Por Federico Chechele | Lo más probable es que en el transcurso de los días los bienes de Juan Pablo “Pata” Medina, titular de la UOCRA seccional La Plata, sigan aumentando a la par de las causas que deberá maniobrar su abogada. No es extraño, la perpetuidad en el poder genera ambición, dinero e impunidad.
Por ello, esta avanzada de la justicia en sintonía con el Gobierno debiera ser la puntada inicial para fortalecer la democracia sindical, una de las grandes deudas de –justamente- la democracia.
Sin embargo, con las cartas sobre la mesa, queda claro que el Gobierno no le apunta a “los comportamientos mafiosos”, como hizo referencia el presidente Mauricio Macri tras la detención de Medina, sino que aplica la lógica del poder: destruir lo que no puede controlar.
La UATRE (Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores) que conducía el reciente fallecido Gerónimo «Momo» Venegas, hoy atraviesa un escándalo familiar por las propiedades millonarias que el titular de los peones rurales dejó en manos de testaferros. Mucho se escribe de las hijas del Momo y poco sobre cómo manejó el sindicato.
Recordemos que Venegas condujo durante las últimas décadas las 62 Organizaciones, brazo sindical del Partido Justicialista y que el propio Macri subió al avión para visitar a los reyes de España. El Momo disfrazado de frac saludando a la realeza fue el último capítulo de su triste historia como representante de los trabajadores.
Otro tanto sucede con Andrés Rodríguez, Secretario General de UPCN (Unión del Personal Civil de la Nación), que conduce el gremio desde 1990. Hace tiempo, en los pasillos del Ministerio de Trabajo, un funcionario bromeó que Rodríguez tenía más caballos que afiliados. Si bien la verborragia parece exagerada, es de conocimiento público su apego a los caballos y su condición de miembro de la Sociedad Rural.
Pero más allá de la suntuosa vida de Rodríguez y la suerte que tuvo su adjunto Carlos Quintana cuando ganó un Loto de 3,5 millones de dólares y tiempo después fue demorado en Uruguay por pasar una suma de billetes norteamericanos superior a la permitida, UPCN también sorteará eso de “comportamientos mafiosos”.
El gremio que conduce Rodríguez hace décadas que acuerda con los gobiernos de turno las paritarias en detrimento de sus afiliados y trabajadores estatales en general. También lo hizo durante el kirchnerismo y ahora con el macrismo. Es más, en la provincia de Buenos Aires cerró la paritaria por 16 meses en sintonía con María Eugenia Vidal. Pero hay más, en cuestiones electorales, sus dirigentes van en las listas de Unidad Ciudadana, junto a Cristina Kirchner.
Podríamos seguir con innumerables de casos como el de Guillermo Pereyra, Secretario General de Petróleo y Gas Privado, que acordó con el Gobierno modificar el convenio colectivo en Vaca Muerta, quitando beneficios a los trabajadores petroleros. Tres décadas al frente del sindicato y otra vida lujosa.
Estos ejemplos dejan al descubierto que el Gobierno no le apunta a las mafias, sino a los gremios que no puede manejar. Ya lo hizo el kirchnerismo cuando “trabajó” para fracturar a la CTA porque no respondía a sus intereses e hizo lo propio con una parte de la CGT, aunque la calle Azopardo suma décadas de diferencias y traiciones con los gobiernos de turno.
Tras los resultados de las Primarias, se descarta que el Gobierno ganará las elecciones de octubre, el Paro de la CGT pasó a mejor vida y la mayoría de los sindicatos esperan sentarse a intercambiar costos laborales por obras sociales. En Casa Rosada saben que será difícil imponer la reforma laboral a la brasilera, nuevamente hablan de gradualismo, pero saben el rol fundamental que tendrán los sindicatos.
Ahí se despejarán todas las dudas.