Por Federico Chechele | Uno de los eternos problemas de los sectores progresistas y de izquierda es cómo plantear el tema de la seguridad. La respuesta natural es terminar con el hambre y eliminar la pobreza a través de trabajo genuino. Algo tan sencillo de explicar nunca termina de germinar, ya que la mayoría de las veces prevalece la consigna de mano dura de otros sectores como respuesta inmediata. La sorpresa de la semana es que quien disipó esta dualidad fue el jefe de la policía de la provincia de Buenos Aires, Fabián Perroni.
En un inusual ataque de sinceridad por parte del jefe de la Bonaerense, difícil de comparar con otras gestiones, explicó que “el delito más simple aumenta y es sobre el cual más estamos trabajando (…) Hay gente que delinque, que es la primera vez que está pasando, que antes no lo hacía, pero por una necesidad más que de delinquir por un apremio económico».
Y por si uno creyese que pudo tratarse de una frase desafortunada o sacada de contexto, Perroni agregó: “Existe un problema social, que es obvio, que hace que la persona que tenga la necesidad de comer, por definirlo de alguna manera, (delinca), lo que hace que el delito más simple aumente».
Si bien no estamos acostumbrados a este tipo de franqueza, la evaluación social que detalló el jefe policial tiene más sustento que cualquier encuesta telefónica ya que tiene bajo su paraguas la protección y la problemática de seguridad de casi 17 millones de argentinos. Es de imaginar que por su despacho deben pasar cientos de datos de los diferentes delitos que se comenten en el distrito más grande del país.
La alarma que encendió Perroni pasó desapercibida, por lo menos públicamente, dentro del gobierno de María Eugenia Vidal. Ningún miembro del gabinete bonaerense salió a refrendar la crudeza de sus dichos. Por el contrario, la que salió disparada fue su jefa a nivel nacional, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
Desde Washington, salió a silenciar al jefe de la Bonaerense al señalar que su opinión «no fue de lo más feliz» porque «primero, la pobreza en la Argentina bajó; y, segundo, porque se está haciendo una intervención en los barrios más complicados con el plan Barrios Seguros, que no es sólo seguridad sino muchas variables».
Desde la calle 5 de La Plata son pocos los que apuestan por un prolongado tiempo de trabajo para Perroni al frente de la Departamental. Se especula que dejarán pasar algunas semanas para aquietar las aguas y lo más probable es que encuentren una excusa para relegarlo de su cargo. Pero también hay que ser honestos: fuera de allí a nadie le importa la suerte que correrá el jefe de la Bonaerense. Lo que sí haremos es utilizar sus apreciaciones para almacenarlas y así poder replicar los números oficiales de Vidal, porque su franqueza sobrevuela cada barrio de la Provincia.
A saber: Según se desprende del último análisis que realiza la consultora Kantar Worldpanel, el consumo masivo cerró el primer trimestre del año con una caída de 1% frente al mismo período del año pasado. En términos de estratos sociales, se registró una caída en los niveles alto y medio de un 2%, y en el bajo superior de un 4%.
Además, la canasta básica familiar subió un 10% en lo que va de 2018 y por ende cayó el poder adquisitivo. “En diciembre del año pasado una familia de dos adultos y dos niños pequeños necesitaba $6144,98 para alimentarse adecuadamente durante un mes. Cuatro meses después, para solventar iguales gastos requiere $6733,03, o sea $588,05 (+9,57%)”, informó el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana.
A esto hace referencia Perroni.