Por Elisa Corzo | El 31 de octubre de 2012, hace exactamente 13 años, Paola Verónica Ortiz, una mujer pobre de Villa María, Córdoba, tenía un evento obstétrico complicado, denominado “parto en avalancha”, y daba a luz a una beba sin vida. Estaba sola, con su hijo de cinco años, en la precaria casa en la que su exsuegro la dejaba quedarse a cambio de soportar abusos sexuales y otras violencias.
Con el testimonio del primer policía al que Paola -todavía puérpera- le contó lo que había pasado, y una prueba científica ampliamente cuestionada por su falta de fiabilidad, fue condenada a perpetua por homicidio agravado por el vínculo.
En el mismo fallo, la Cámara Correccional y del Crimen de Villa María desestimó el informe pericial que ponía en duda la existencia misma de un delito. “No se puede aseverar si existió vida post nacimiento”, decía textualmente.
Desde finales de 2022, Julia Luna y Rocío García Garro, de la Guardia de Abogadas Feministas de Católicas por el Derecho a Decidir, acompañan a Paola. Hace un año y medio, en abril de 2024, presentaron un Recurso de Revisión ante el Tribunal Superior de Justicia de Córdoba. Con el respaldo de más de diez organizaciones de Derechos Humanos y feministas, exigieron que se revea la pena impuesta a la luz de la perspectiva de Género y de un nuevo elemento de prueba: el informe de una obstetra que explica qué es un “parto en avalancha” y describe por qué debería considerarse en este caso. Todavía no obtuvieron respuesta.
En ese marco, Paola –que en 2012 había sido apodada por los medios locales como “la mata bebés”, con nombre, apellido y foto- ahora decide hablar. Para reivindicar su historia y, sobre todo, intentar que sus hijos conozcan de su propia voz cómo fueron los hechos.
“Nunca le haría daño a nadie, menos a mi hijos”
Paola tenía 29 años y tres hijos cuando sufrió el parto en avalancha. Hoy tiene 42 y tuvo otros dos bebés más en el encierro. A pesar de su deseo de maternar, uno fue dado en adopción y otro en guarda a un familiar. Si el Tribunal Superior de Justicia de Córdoba no revisa el caso, la perspectiva es que permanezca en la cárcel de Bouwer hasta 2034.

Desde el penal en el que aún sufre violencias por el estigma con el que la marcaron, responde a las preguntas que le hizo llegar Canal Abierto:
¿Cómo era tu vida en 2012?
-En ese entonces yo trabajaba en muchos lugares para poder sobrevivir. Desde los 15 años trabajé en la calle, después nacieron mis hijos, me casé y viví una vida dentro de todo normal. Después vino mi horror.
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El papá de mis hijos se fue, me secuestró mis hijos, no los devolvía. Pase muchas cosas: dormía en frente de Tribunales para que me los devolviera, después me los devolvió y me los quiso quitar de vuelta. Mis dos hijos más grandes se fueron con el papá y yo me quedé con mi hijo más chico de 5 años… con él hemos pasado de todo. Yo siempre digo: agradezco estar yo de este lado, porque en ese momento era yo o era mi hijo, porque mi suegro no nos dejaba vivir en paz.
¿Sufrías violencia de género?
-Sí, por parte de mi exsuegro y por el papá de mis hijos, que me hacía mucho daño psicológico. Me amenazaba que me iba a quitar mis hijos, no me pasaba la cuota alimentaria. Y mi exsuegro abusó dos veces de mí, para pagar la casa donde vivía, porque si no me corría con mi hijo a la calle. Yo no tenía ayuda de nadie, mi mamá me corrió muchas veces con mi hijo de la casa y mi hermano no estaba bien en ese momento. Con mi hijo hemos dormido en la terminal, en la plaza, en autos, por suerte había gente que nos ayudaba, he pedido en la calle para darle de comer. Es muy duro vivir eso.
¿Qué pasó el 31 de octubre de 2012, el día del parto?
