Redacción Canal Abierto | Desde ayer y hasta mañana los hoteles cinco estrellas de Mar del Plata están llenos. En uno de ellos, el Sheraton, se reúnen mil hombres y mujeres del mundo de los negocios y las empresas convocados por el Coloquio IDEA que celebra este año su 53º encuentro.
También fueron invitados funcionarios (Mauricio Macri, María Eugenia Vidal, Marcos Peña), dirigentes políticos de Cambiemos (Mario Negri, Emilio Monzó) y el PJ k y anti k (Miguel Angel Pichetto, Diego Bossio, Graciela Camaño y Juan Valdés), deportistas, periodistas oficialistas como Jorge Lanata, Carlos Pagni y Marcelo Longobardi. Y sindicalistas de la ahora amistosa central obrera con el gobierno, como el triunviro Juan Schmid, Andrés Rodríguez de UPCN, el metalúrgico Antonio Caló, Julio Piumato de judiciales, José Lingieri de Obras Sanitarias y Gerardo Martínez de la Construcción, integrante del batallón 601 durante la última dictadura militar.
La burguesía criolla y el Gobierno intentan promocionar el cónclave como punto de partida de un camino de sacrificios. El nombre elegido para el coloquio es TransformándoNOS y una de las frases que hicieron rodar para sintetizar su espíritu fue que los «empresarios dejen de mirar el partido desde la tribuna y lo jueguen en la cancha». ¿Será una invitación a que más CEOs se sumen a las funciones del Estado?
A pesar de ello, sobrevuela las definiciones sobre las líneas directrices que debe adoptar la reforma laboral prevista luego de las elecciones. «Tenemos que pasar a las reformas en las que cada uno tiene que ceder un poco», dijo durante su intervención el jefe de Gabinete Peña. Atentos lo escuchaban Andrés Rodríguez y Gerardo Martínez (de espaldas en la foto de portada).
El 53º Coloquio está a cargo de Gastón Remy, titular de Dow Argentina, la principal empresa química y petroquímica del país (con ramificaciones en el agronegocio con Dow Agrosciences), de origen norteamericano, productora de semillas transgénicas y agrotóxicos. IDEA, en tanto, es presidida por Javier Goñi, el gerente general de la azucarera Ledesma que por estos días está paralizada porque sus trabajadores exigen aumento de salario. Y el director de IDEA, Gabriel Martino, es presidente de HSBC aunque es más conocido por haber quedado en la mira de la AFIP cuando se filtraron las cuentas de 4040 argentinos en paraísos fiscales suizos.
Ayer en el hall del Sheraton, el secretario general de la UOM, Antonio Caló, fue alcanzado por un periodista que le preguntó sobre la eventual reforma laboral que busca implementar el Gobierno y respondió: “No existe, no es tema. El día que vea el proyecto puedo opinar, pero hoy no está”, se desligó.
Asimismo ratificó la buena sintonía con el Ejecutivo, revivida tras la desactivación del paro general: “Hemos reanudado las tratativas con el Gobierno para encontrar vías de solución a los desafíos que tiene la Argentina”. Y remató: “Estamos acompañando al Gobierno, quién lo duda”.
No fue el único sindicalista que tuvo palabras de agrado a los oídos empresarios. Juan Schmid, secretario general de la CGT, otrora el más combativo de los alfiles moyanistas, declaró que la reforma laboral “es una decisión del Poder Ejecutivo. Es un desafío para la Argentina, y habrá que ver cómo se desarrolla la marcha de la economía”.
Será este viernes cuando el Coloquio presente un panel para hablar de la reforma. Estará compuesto por Paolo Roca, presidente de Techint y lobista para reducir los “costos laborales” de los trabajadores petroleros. También hablará el CEO de Mercado Libre, Marcos Galperín, quien semanas atrás advirtió sobre la necesidad de que Argentina encare una línea de reforma laboral similar a la de Brasil.
Además de Miguel Gutiérrez (presidente de YPF) y Daniel Herrero (Toyota), participarán Guillermo Pereyra (secretario general de los petroleros de Neuquén, Río Negro y La Pampa) y Ricardo Pignanelli (jefe de SMATA). Los dos últimos fueron quienes suscribieron en el Salón Blanco de la Casa Rosada convenios colectivos a la baja para garantizar más rentabilidad empresaria. Lo que se difundió públicamente, no obstante, era cómo empujar la lluvia de inversiones.