Por Carlos Saglul | Discípulo de Paulo Freire, trabajó durante el gobierno de Héctor Campora al frente de la Campaña de Alfabetización de Adultos. Ese puesto y su militancia en el Peronismo Revolucionario le significaron ser detenido por los militares. Quedó sordo por las torturas, antes que lo expulsaran del país. Vivió en Italia y al volver retomó su vocación junto al Obispo Jaime de Nevares que le encomendó la formación de mapuches adultos. Un tipo tan interesante, a quien Guillermo Saccomanno, que lo creía desaparecido durante el terrorismo de Estado hasta que lo encontró en Neuquén, le dedicó el libro “Maestro: una lección de vida”. Sindicalista, alfabetizador, dirigente de la CTA, pareció enriquecedor charlar con él mientras una vez más crepita el conflicto docente.
-Pasan los gobiernos y los docentes continúan siendo el enemigo…
-El gobierno actual mira todo desde un afán absoluto de ganancias. Ve a la escuela pública y al niño como un negocio. No pretenden privatizar a la escuela pública como se dice por ahí. Les interesan los negocios editoriales, compras de computadoras, tercerización de algunas actividades. Miran a la estatal como una empresa que para horror de ellos, es deficitaria.
Desde esta visión, ¿qué otra cosas que conflicto pueden significar los docentes? Aquí, en Neuquén, se están realizando asambleas multitudinarias que rechazan las propuestas absurdas del gobierno y en la decisión de parar demuestran la dignidad de los trabajadores de la Educación.
Todos entendemos que los salarios van en proporción a la valoración social de nuestro trabajo. Es obvio que desde el Estado no hay intención de acordar con los maestros, no se valora su trabajo
-En esta sociedad, el Poder difícilmente permita que uno de sus instrumentos más importantes, la educación, no colabore a su consolidación. Desde esa perspectiva, ¿cómo puede sobrevivir una educación problematizadora al servicio de la liberación en el sistema?
-Es verdad que el Poder trata de poner a la escuela a su servicio pero ojo, que no se te escape: lo que se enseña no es aprendido por todos de la misma manera. Hay una tensión constante entre lo que se enseña y la cultura de la que es portador el alumno.
La educación es un conflicto que se resuelve a futuro. Estudiamos el pasado (historia) para interpelar al presente y poder construir el futuro. La educación es un espacio en disputa que le permite al docente, al momento de coordinarlo, filtrar elementos pedagógicos al servicio de los sectores oprimidos. Eso no está en las previsiones de los que fijan las políticas educativas.
Decía Freire que educar es construir las condiciones de aprendizaje en las que el maestro, como depositario de ese poder que le han delegado los alumnos al reconocerlo como autoridad, permite que en las escuelas públicas las culturas negocien democráticamente
-Durante los gobiernos neoliberales siempre se dice que falta trabajo porque no hay capacitación
-Decirle al alumno que tiene que ir a la escuela para encontrar trabajo es una canallada. La Escuela no genera fuentes de trabajo. Los alumnos deberían entender que en la escuela se va a aprender, a disfrutar la vida, con todo lo que ello implica. Obvio que eso se aleja con escuelas cada vez más desfinanciadas por los gobiernos, de cuyo funcionamiento son responsables gobiernos provinciales fundidos
-¿Qué te pasa cuando escuchas al actual ministro de Educación?
-Cuando escucho al funcionario que hace de Ministro de Educación me corre frío por la espalda. Pienso que los hijos de nuestro pueblo no se merecen esto.
A los gobiernos neoliberales no les interesa la educación. Para ellos, el conocimiento es una mercancía que se compra y se vende. El alumno es un consumidor, el docente un administrador. Piensan a la escuela como una empresa. Yo sigo pensando en el conocimiento como un bien social, al alumno como un sujeto político y al docente como un trabajador pero también un profesional altamente calificado, con un campo de saberes que lo distinguen de otros intelectuales, como es el saber pedagógico
-Vamos al otro extremo. Cuando terminantes el exilio comenzaste a trabajar con Jaime de Nevares. ¿Cómo lo recordás?
-La primera vez que lo escuché hablar fue cuando la huelga del Chocón del `69. Yo estaba haciendo la colimba en Junín de los Andes y los militares nos dicen que tenemos que combatir contra unos mineros “bolivianos” que habían tomado el Chocón, dirigidos por el obispo. Una persona sabia y coherente. Volvemos a encontrarnos en la época de Cámpora, cuando me hago cargo de la Campaña de Alfabetización del Adulto
-Hoy los planes sociales nuevamente parecen ser la única alternativa a una explosión social. No existe plan nacional de desarrollo…
-Los que manejan el Poder dicen “siempre hubo pobres” y entonces lo naturalizan. Cuando el asistencialismo no alcanza, banalizan los conflictos. “Yo o el caos”. El conflicto es político. El conflicto se resuelve con otros conflictos superadores. Estoy convencido que el problema no es la pobreza sino los acaparadores de riqueza. Su acaparamiento perverso es el que genera más pobres. Eso no se soluciona en el aula sino desde el Estado, con justicia distributiva. Y alrededor de eso, se plantean un montón de conflictos que tienen la misma raíz, el modelo de país que queremos. Definir si, como dije ya, la escuela es un negocio o un bien social.