-Estaba en la cama y me agarraron dolores, y lo único que atiné a hacer fue a sentar a mi hijo en la cocina a ver dibujitos. Sentí dolor y lo único que sentí es cuando salió. Yo estaba toda bañada en sangre, después toco a la bebé y estaba fría. No sabía qué hacer, para dónde correr. Lo único que atiné fue a quedarme al lado, mirar a mi hijo y esperar. Me levanté de la cama como podía y por miedo, por miedo, porque tenía miedo, atiné a levantarla y dejarla al lado de la cama.
¿Qué recordás del proceso en el cual te condenaron?
-Para mí fue muy injusto todo. Yo conté realmente como fue todo, no mentí en nada, pero me pareció muy injusto todo, porque no tomaron nada de lo que yo pasé en cuenta. Si bien es un poco mi culpa de no pedir ayuda, de no buscar ayuda… pero en ese entonces yo tenía muchas cosas, tenía mis hijos, tenía mi hijito que no teníamos donde ir, muchas cosas feas. Y ellos sabían, porque yo les había contado, hubo testigos que me veían que yo no tenía vida, y me parece que no me dieron una oportunidad.
¿Qué te acordás del momento del juicio?
-Había muchas cosas a mi favor. El forense había dicho que no sabía si había nacido con vida, pero ellos tenían la duda. Y se la habían agarrado conmigo. El fiscal que tenía me dijo que me iba a ganar el juicio. Siento que ellos no quisieron ver lo que yo estaba pasando, vieron lo que ellos querían ver.
¿Por qué te interesa que se difunda tu historia, con tu nombre y apellido?
-Porque yo tengo mis tres hijos más grandes y ellos tienen una perspectiva muy mala de mí, porque el padre se encargó de decir muchas cosas. Y yo quiero que mis hijos sepan la verdad. Cómo fue y qué pasó. Porque es muy feo que tus hijos piensen que su mamá fue quien mató a una persona, cuando no fue así. Y que mi hijo más chiquito, el día de mañana, cuando empiece a ir a la escuela, no se avergüence de lo que se me acusó a mí.
¿Qué cambió desde que conociste a las abogadas de Católicas por el Derecho a Decidir?
-Todo cambió. Porque ellas me dieron una luz de esperanza y de demostrar realmente cómo fueron las cosas. Si me voy o me quedo es lo de menos, porque ya está. Pero lo único que quiero es que se demuestre que no es así como ellos dijeron. Ellas me ayudaron mucho porque me creyeron desde el primer día, fueron muy buenas compañeras y estoy muy agradecida. Siento que Dios me las mandó, Dios me mando esas chicas para que me ayuden y para que pueda mirar otra vez para adelante.
¿Qué les dirías a los jueces que tienen que revisar tu caso?
-Que me den una oportunidad. Para salir a recuperar a mis hijos más chiquitos que tuve acá adentro y poder ver a mis otros hijos, que son mi vida. Porque yo nunca, nunca, le haría daño a nadie, menos a mis hijos.
Se lanza la campaña: ¡Libertad para Paola!
El 6 de noviembre de 2012, Paola se presentó en una comisaría para denunciar que su expareja se había llevado a la fuerza a su pequeño hijo de 5 años. Muy angustiada, le contó al policía que la atendió sobre el parto que había tenido en el domicilio y quedó detenida. Desde entonces, permanece privada de su libertad.
Este jueves, a 13 años de ese hecho, Católicas por el Derecho a Decidir (@cdd.argentina) lanza la campaña “¡Libertad para Paola!”. Será con un conversatorio en el Parlamento Centro Cultural “Leonardo Favio”, en la ciudad de Villa María, provincia de Córdoba. En el panel disertarán la abogada Julia Luna (CDD), la médica y referente feminista, Dra. Stella Maris Manzano, y Eugenia Altamirano, psicóloga.
“Así como Belén en Tucumán, y muchas otras mujeres a lo largo de nuestro país, Paola fue condenada sin pruebas ni perspectiva de género y en un proceso judicial plagado de prejuicios. Este jueves 6 de noviembre se cumplen 13 años de la privación de su libertad. 13 años de sufrimiento y un solo pedido: libertad inmediata para Paola”, sostienen en la convocatoria.


