo XX no era en Argentina. En esos años teníamos una expansión de enfermedades, hacinamiento, una desigualdad fenomenal. Entonces, bajo ninguna definición, ni siquiera bajo la definición de ellos mismos, Argentina era la primera potencia mundial. Por ende, esto es totalmente falso”.
El relato de la primera potencia mundial es usado por el Presidente y sus seguidores para ponerlo como contracara de la decadencia que, sostienen, vino después. Esta afirmación también es puesta en crisis por Agostinelli. “Es lo que llaman el arrastre de 80 años, que a veces usan 100 años, para atrás. Y también es mentira que Argentina estuvo mal en los indicadores económicos. Hasta el año 1974 Argentina tenía indicadores económicos muy buenos. Teníamos prácticamente pleno empleo, buenos salarios a nivel internacional, había facilidades para acceder a una vivienda y para tener una vida próspera. Lógicamente, a partir de la crisis del 75, y que se profundiza más con el golpe de 1976, tenés la caída salarial más grande de la historia argentina”, recordó.
Una nueva versión de la historia
Otro highlight de la intervención de Milei en Davos fue el que dedicó a demostrar el éxito del capitalismo a partir de un seguimiento del PBI mundial desde el año 0 hasta el siglo XIX, tras la revolución industrial.
¿Es posible hacer ese recorrido con datos fehacientes? ¿Qué información existe de la economía del año del nacimiento de Jesucristo? ¿Es compatible con la que disponemos hoy?
Sobre este punto, Agostinelli contó que “hay algunas bases de datos con eso. Pero lo primero que hay que entender con las cuentas nacionales en general, en el mundo, y es algo pasa con esta misma fuente que te cité antes del PBI per cápita de Madison, si uno lo ve en un Excel, lo que va a encontrar es que hay muchos baches”.
“Hay muchos agujeros de información -continuó explicando-, hay años de los que directamente no está al PBI per cápita. Básicamente, el trabajo que estás haciendo es prácticamente el de un historiador. Estás recopilando información de algún lado y elaborando lo que llamamos una aproximación. Pero nunca vamos a poder saber fehacientemente cuáles eran esos valores”.
“Vos tenés el Sistema de Cuentas Nacionales para la información, que en Argentina empieza a ser más fluida a partir del año 1935. De hecho, y para ser más concretos, hay alguna información que uno tiene que recopilar en la que hace empalmes en economía. Hoy en día hay información, por ejemplo la pobreza, en la que no tenés la misma medición de pobreza ahora que en los 90”, señaló.
Y prosiguió: “cuando vos tenés que medir pobreza, lo que hay que hacer es lo que en economía llamamos empalmes. Esto es que en algún momento tenés que decir que tanta pobreza de ese entonces equivale a tanta de ahora. A partir de eso construís los datos. Así que que, si es complejo ya teniendo un Sistema de Cuentas Nacionales, imaginate cuando no lo tenías”.
Agostinelli reconoció que “puede ser cierto que, previo a la experiencia capitalista, haya estado estancado el crecimiento económico. Una pauta que te podría marcar de eso es la expectativa de vida, que a partir de capitalismo empieza a aumentar considerablemente. Pero esto no quiere decir que esos datos sean verdaderos”
Por último, el escritor apuntó que “como Milei mismo dice, él es el primer presidente libertario del mundo. Entonces, ¿cómo se va a arrogar el progreso del sistema capitalista? Algo que también podríamos discutir, porque ¿a costa de qué se dio ese progreso, en términos de ambiente, marginalidad, exclusión o explotación laboral? Pero más allá de eso, lo que sí podemos decir es que si el sistema capitalista progresó, no fue gracias a las ideas de que él profesa”.