Por Corina Duarte | «Es muy duro explicar cómo me siento -repite Marta, la mamá de Johana-. Si a uno no le pasa de cerca, es difícil de contar. Se me hace muy duro, hace 3 meses que estoy saliendo a la calle buscando a mi hija».
Johana tiene 23 años y una hija de 6. Fue vista por última vez en la esquina de 1 y 63. Allí funciona lo que se conoce como la «zona roja» de la ciudad de La Plata. A tres cuadras está la Jefatura de Policía (DDI) y a nueve la Comisaría 9º, donde torturaron y desaparecieron a Miguel Bru.
Una víctima más del ajuste
El lugar donde Johana había comenzado a estudiar para terminar el secundario, en el marco del Plan Fines, cerró; y su fuente de trabajo, el programa Ellas hacen, fue desmantelado. Retiraron a las mujeres del obrador, les quitaron las herramientas y las destinaron a ir de vez en cuando a un galpón, sin tareas.
Sin trabajo ni lugar donde estudiar, comenzó a frecuentar a un sujeto que se ganó su confianza. Él la introdujo al mundo de la droga, primero, y luego al de la prostitución. Durante tres meses las cosas ocurrieron de esta manera, hasta el 26 de julio.
Al comienzo, la causa estuvo en manos de la fiscal Betina Lacki. La familia, las organizaciones que acompañan, y los abogados, Silvia Perugino, Josefina Rodrigo y Víctor Hortel, coinciden en destacar la inacción de la justicia provincial que perdió meses caratulando el caso como «averiguación de paradero». Ahora, luego de movilizaciones, festivales y la visibilización de lo ocurrido, la Justicia Federal investiga el caso bajo el delito de «trata de personas».
«Con vida me la llevaron y con vida la quiero. La situación en mi casa es muy difícil, tengo seis hijos y la hija de Johana. Los hermanos la esperan todos los días, la hija la espera todos los días. Le niegan a mi hija el derecho a ser madre, a mi nieta el derecho a ser hija, a mi mamá el derecho de ser abuela, a sus hermanos el derecho de ser hermanos, a mí el derecho de ser madre. Hace tres meses que sigo poniendo ocho platos en la mesa, que sigo sirviendo el vaso de jugo a mi hija», dice Marta una y otra vez. En la marcha de niñez, en el Encuentro Nacional de Mujeres en Chaco, en una conferencia de prensa o participando de la pintada de un mural con la cara de su hija en la escuela donde hubiese votado el pasado domingo.
En nuestro país, según datos de la PROCUVIN, hay 3.228 niñas, adolescentes y mujeres desaparecidas. Todas las recomendaciones indican que es clave actuar con rapidez para recuperar a las víctimas.
El intendente de la ciudad de La Plata, Julio Garro, al ser consultado acerca de lo preocupante de esta situación, aseguró: «Es un tema que nos duele, que nos preocupa. Lo charlamos permanentemente con Seguridad en la provincia y está trabajando y ojalá se llegue a la verdad cuanto antes».
Carolina Píparo, diputada provincial electa por el partido de gobierno, dijo que la desaparición de Johana le parece «terrible», y destacó el accionar de la Justicia. Su principal discurso político se basa en la justicia y en la seguridad, a partir de ser víctima de una salidera bancaria que terminó con la vida de su hijo a punto de nacer-. Luego agregó: «todos tenemos que acompañar a la justicia y a las investigaciones que llevan los tiempos de la justicia. Cristian (Ritondo, Ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires) ha puesto todos los esfuerzos en esa dirección».
Lo cierto es que el equipo jurídico que lleva adelante la causa reniega de la actuación de la justicia provincial, que desconoció las declaraciones de Marta y no acompañó ninguna línea investigativa que fuera en dirección a lo que los familiares y amigos contaban sobre la joven.
Silvina Perugino, su abogada, afirma: «desde un primer momento la mamá le planteó que de ninguna manera se ausentaba de su casa por su propia voluntad. Nosotras tenemos ciertas dudas sobre la importancia que le dio la fiscal Lacki a los relatos que le pudo dar la mamá, porque no recoge en los hechos ese planteamiento. Creemos que tal vez hay una mirada sesgada sobre ese planteo».
Ahora la causa, luego de declarada la incompetencia de Lacki, es tramitada en la Secretaría 2º del Juzgado Federal 1º de La Plata, a cargo de Ernesto Kreplak. El nuevo fiscal es Hernán Shapiro y trabaja con la colaboración de la Procuraduría sobre Trata de Personas. «La justicia de la provincia tenía una actitud muy superficial, de muy poco compromiso con una persona que está desaparecida. Actuaban como alguien qué recién se fue o está tardando en llegar a su casa -agrega Víctor Hortel, otro de los abogados de la causa-. La fiscalía de la provincia no le asignaba a Johana Ramallo la calidad de víctima. También esto es una degradación en términos institucionales».
– Marta, ¿cómo era Johana? Me corrijo: ¿Cómo es Johana?
– Re compañera. Como hija, como mamá, como hermana. Johana era la alegría de la casa. No le gustaba verme llorar. Ella se levantaba, ponía la pava, ponía música. Me decía: «Vamos a escuchar música. Después limpiamos mamá, dejate de joder». Mi hija no se fue porque quiso. Mi hija no está volviendo a mi casa porque ella no quiera volver. Yo se que alguien me la tiene y no me la está devolviendo. Yo no estoy reclamando por nada que no me corresponda. Solamente estoy pidiendo que me ayuden a encontrar a mi hija. Yo sé que mi hija no está bien. Que ella me necesita.