Por Revista Cítrica | Para conocer las ofertas que vende el supermercado Coto en sus distintas sucursales, sólo basta abrir un diario. Casi cualquier diario, cualquier día, en cualquier semana. Coto siempre está ahí, a la pesca de nuevos consumidores, con el anzuelo de sus 3×2 en productos de almacén, sus 6×4 en bebidas o sus 70% de descuento en la segunda unidad. Los fines de semana esa presencia se multiplica: dobles y hasta cuádruples páginas se suman a segundos de publicidad en radio y televisión, y pop up en los principales portales web. Todo eso explica por qué cuando Coto es noticia, casi nadie se entera.
El blindaje mediático del que se beneficia Alfredo Coto, el dueño y fundador de la cadena de supermercados, supera incluso al de ciertos funcionarios o gobiernos. Quedó claro a lo largo de este 2018, cuando la Justicia Federal avanzó contra él y su hijo Germán por la causa que empezó el 30 de agosto de 2016, el día en que una inspección de la ANMaC descubrió —y no denunció— en el depósito de la sucursal de Paysandú 1865, en el barrio de Caballito, 227 granadas, 41 proyectiles de gases lacrimógenos, 27 armas de fuego, 2 de lanzamiento, 3886 municiones, 14 chalecos antibala, 22 cascos tácticos sin numeración, 9 escudos antitumulto, un gas pimienta y un silenciador de armas. La situación hubiese sido indiscutiblemente una noticia replicada a lo largo y a lo ancho de la Argentina, pero la capacidad de silenciar que tiene el empresario y su empresa hizo que todo quedara semioculto.
Este año, la causa —originada por el fiscal federal Jorge Di Lello luego de recibir una denuncia anónima y realizar una investigación preliminar— avanzó. Alfredo Coto, su hijo y varios funcionarios públicos acusados de haber incumplido sus deberes de control fueron citados a declaración indagatoria en abril. Y en agosto, el empresario amplió esa declaración por escrito ante el juez federal Sebastián Ramos. Sin embargo, en los medios, casi no hubo noticias al respecto. Algo que se agrava si se tiene en cuenta que el mismo empresario reconoció que las armas y municiones estaban allí por “los graves y reiterados hechos de violencia que se generaron contra locales y dependencias de la empresa, en particular, en los últimos 20 años”, algo que vinculó a las “organizaciones sociales y agrupaciones piqueteras”.
“El blindaje mediático del que se beneficia Alfredo Coto supera incluso al de ciertos funcionarios o gobiernos”.
Nada publicó Clarín, ni La Nación, ni Infobae, ni radio La Red o Mitre. En el diario más vendido del país, Clarín, la palabra Coto siempre está asociada a buenas noticias: “Con César Banana Pueyrredón, Coto busca afianzar la relación con sus clientes” y “Dos noches para aprovechar descuentos” son las últimas dos notas que publicó ese diario sobre el supermercado. Las dos son de diciembre de 2017. Algo lógico si se tiene en cuenta que de enero a diciembre de ese año, Coto le pagó, sólo en concepto de publicidad, alrededor de 85 millones de pesos.
Mejor no hablar de ciertas cosas
—Citaron a indagatoria a Alfredo Coto por un arsenal encontrado en una sucursal −fue la información que le llevó un editor a uno de los directores de un diario importante de alcance nacional.
—Mejor no nos metamos en problemas, dejémosla pasar —encontró como respuesta. A ese diario, Coto le pagó tres millones de pesos sólo en 2018. Una buena manera de promocionar sus productos, aumentar su rentabilidad y, sobre todo, conseguir el silencio en situaciones incómodas.
“Coto le pagó a Clarín, sólo en concepto de publicidad, alrededor de 85 millones de pesos”.
En Infobae, las últimas noticias relacionadas con Alfredo Coto que se publicaron tienen el cuidado para no incomodar a uno de los auspiciantes privados más importantes que tiene el sitio más leído del país. En 2018, el año en que avanzó la causa judicial contra el empresario, la única referencia que consignó el sitio fue que Alfredo Coto integra la lista de las 50 personas más ricas de Argentina. En La Nación, Coto aparece en dos situaciones: en forma de publicidad tradicional, y en forma de PNT, cada vez que inaugura una sucursal.
El que sí contó lo que viene pasando con Coto y la causa por el arsenal encontrado fue el diario cooperativo Tiempo Argentino. El 27 de agosto, el periodista Ariel Zak reveló que, en su descargo, Alfredo Coto consideró que el arsenal encontrado en una de sus sucursales se debió a “un exceso de confianza” con la empresa de seguridad privada que les prestaba servicios y las fuerzas de Seguridad del Estado. “Carezco del control personal de los elementos que se encuentran ubicados o en custodia en algunos de los cientos de lugares donde desarrollas sus actividades la empresa”, dijo el empresario. Las armas de la sucursal en Paysandú pertenecían –según contó Zak– a la Policía Federal (PFA), la Gendarmería Nacional (GNA) y la Prefectura Naval (PNA). También a la empresa de seguridad la cadena, que tenía una licencia como “usuario colectivo”, pero estaba vencida desde 2014. Algo de lo que pocas personas se enteraron.