Redacción Canal Abierto | En abril de este año, las explicaciones que el ministro de Finanzas debía dar en el Congreso terminaron en escándalo. Aquella tarde, ni el coaching de dos semanas logró evitar el escarnio público y político.
Los nervios de Luis Caputo no eran infundados: las preguntas sobre su participación en sociedades offshore, denunciadas en los Paradise Papers, se veían venir. También se preveía una ausencia de respuestas.
“Esta vez el endeudamiento va a ser distinto”, “el tema no es la deuda sino cumplir con las metas del déficit fiscal”, “lo único que tenemos que hacer es ser un país normal”, fueron algunas de las definiciones que soltó Caputo sobre la política económica de Cambiemos durante su presentación ante la Comisión Bicameral de Seguimiento y Control de la Gestión de Contratación y de Pago de la Deuda del Congreso.
Sobre su situación personal, empero, sólo llegó a esbozar, sin convencer a nadie, que “el tema de las offshore no es delito”, las comparó con “una caja de seguridad”, y alegó: “Todo está bien presentado, esa tenencia no es mía, es una tenencia fiduciaria”.
En un marco donde no estaban permitidas las repreguntas ni habilitado el diálogo entre el funcionario y los legisladores, Caputo se sentía protegido. Sin embargo, las preguntas de la oposición sobre su vinculación con las sociedades Princess International Global Ltd., en Islas Caimán, y Noctua Partners, en Delaware y Miami, le generaron la suficiente incomodidad para dar un paso en falso, reflejo de la impunidad propia de los negocios. Secretario mediante, Caputo –en un gesto de torpeza e ingenuidad- le envió a la diputada Gabriela Cerrutti el papelito que rezaba: “Mis hijas tienen 11 y 13 años. No seas tan mala”. Tres ese mensaje, explotó el revuelo.
Si faltaban pruebas del vínculo que Caputo buscaba solapar, en marzo de este año Noctua Partners informaba a la Comisión Nacional de Valores estadounidense que “nuestro principal dueño es Noctua Partners II LP, una sociedad registrada en las islas Caimán, e, indirectamente, Martín Guyot y Luis Caputo. La principal dueña de nuestra afiliada Noctua Assets Management LLC es Noctua Partners I LP, una sociedad de Caimán e, indirectamente, Guyot y Caputo”.
Se trataba del primer gran paso en falso de “Toto” o -como lo definió Marcos Peña- el “Messi de las finanzas”. Pero los traspiés no sólo se sucederían en la “arena política”. Luego, a los reveses del mercado y una pésima administración en Finanzas y luego en el Banco Central, se sumaron varios contratiempos judiciales.
El último de estos golpes judiciales tuvo lugar a principios de septiembre de este año, a partir de una denuncia ante la Justicia para que se investigue a Caputo por “abuso de información privilegiada” y “negociaciones incompatibles con la función pública”. Según consta en el expediente, el ex funcionario compró a título personal unos 8.554.563 pesos en Letras del Banco Central (Lebac) que vencieron en noviembre pasado.
Por entonces, las elevadas tasas que ofrecían las Lebac frente a un dólar que rondaba los 18 pesos las volvían un gran anzuelo financiero para los ahorristas.
Caputo repitió dos veces más la operación con Lebac, la última vez con un monto de 8.979.000 pesos y con un vencimiento para el 17 de enero de este año. En ese momento, el ex ministro dejó de apostar al peso.
A todo esto, cabe destacar que, según el balance cambiario del Banco Central, durante los primeros seis meses de este año –incluso antes del agosto fatídico en cuanto a corrida cambiaria- se fueron del circuito financiero local 16.676 millones de dólares, más de dos mil millones más de divisas que en todo el 2001 (14.977 millones).
El otro frente judicial que promete complicar al ex funcionario tiene su origen en mayo del año pasado, cuando el juez federal Claudio Bonadio allanó el Ministerio de Finanzas que por entonces encabezaba “Toto” Caputo, la Anses que preside Emilio Basavilbaso y la Comisión Nacional de Valores (CNV) que conduce Marcos Ayerra. El transfondo era la aprobación de de la venta de las acciones que tenía el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la ANSES en Petrobras Argentina por 156 millones de dólares.