Redacción Canal Abierto | “La película es el resumen de toda la lucha aquella, del premio, del acoso que sufrimos y de la creación del nuevo espacio que pudimos conseguir”, relata Bettina Quintá una de las protagonistas del documental Trabajadores de la danza que se estrenó el jueves 27 en la Sala Gaumont.
En efecto, el documental de las directoras Julia Martínez Heimann y Konstantina Bousmpoura cuenta la batalla que Bettina junto a tres de sus compañeros del Teatro San Martín –entre ellos su marido, Ernesto Chacón Oribe- comenzaron en 2007 cuando fueron despedidos por reclamar sus derechos laborales de lo que era por entonces el ballet contemporáneo más reconocido de la Ciudad de Buenos Aires.
“Nos despiden después de nueve años de trabajo. Y ahí justo mi marido gana el Premio Clarín como Figura de la Danza y cuenta todo esto por tele. Era reloco: nos decían que nos despedían por motivos artísticos y en realidad eran motivos políticos”, agrega Bettina.
Ernesto, quien le había ganado la terna a Julio Bocca y a Cecilia Figaredo, dijo entonces por TV: “Este año los bailarines salimos a la calle, bailamos en la calle para reclamar nuestros derechos laborales. Lo único que estábamos pidiendo es que el Estado nos dé mejores condiciones de salud, acceso a una cobertura médica, acceso a los aportes jubilatorios, tener un reglamento y crear legalmente la compañía”.
El derrotero que terminó con los bailarines movilizados comenzó luego de una seguidilla de accidentes laborales que se sucedieron ese año en el teatro. El último terminó con una bailarina con el tabique roto y detonó el conflicto de fondo: contratos de locación eternos, trabajadores monotributistas y sin cobertura de ART ni obra social para una profesión que pone el cuerpo.
“Eso fue lo que nos impulsó a agremiarnos. ATE era el único que nos afiliaba por ser contratados. Dimos una doble lucha: por los derechos laborales y la creación de una planta para lograr una estabilidad, y por meter al sindicato en el San Martín”, recuerda la bailarina.
Tras un año sin trabajo y con mucha incertidumbre, los cuatro despedidos (Bettina, Ernesto, Victoria Hidalgo y Pablo Fermani) consiguieron armar la Compañía Nacional de Danza Contemporánea (CNDC), que hasta entonces no existía. Y que, tras su salida, el San Martín tenga una planta transitoria donde a los trabajadores se le reconocen sus derechos laborales. “Hoy en la CNDC somos veinte bailarines, dos coreógrafos, ocho técnicos, una directora y una subdirectora, más los administrativos. Cuando empezamos, éramos seis, y en un momento llegamos a ser tres que hacíamos todo”, cuenta Bettina.
La lucha por bailar
Trabajadores de la danza narra también otra historia en la que se inscribe la primera: la pelea por el tratamiento de la Ley Nacional de Danza en el Congreso de la Nación que se convirtió en faro de la comunidad de bailarines en todo el país. Cada dos años -los 29 de abril, en el Día Internacional de la Danza-, el proyecto pierde estado parlamentario y los trabajadores vuelven a presentarlo. Este año fue dos días antes, para que la presentación coincidiera con el estreno de la película, que se presenta todos los días en funciones a las 12.05 y a las 19.05.
Por su parte, Bettina y Ernesto persiguen otro derecho que pelean en el Congreso: el tratamiento de una ley nacional de jubilaciones anticipadas que contemple el retiro de los bailarines tras 20 años de carrera. El proyecto comenzó a tratarse en comisiones la semana pasada y debería llegar, en breve, a la Cámara alta para su tratamiento.