Redacción Canal Abierto | A fines de este mes se tratará en la Legislatura porteña el Proyecto de Ley de Paridad Teatral presentado por la Legisladora Andrea Conde, de Unidad Ciudadana.
El proyecto busca garantizar la real participación de las artistas y gestoras culturales mujeres, lesbianas, varones y mujeres en el ámbito de la Dirección General del Complejo Teatral Ciudad de Buenos Aires (CTBA) en todas sus áreas, programas y actividades.
El CTBA es un organismo creado en el año 2000, y que nuclea artística y administrativamente los teatros públicos más importantes de la Ciudad: General San Martín, De la Ribera, Presidente Alvear, Regio y Sarmiento. Desde su creación estuvo abocado a la promoción de disciplinas como teatro, danza, música, títeres, cine y fotografía.
Históricamente estas instituciones estuvieron dirigidas por varones. El proyecto de Ley hace mención a que, por ejemplo, en el Teatro San Martín “sólo en una oportunidad (entre mayo y noviembre de 1971) hubo una mujer como directora artística, la actriz Iris Marga, pero nunca en la historia una estuvo al frente de la dirección general”.
Existen tres tipos de circuitos teatrales: el oficial, regulado por el Estado; el comercial, donde circulan obras tendientes a la reproducción del mercado; y el “off” o independiente.
En este último, la circulación de trabajadoras y trabajadores es otra, justamente por su carácter independiente. Pero también es otro el flujo de dinero. “Quien paga los sueldos formalmente no es el circuito independiente, es el oficial, o en última instancia el comercial, y no en todos los casos. Hay que pensar que la plata que se destina al pago de sueldos es para sostener el desarrollo de determinados artistas. La profesionalización de un trabajo en el circuito teatral oficial, en el 65% de los casos es para desarrollar varones y el 0% es para que desarrollen artistas trans. Lo que están haciendo es reproducir un circuito donde sobreviven unos y no sobreviven otras”, explica en diálogo con Canal Abierto Andrea Conde, quien además preside la Comisión de Mujer, Infancia, Adolescencia y Juventud de la Legislatura.
Estudios realizados por la comisión, y que forman parte de la fundamentación del proyecto, dan cuenta de esta disparidad en la participación de las mujeres y géneros no binarios: “de todas las mujeres contratadas para labores creativas artísticas, la mayor parte fue contratada y pudo desarrollarse en el área de vestuario. En el caso de los varones, su desarrollo es parejo en casi todas las áreas”.
Por su parte, Maruja Bustamante, directora, actriz y dramaturga explica: “lo que se trata de instalar con esta normativa es que en los lugares donde hay dinero, donde se produce el trabajo, haya más mujeres. Hay un montón de actrices pero faltan escenógrafas, directoras, dramaturgias. Es más, el año pasado en el Teatro San Martín sólo el 24% de las obras fueron dirigidas por mujeres”.
En conclusión, se trata de un proyecto de Ley que persigue la igualdad de oportunidades en el plano laboral y expresivo. Pero sobre todas las cosas, como explica Conde, un plano de disputa en la batalla cultural: “el teatro es un lugar de producción y reproducción de estereotipos y de contenidos, pero también una fuente laboral en la que el teatro oficial debe garantizar la pluralidad de discursos. Es decir, que haya determinada gente contando la historia no garantiza que no se reproduzcan determinados discursos, pero lo que si te garantiza es que no vayan a ser siempre los mismos varones los que cuenten las historias y los que las relaten”.