Redacción Canal Abierto | La balanza comercial cerró 2017 con un déficit récord de más de US$ 7.600 millones, gracias a que las importaciones crecen al 20% y a que las exportaciones están estancadas. La inflación superó las metas -que también debieron reajustarse para el año que recién empieza- y el empleo industrial perdió casi 3 mil puestos de trabajo. Pero las finanzas fueron un éxito.
Según un informe del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad de Avellaneda (Undav), “la inversión productiva en 2017 cayó 14% respecto de 2015, mientras que la especulativa creció 790% en el mismo período”.
La cuenta es más sencilla en dinero: por cada dólar de inversión productiva ingresado al país en 2017, entraron otros 3,4 dólares destinados a la “timba” financiera.
Para la Undav, el ingreso de capitales especulativos compensa el desequilibrio comercial, pero los costos para el país son altos: “los intereses pagados por renta de la inversión crecen un 63,7% en los primeros tres trimestres del año, en comparación a 2016, mientras que aumentan más de 100% en la comparativa con igual período de 2015”, sostiene el estudio.
Mientras en concepto de inversiones especulativas ingresaron al país US$ 27.937 millones, esto es 3.252 millones más que en 2016 y 24.797 millones más que en 2015, con todo y los sacrificios que el Gobierno ha hecho para satisfacer a los mercados, las inversiones productivas tan esperadas no sólo no aparecen, sino que reculan. Consolidan poco más de US$ 8.000 en los primeros nueve meses del año, lo que representa un “retroceso del 13,5% respecto a igual lapso en 2015”, en base a datos publicados por el INDEC.
“Esta dinámica dispar puede encontrar, al menos en parte, su fundamento en la fuerte emisión de deuda del Gobierno y la desregulación de las inversiones especulativas aplicadas en este último tiempo –concluye el informe-. Por su parte, el exiguo incremento en la inversiones extranjeras directas indica cierta reticencia de los inversores externos a posicionarse en inversiones de largo plazo como consecuencia de la desconfianza que ofrece la actual política económica en tanto se acumulan desequilibrios internos y externos”.