Redacción Canal abierto | El 6 de mayo, una Amarok con los cuerpos de cuatro personas apareció estacionada frente al Hospital Municipal de Bahía Blanca. Más tarde, de acuerdo a lo informado por medios locales, se supo que habían fallecido producto de una fuerte descarga eléctrica que recibieron cuando intentaban robar cables de cobre en una zona rural en la ruta 33, y que uno de sus compañeros los había dejado frente al centro de salud antes de darse a la fuga.
A las horas, quien sería el quinto integrante de la banda y padre de una de las víctimas fue detenido. También quedó preso un subcomisario que fue interceptado cuando intentaba sacar de adentro de la misma camioneta un handy con frecuencia policial.
El caso no fue el primero aunque es el primero que muestra cierto nivel de organización. Y aunque no hay cifras oficiales, según lo registrado por distintos medios de comunicación, los fallecidos por por intentar robar cables de alta tensión ya serían 9 en lo que va del año.
Uno de las historias que más trascendió fue la de Ezequiel Curaba, luego de que las redes sociales se llenaran de mensajes de odio. “Uno menos” se volvió tendencia en Twitter y una maestra de Ezequiel salió a repudiar a quienes celebraban la muerte del joven carrero, ocurrida en febrero en Rosario. En esa ciudad, el 21 de marzo murió por la misma causa Julio Daniel González (24). En Mendoza, en tanto, también se registraron dos casos. Finalmente, en la ciudad de Magdalena, provincia de Buenos Aires, también hubo un caso.
La relación con el choque del San Martin
La cuestión del robo de cobre reapareció la semana pasada luego de que los ferroviarios la señalaran como una de las causas del choque del San Martin en Palermo, junto con el vaciamiento presupuestario aplicado por el gobierno nacional. “El problema del robo de cables es algo que venimos denunciando hace años, pero en los últimos meses se ha agravado y no hay mantenimiento”, apuntó el señalero Ezequiel Peirano en el programa Mejor país del mundo (Radio con vos).
En declaraciones a Página 12, Omar Maturano, titular de La Fraternidad, confirmó la denuncia: “Hace 10 días que estamos trabajando así porque se roban los cables de señalamiento y no lo reparan porque dicen que no hay plata para los repuestos”, indicó.
Tal como reveló Alejandro Bercovich las autoridades de los ferrocarriles estaban informadas sobre esta situación. En efecto, el 3 de mayo, una semana antes del choque, el gerente administrativo de Trenes Argentinos, Jorge Adrián Holmberg, le advertía al Presidente de Trenes Argentinos, Luis Adrián Luque, que los trenes estaban trabajando “al límite de lo prudente” por la falta de fondos.
Ponerle el cuerpo a la crisis
Una de las razones que habrían disparado el robo de cables es el alto precio al que se compra el cobre en las reducidoras y chatarreras, donde el precio oscila entre los $6000 y $10.000 el kilo. Sin embargo, para el Padre Lorenzo “Toto” de Vedia, sacerdote en la Parroquia de los Milagros de Caacupé en la Villa 21-24 del barrio porteño de Barracas, esa explicación no es suficiente para explicar por qué chicos y adultos ponen en riesgo sus vidas para ganarse el mango.
Para él, lo que ocurre “es una muestra más de la fatalidad que produce la pobreza y la exclusión”, y en diálogo con Canal Abierto aclara que su análisis no está basado en estudios exhaustivos sino en lo que comparte todos los días con los pibes y la gente del barrio en el que trabaja hace 20 años.
“Es algo que hace tiempo que se escucha pero algo me hace pensar que este año lo escuché más que antes, también entre los chicos”, relata “Toto”. Y sobre los motivos, explica: “Nunca es lineal el accionar de los pibes que están tan excluidos, a veces puede ser que lo hagan para comprar comida, o porque necesitan guita porque le deben a otro, a veces para comprar paco”.
Y en ese sentido, agrega: “El paco es una de las caras de la exclusión, entonces el pibe que afana cobre para comprar paco u otra cosa en esa línea es antes un excluido que un chorro”.
Esto se da en el marco de una situación social que el sacerdote califica como “muy preocupante”, con muchos pibes “fuera del sistema y en situación de calle”, pero también, con “familias que no están habituadas a vivir en la calle”. “La situación social es mala y la calle te lleva a hundirte más todavía”, lamenta.
Para De Vedia ese contexto se ve agravado por el corte del suministro de alimentos a los comedores. “Es escandaloso y es perverso porque esto mismo mismo aumenta las cuestiones de las que venimos hablando”. También denunció que el Gobierno hable de “comedores truchos” cuando es el mismo Estado el que, en todo caso, es el responsable de controlar, y no “tirar números al boleo”, cuestionó.