Parece que ha llegado la hora del faenamiento, por decirlo así, de manera amable, lo que en realidad huele más a descuartizamiento. Un descuartizamiento en el sentido más vasto de la palabra. Hacer pedazos una cosa, o una persona, o miles de cosas y miles de personas. Y de las cosas y de las personas empiezan a quedar no más que restos, o miembros esparcidos por ahí. O ideas esparcidas por ahí. NN. A veces parece que el propósito no es otro que el mundo esté poblado por NNs. Personas, ideas, pensamientos, libertad de sensaciones, todo, todo hecho pedazos. Todos sepultados en una inabarcable tumba NN. Que muchas veces ayudan a cavar otros NN que suponen que no son NN. Que sufren la terrible alucinación de suponer que no son tan NN como el tipo que resuelven enterrar.