Redacción Canal Abierto | “Si no hay rectificación, el Consejo Nacional de la CGT ya tomó la decisión de hacer un paro de 24 horas antes de fin de mes”. La frase es de Héctor Daer, miembro del triunvirato de la CGT, quien cerró el acto de la movilización que colmó las inmediaciones del Ministerio de Producción estimada por los organizadores en, al menos, 400 mil personas.
Ayer, durante la histórica movilización docente, Carlos Acuña, otro de los integrantes de la conducción cegetista, les había anunciado a los manifestantes: “Quédense tranquilos, que ya está votado para antes de fin de mes”. Se refería al paro general, dos palabras que una parte de la multitud coreaba en tono de reclamo.
Pero no era para tranquilizarse, y menos después de los breves discursos que la conducción de la central obrera pronunció a las 15, una hora más temprano de lo previsto. “No estamos aquí para dilatar nuestra protesta, no estamos para hacer un diagnóstico, vamos a anunciar que va a haber medidas de fuerza hacia fines de este mes”, se envalentonó Juan Carlos Schmid, pero evitó poner una fecha.
Asimismo, remedó las máximas oficialistas de «brotes verdes» y «pobreza cero», al advertir que «por ahora no se ven las ramas» y que para eliminar la pobreza, el Gobierno dice que tardará veinte años. «Pero ha sido mucho más veloz para atender las demandas de los poderosos», afirmó el sindicalista de Dragado y Balizamiento.
A continuación, se solidarizó con los docentes, y manifestó que «hay que respetar la paritaria nacional, dotar de recursos a las escuelas, y dejar de amenazar a los sindicalistas».
Minutos más tarde, su encendido discurso quedó relativizado con el de Daer, quien se encargó de dejar claro que el paro no será si el Gobierno “rectifica el rumbo”.
Desde abajo, un sector de la masiva marcha de trabajadores nucleados en esa central obrera, en ambas CTA y en movimientos sociales hicieron sentir el descontento al grito de “¡paro general!” y «poné la fecha, la puta que te parió». Luego, comenzaron los disturbios en reclamo de una fecha y por un rato los dirigentes no pudieron bajar del palco. Cuando lo hicieron, solo pudieron avanzar rodeados de custodios para protegerse de una parte de las bases que les reprochaba la tibieza y los acusaba de «traidores» y de «no representar a nadie».
Los que sí
Cientos de miles se movilizaron hoy en rechazo a “la orientación de las políticas económicas, las suspensiones y los despidos» y «en defensa del empleo y la industria». La marcha se produjo a casi un año de la primera –en abril de 2016- que el movimiento obrero le realizó al gobierno de Cambiemos, con planteos similares y sin anunciar, entonces, medidas de fuerza. También adhirieron la mayoría de los partidos políticos -a excepción de la UCR, miembro de la alianza Cambiemos- y organizaciones empresarias del comercio y las pymes.
Estatales, portuarios, transportistas, bancarios, molineros, lecheros, pilotos, trabajadores de la televisión, gráficos bonaerenses, empleados de farmacia, industriales y docentes privados, entre otros, formaron parte de la inmensa marea que se desplazó -desde la mañana y por distintas arterias de la Capital- hasta la esquina de Moreno y Diagonal Sur, donde se encontraba el palco ocupado por los oradores, a metros del Ministerio que conduce Francisco Cabrera. Esperaban escuchar la convocatoria a un paro que no fue.
Los que no
La movilización fue masiva y convocante, pero hubo ausencias con aviso e intención. El Movimiento de Acción Sindical Argentino (MASA), que conducen el taxista Omar Viviani y el ferroviario Sergio Sasia y nuclea a casi cincuenta sindicatos, no formó parte de la jornada combativa, aunque adhirieron a través de un comunicado. «Las organizaciones sindicales que integran nuestro movimiento han resuelto no adherir a la movilización convocada para el día 7 de marzo pero sí realizar un cese de actividades en la industria de cuatro horas por turno en los lugares de trabajo avalando el reclamo de los gremios», enfatizó el MASA a través de una solicitada publicada ayer en varios matutinos. Entre los gremios agrupados en este movimiento se encuentra los emblemáticos SMATA y Luz y Fuerza.
Tampoco fueron de la partida los más de setenta sindicatos que integran las 62 Organizaciones Gremiales Peronistas de Gerónimo “Momo” Venegas, quien –al igual que los referentes del MASA- impugnó el Congreso Normalizador de la CGT en Obras Sanitarias en agosto pasado alegando que se violaba el estatuto de la central. «La CGT se convirtió en los Esteche, los D’Elía, los Boudou y otras yerbas y lastres del kirchnerismo que destruyó el país, las instituciones y el propio movimiento obrero», aseguró el titular de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales (UATRE), el sindicalista más alineado a la administración de Cambiemos, que formó parte de la comitiva oficial en el reciente viaje a España.