Redacción Canal Abierto | En la capital de La Rioja, docentes del Instituto Pestalozzi, recuperaron la escuela y formaron una cooperativa. La institución, alberga a más de 50 niños y niñas con discapacidad. Sin embargo, en el último tiempo se les hizo cada vez más difícil afrontar la crisis económica. Desde la escuela, aseguran que no pueden trasladar los aumentos a los aranceles porque las familias no pueden pagar. El colegio recibe a niños con autismo, dislexia y síndrome de Down, entre otras patologías.
“Hay padres que no te pagan porque se quedaron sin trabajo o no llegan a fin de mes. Es la crisis que estamos atravesando y se les hace muy difícil poder afrontar la obligación. Los padres nos dicen que están en duda de inscribirlo porque se quedaron sin trabajo y esperan a que les paguen, ellos tienen la intención de pagar la cuota pero están sin trabajo formal, viven de changas”, cuenta Guadalupe Ferreyra, docente del Instituto Pestalozzi y presidenta de la cooperativa.
La escuela, comenzó funcionando como una institución privada. En el año 2012 fue cedida por su dueña quien dejó de hacerse cargo. El estado edilicio era de abandono y además adeudaba sueldos. Es entonces cuando las docentes decidieron conformar una cooperativa.
“La dueña fue vaciando la escuela, en realidad no invirtiendo. Cuando empezamos no teníamos pizarrones, dábamos clase en una pared pintada. Eran ochenta alumnos matriculados en nivel inicial y primaria”, relata Ferreyra.
La escuela, que se organiza de manera cooperativa, tiene un sentido de organización colectiva. Comenzó con 16 asociados refundadores y hoy son 33. Además, cuenta con nivel inicial, primario y este año se abrió el jardín maternal para bebés desde 45 días hasta niños y niñas de dos años, además se desdoblaron grados.
Hace algunos meses atrás tenían el proyecto de poder desdoblar la salita de 4 por la cantidad de niños y niñas en lista de espera y comenzaron en septiembre a agrandar las instalaciones pero ahora ese proyecto está parado porque no pueden afrontar los gastos.
“Nuestra mayor necesidad es tener un edificio propio que es donde nosotros nos podríamos establecer sin problemas”, explica la docente.