Redacción Canal Abierto | Aaron Bushnell era un miembro en servicio activo de la Fuerza Aérea de Estados Unidos. El domingo pasado falleció tras inmolarse prendiéndose fuego frente a la embajada de Israel en Washington D.C., al tiempo que declaraba: “ya no seré cómplice del genocidio”.
El joven aviador de 25 años oriundo de San Antonio, Texas, cerca de las 13 horas del 25 de febrero se dirigió a la embajada vistiendo su uniforme militar. Inició una transmisión en vivo de Twitch en la que declaró:
Me llamo Aaron Bushnell. Soy miembro en servicio activo de la Fuerza Aérea de Estados Unidos y ya no seré cómplice de un genocidio. Estoy a punto de participar en un acto extremo de protesta, pero en comparación con lo que la gente ha estado experimentando en Palestina a manos de sus colonizadores, este acto no es para nada extremo. Esto es lo que nuestra clase dominante ha decidido que será normal”.
Luego dejó el celular apoyado, se roció con un líquido inflamable y al grito de “Palestina libre”, se prendió fuego.
Poco antes de su muerte, Aaron publicó en Internet el siguiente mensaje: “A muchos de nosotros nos gusta preguntarnos: ‘¿Qué haría yo si estuviera vivo durante la esclavitud? ¿O en el sur de Jim Crow? ¿O durante el apartheid? ¿Qué haría si mi país estuviera cometiendo un genocidio?’ La respuesta es: lo está haciendo. Ahora mismo”.
Mientras tanto en Gaza
El genocidio del pueblo palestino gazatí continúa. Desde el 7 de octubre la cifra de palestinos muertos por la ofensiva de las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI) alcanzó las 29.954 personas, según el relevamiento del Ministerio de Salud local. Los heridos rondan los 70.000. La gran mayoría de las víctimas son mujeres y niños.
Además de las muertes producidas por los bombardeos y las armas de Tel Aviv, la población gazatí se encuentra asediada por el hambre y las enfermedades, desplazada de sus hogares, casi sin agua, cercada.
Según Naciones Unidas 2,2 millones de personas, la gran mayoría de la población, corren el riesgo de morir de hambre en la Franja de Gaza, especialmente en el norte, donde los combates y los saqueos hacen casi imposible entregar ayuda humanitaria.
Masacre de la calle Al-Rashid
En las primeras horas de este jueves se ha producido una nueva masacre en la que las tropas israelíes han asesinado a más de 100 palestinos, abriendo fuego sobre la población civil que intentaba conseguir alimentos y se amontonaban junto a los camiones de ayuda humanitaria en la calle Al-Rashid en el norte de Gaza. Otras 760 personas resultaron heridas.
Tel Aviv justificó el holocausto como una acción defensiva de sus soldados que se sintieron “amenazados” ante la muchedumbre.
Israel amenaza atacar Rafah
Casi un millón y medio de palestinos desplazados se concentra en la ciudad de Rafah, lindera a la frontera con Egipto. Hasta allí llegaron empujados desde el norte por los ataques de las FDI y la demolición de sus ciudades.
El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu ha prometido atacar este “último bastión” de Hamás. Sabemos que para la campaña de limpieza étnica de Tel Aviv, ningún palestino es inocente debido a su condición de palestino.
Tercer veto de Estados Unidos a un alto el fuego
Mientras tanto, días atrás, la embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Linda Thomas-Greenfield, votó en contra de una resolución relativa a un alto el fuego en Gaza.
El martes 20 de febrero de 2024, durante la reunión del Consejo de Seguridad en la sede de la ONU en Washington, Estados Unidos vetó una resolución que exigía un cese de fuego inmediato en la guerra entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza. Fue el tercer veto de la administración Biden a una resolución para exigir un alto al fuego. La votación fue de 13 a favor, la abstención del Reino Unido y uno en contra.
La justificación del gobierno demócrata fue que la resolución podía interferir en los intentos de lograr un acuerdo entre los beligerantes.