Redacción Canal Abierto | Trata. Aborto ilegal. Feminización de la pobreza. Justicia patriarcal. Desaparecidas. Abuso. Femicidios. Esas palabras y otras sintetizaron -en los carteles de las miles que marcharon desde Plaza Congreso a Plaza de Mayo- las violencias que las mujeres sufren en el país y el mundo. En el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la movilización denunció lo que a diario se naturaliza.
En rigor y desde 1981, la fecha es el 25 de noviembre en memoria de las hermanas Mirabal, asesinadas en 1960 en República Dominicana. Este año, la convocatoria fue el 24 y movilizó a multitudes en todas las capitales de la Argentina.
“Mujeres contra la violencia. Abajo el ajuste de Macri y de los gobernadores”, rezaba la bandera que cubría el escenario porteño sobre el cual una sola oradora, la periodista Liliana Daunes, leyó el documento consensuado que firmaron las decenas de organizaciones sociales, sindicales y políticas presentes.
La referencia al ajuste no es casual. Frente a cifras nacionales aterradoras -cada 18 horas una mujer es asesinada bajo la figura de femicidio, mayormente, en manos de su pareja o ex pareja- el Gobierno desmantela y desfinancia los ya insuficientes programas que intentan revertir las estadísticas con prevención y ayuda a las víctimas. Además, precariza a las trabajadoras que los llevan adelante.
“Aquí están nuestros cuerpos, fortalecidos de protesta”, repitió Daunes, frente a las Madres Víctimas de Trata que enarbolaban los carteles con las fotos de sus hijas desaparecidas. Junto a Nora Cortiñas, referente de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, y a distintas representantes de las diversos colectivos que colmaron la Plaza. También se repitieron desde el palco los nombres de las asesinadas y desaparecidas, los de cada una, que se cuentan de a cientos. Y la frase: “el Estado es responsable”.
“Muertas por violencia / Desaparecidas en democracia y esclavizadas / Y Macri no hace nada”, fue el estribillo de una de las canciones más cantadas a lo largo de las diez cuadras de marcha. La figura del Estado ausente, o presente y patriarcal, cada año cobra más protagonismo en los discursos feministas. Fortalecidos, los cuerpos de las marchantes son cada vez más numerosos; y la protesta, más permanente.