Redacción Canal Abierto | “Era la 1.30 de la tarde. Estábamos en Constitución con Mariana, mi esposa, y, como yo entraba a trabajar a las 2, nos quedamos charlando y fumando. Estábamos en la parte del domo porque se largó a llover y toda la gente se metió ahí, éramos muchos fumando. En eso un tipo de Metrovías, después de mirarnos un rato largo y de hablar con el policía Jonathan Rojo, se acercó a Mariana y le dijo que apagara el cigarrillo. Sólo se le acercó a ella, aunque estaban todos fumando y no había carteles que lo prohibieran. Le dijimos que lo terminábamos y nos íbamos, entonces se acercó al mismo policía y le dijo: ‘Pibe, apagá el cigarrillo’ mientras la empujaba en el pecho”.
Así relata Rocío Girat la tarde del lunes 2 de octubre, donde su pareja, Mariana Gómez, fue detenida por lesbiana. El hecho despertó el repudio social que esta tarde se cristalizará en el “Besazo”, a las 18 en la estación Constitución de la Línea C del subte porteño, para visibilizar el recrudecimiento de la violencia institucional contra las parejas del mismo sexo.
“Nos juntamos todas las organizaciones, va a ir mi familia y la familia de Mariana, sin violencia. Por eso convocamos a Constitución y no a Boedo, donde la llevaron detenida, porque nos parece una provocación hacerlo frente a la sede de la Policía Metropolitana. Convocamos a todas las personas que repudian lo que pasó, que no quieren que esto pase. También nos gustaría que el Estado salga a repudiar esto, que Rojo tenga una sanción”, pide Rocío, que hasta ahora sólo recibió la comunicación de la fiscalía y del Inadi, pero ninguna del Ministerio de Seguridad o de la fuerza policial.
Durante todo el hecho, a Mariana le hablaron “en masculino”. “Cuando nos estábamos yendo, Rojo la volvió a agarrar y le dijo: ‘pibe, no te vas, quedás detenido’ -recuerda su esposa-. Después, empezaron los forcejeos y ante sus gritos la gente se amontó. Todos le pedían que no le pegue y a le aclaraban que era una mujer”.
Mariana fue empujada al piso donde Rojo le pisó el cuello. Luego fue esposada durante tres horas y media en la estación frente a toda la gente. A su esposa, le negaron información sobre el lugar donde iban a llevarla y la trataban de “amiga” luego de que ella presentara el acta de matrimonio que llevaba consigo. Durante ese tiempo llegó el SAME y no la atendió, aunque visiblemente tenía la cara lastimada por el golpe. Recién a las 19 pudieron saber el nombre del efectivo que la detuvo, que se negó a identificarse. El cargo por el que fue detenida, resistencia a la autoridad, dista mucho de lo que requiere una contravención por fumar en un lugar prohibido.
Para Rocío, el hecho habla de una violencia institucional recrudecida: “Nos sentimos completamente discriminadas, nos hostigaron constantemente. Jamás nos había pasado esto, nunca habíamos sido discriminadas por una fuerza de seguridad que se supone que te tiene que cuidar”.
Doblemente víctima
No es la primera vez que Rocío es víctima de la violencia de las fuerzas de seguridad. Es la hija de Marcelo Girat, un oficial de la Armada que la violó y la golpeó sistemáticamente durante toda su adolescencia. Su caso trascendió en 2014 cuando su denuncia logró una condena para su padre de 14 años de prisión. Sin embargo, el violador logró el beneficio de la prisión domicilia al poco tiempo.
Foto: M.A.F.I.A.