Redacción Canal Abierto | “La sesión es inválida”, aseguró Javier Milei en referencia a la votación del Senado que ayer expulsó a Edgardo Kueider de su banca, luego de haber sido encontrado con 200 mil dólares sin declarar en Paraguay. Su conclusión radica en que, cuando la vicepresidenta Victoria Villarruel convocó a los senadores, el Presidente se encontraba en Roma, lo que la ponía al frente del Ejecutivo.
“En el momento que yo entro de viaje, automáticamente se produce la acefalia transitoria y queda a cargo del Ejecutivo la Vicepresidente. Si preside la sesión del Congreso está trabajando en el Poder Legislativo pero al mismo tiempo es Presidente de la Nación, interino. Está ocupando dos cargos y eso violenta la división de poderes”, afirmó Milei en diálogo con Luis Majul esta tarde, desde Europa.
Si bien al cierre de esta nota el Ejecutivo no avanzaría con la nulidad de la sesión, la entrevista evidenció varias cosas. En primer lugar, lo que ya viene quedando claro desde muy temprano en el gobierno de La Libertad Avanza: que la relación entre el Presidente y su vice se tensó tanto que se rompió. En segundo, que el Gobierno no va a dejar caer a Kueider sin luchar. Y, en tercer lugar, que los votos comprados para aprobar leyes en la Argentina desatan escándalos que tienen costos en la Rosada.
La ruptura
Ya había corrido la mitad de marzo cuando la convocatoria al Senado para tratar el megadecreto con el que el Gobierno inauguró su cruzada para “refundar la Argentina” desató el enojo presidencial.
Villarruel había convocado a la sesión a contramano de la voluntad de Milei, quien a poco de que se conociera el anuncio difundió un comunicado de la Oficina del Presidente que rezó: “Tanto el tratamiento apresurado del DNU 70/23 como la iniciativa de promover una fórmula jubilatoria sin consenso violentan el espíritu de acuerdo promovido por el Presidente en su convocatoria al Pacto de Mayo”. Así, retó a su vicepresidenta públicamente.
Transcurrieron los meses y aparecieron los paños fríos y las fotos con abrazos entre ambos, hasta que, a fines de noviembre y durante una entrevista de LN+, el Presidente lanzó: “Ella (Villarruel) está más cerca del círculo rojo, de lo que ella llama la alta política, y lo que nosotros llamamos la casta”. Luego detalló que la Vice “decidió no participar más de las reuniones de Gabinete” y que sólo tienen “la relación que se necesita institucionalmente para cumplir con nuestros roles”. Y remató: “No tiene ningún tipo de injerencia en la toma de decisiones”.
Ahora, al parecer, el Gobierno impulsaría la destitución de Villarruel por incumplir con su rol institucional, ya que no debió haber presidido el Senado sino hacerse cargo del Ejecutivo.
El senador
Con todo lo dicho, al parecer el agradecimiento del Gobierno hacia Kueider no ha terminado. Es que el voto positivo a la Ley Bases —o la traición—del senador que obtuvo su banca en la lista de Unión por la Patria fue crucial para aprobar la norma sobre la que La Libertad Avanza pretende sostener su andamio desregulador del Estado.
Así las cosas, no fueron pocos los artilugios de La Libertad Avanza para sostenerlo en su cargo. Primero, el asesor presidencial Santiago Caputo —a quien señalan como el armador que consiguió el voto de Kueider para la Ley Bases— trató de que el Senado no sesionara, pero el PRO , quizá con Mauricio Macri detrás, prestó el quórum.
Cuando la sesión se volvió inevitable, se trató de impulsar la suspensión del entrerriano en lugar de su expulsión. Pero el viraje a último momento de Luis Juez y Alfredo Cornejo también dio por tierra ese acuerdo.
Con el hecho de que el bloque oficialista quedaría en soledad sosteniendo al presunto corrupto, los legisladores de LLA se vieron obligados a votar por la salida de Kueider, lo que significaría que la camporista Stefanía Cora, su suplente en la lista, asuma la banca. Y que el oficialismo perdería el aliado clave para aprobar leyes en la Cámara más adversa.
La nueva avanzada contra Villarruel y la nulidad de la sesión sería el último intento para devolverle al caído su cargo. De hecho, el propio Kueider se presentó esta mañana en la Justicia pidiendo que se le restituyera la banca y que se dejara sin efecto la expulsión.
El antecedente
La última vez que estalló un escándalo por votos comprados en el Senado nacional fue allá por el año 2000.
En abril, se aprobó la controversial Ley de Reforma Laboral —muy similar a la Ley Bases— que pasaría a la historia como la “flexibilización”, y también como la Ley Banelco, cuando se sospechó que el gobierno de la la Alianza, encabezado por el radical Fernando de la Rúa, había pagado coimas a senadores justicialistas para apoyarla.
Las sospechas se hicieron públicas el 6 de octubre, cuando el entonces vicepresidente Carlos “Chacho” Álvarez renunció a su cargo y las hizo públicas.
Un año más tarde, en el país estallaría una crisis sin precedentes que terminó con De la Rúa eyectado del Gobierno.