Por Corina Duarte | «Lo que considerábamos mano de obra desocupada volvió a estar muy ocupada», afirmó esta mañana Adolfo Pérez Esquivel, titular de la Comisión Provincial por la Memoria en la conferencia de prensa en la que se denunciaron los hechos ocurridos a Walter Docters y Silvia Fontana, testigos protegidos que declararon contra Etchecolatz en la causa “Circuito Camps” y otros juicios por delitos de la dictadura. «Son intimidaciones de grupos de tareas», dijo Pérez Esquivel.
Al ser consultado por la represión ocurrida el día viernes al finalizar la movilización dijo que: «Lo que pasó no fue durante la marcha. Lo que lograron estos grupos me hace acordar mucho a lo que pasó en el No al ALCA en Mar del Plata. Allí, después de la desconcentración, fue increíble la violencia que se desató, y eso no fue la gente que desconcentraba. Están tratando de demostrar que todas las manifestaciones son violentas, y esto forma parte de la política represiva del gobierno».
Nora Cortiñas, titular de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora e integrante de la Comisión, denunció «un plan de persecución a cualquier acto popular de apoyo. Seguramente al gobierno, 250 mil personas en la plaza lo sigue perturbando».
“Norita” estuvo presente hasta que fueron liberados los 30 detenidos del día viernes, «estoy sonámbula» dirá al llegar. Más tarde, narró un «hecho que es el colmo de lo que puede hacer la policía. A una joven que estaba detenida, entraron a las dos de la mañana a su celda, la enfocaron para enceguecerla, dos hombres policías y una mujer, la hicieron desnudar y la filmaron. La joven tuvo miedo, tuvo vergüenza, estaba indignada, pero estaba muy asustada. Llegan a los límites. Tenemos que denunciar todo y no permitir más atropellos. A la desaparición de Santiago quieren ocultarla con otros hechos. Yo creo que este gobierno ganó este lugar con votos, no con botas y parecería que fuera apoyado por botas. Lo de Silvia y Walter muestra también que ser testigo protegido o tener una custodia no vale nada. Hay un desfasaje de lo que es la seguridad para el pueblo y el respeto a todos nosotros».
Silvia y Walter: Los hechos
El 23 de agosto, a las 5.30 de la mañana, dos hombres armados ingresaron a la casa de Walter Docters y su esposa Silvia Fontana, ambos testigos en distintos juicios por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura. Docters declaró junto a Jorge Julio López, y luego de la desaparición del albañil, de la que se cumplen 11 años este 18 de septiembre, se le asignó una custodia de protección a cargo del Tribunal Federal nº 3 y materializada por la Policía Federal.
Durante la «entradera», los delincuentes recibieron dos llamadas telefónicas. Al ser increpados por Silvia sobre porqué entraban «a la casa de dos jubilados a fin de mes» recibieron por respuesta: «Esta es la casa señora. A nosotros no nos importa que tengan custodia ni que sean testigos».
A las seis en punto, cuando se realiza el relevo de la guardia, recibieron un segundo llamado, los encerraron en el baño y se fueron.
A partir de aquí, Docters dirá que «volvemos a salir y nos vamos directo hacia la camioneta que sirve de garita para la custodia que queda a 6 metros de la puerta que rompieron. Fuimos hasta la camioneta, no había nadie. Vimos venir dos personas caminando con absoluta tranquilidad, nos metimos en casa, la puerta no cerraba. Estábamos fijándonos como asegurar la puerta y nos tocan el timbre. Eran los custodios, estaban charlando, no estaban agitados, no estaban acalorados, no estaban con las armas en la mano y decían que habían corrido a los delincuentes más de cuatro cuadras y media».
Silvia, conmocionada contó que «como familiar de desaparecidos, he declarado en varios juicios, y cuando llegó la policía, -porque nosotros llamamos al 911- y me empezó a preguntar, yo comencé diciendo: «Escuché fuertes ruidos, golpes, en la puerta de mi casa y de repente, en segundos, vi a dos individuos armados que entraban y ya los teníamos en la habitación»… Y de repente me di cuenta que estaba declarando lo mismo que declaro desde hace 40 años, cuando viví el secuestro de mi hermana».
Para Rubén López, hijo de Jorge Julio López, «el mensaje fue claro. Nos enteramos que después de 31 años se dieron cuenta que Miguel Osvaldo Etchecolatz era policía. Y que si llegábamos al 7 de agosto era Jefe de policía, y eso le corresponde a todos los gobernadores que estuvieron en la provincia y a sus ministros de seguridad. A mi viejo no lo cuidaron y hoy a ellos no los están cuidando».
Para el Nobel de la Paz, fue una puesta en evidencia de que «lo que considerábamos mano de obra desocupada volvió a estar muy ocupada».
Prensa Canalla
Por último, y de esta manera, Pérez Esquivel, definió el rol de muchos medios de comunicación. Sin doble sentido, los etiquetó como cómplices. «Tratan de silenciar, de ocultar, de perseguir, y hablan de la libertad de prensa, cuando en realidad sólo hablan de la libertad de empresa. Los que hoy son cómplices, esta prensa canalla, trata de desprestigiar todas las luchas por los derechos humanos, tratan de silenciar la verdad. Tenemos que seguir nuestros reclamos, trabajar para que realmente la verdad y la justicia se puedan recuperar, porque hoy la tratan de ocultar a través de estos medios de comunicación siniestros. Vamos a tener que pensar qué hacer, porque no podemos seguir reaccionando cada vez que nos dan un palo en la cabeza, salir a reclamar con el dolor que nos provocan. Tenemos qué tener una estrategia».
De la conferencia participaron también Víctor De Gennaro, Sandra Raggio, Roberto Cipriano García, entre otros integrantes de la Comisión Provincial por la Memoria.