Redacción Canal Abierto | A mediados de septiembre, el secretario de Energía, Javier Iguacel, viajó a Houston y se reunió con los principales empresarios de los grupos petroleros de Estados Unidos y el mundo. De ese viaje, derivaron las subas en las tarifas al gas –por bajar el precio para las empresas- y el decreto 872/2018 del 2 de octubre que pone en licitación parte de la plataforma marítima argentina.
Gustavo Lahoud, especialista en energía del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas, visitó los estudios de Canal Abierto y dio detalles de lo que este decreto significa y cómo impacta desde el punto geopolítico y en las medidas energéticas que el Gobierno se plantea encarar.
“Lo que hace este decreto es generar un llamado o un concurso internacional para que participen aquellas pocas empresas que están en condiciones de hundir semejante cantidad de capital para plantar plataformas submarinas de exploración petrolera en nuestro atlántico sur. Esto se da en un contexto en el que este gobierno busca inversiones de manera desesperada, planeando que el atlántico sur puede ser un espacio de futuras e importantes inversiones hidrocarburíferas”, expuso Lahoud.
En 2016, la convención de las Naciones Unidas de Derecho del Mar, se reconocieron 1.782.500 kilómetros cuadrados más como parte de la plataforma continental argentina. Con este decreto, 38 bloques divididos en 225 mil kilómetros cuadrados de esta plataforma, serán puestos a licitación.
Para Lahoud, las grandes beneficiadas con esta decisión pueden ser Shell, Exon, Total (empresa francesa), empresas chinas, que están en condiciones (establecidas en el texto del Boletín Oficial) de llevar adelante esta explotación.
Y agregó: “Cuando uno ve los números de lo que se está extrayendo ahora en materia de gas no convencional, los que están creciendo fuertemente son empresas como Tech Petrol, del grupo Tech in, claramente beneficiadas por las resoluciones que dejó Aranguren que reconocen ese precio artificial del as. YPF también es beneficiada, pero en el largo plazo no están dispuestos a hacer uso del control estratégico que tiene el Estado sobre nuestra empresa de bandera. Con esto es probable que en poco tiempo más, la misma YPF sea subastada en el mercado internacional, de aquí a tres o cuatro años”.
En Houston, Iguacel expuso la creciente producción de gas en la cuenca neuquina. Sobre esto, Lahoud hizo tres grandes preguntas: ¿Necesitamos desarrollar masivamente Vaca Muerta? ¿Con lo que esto significa? ¿Qué tipo de de energía y para qué proyecto de país queremos?
Como respuesta, supone: “Básicamente están pensando en un modelo extractivo, ampliado, pensado en exportar vía Atlántico o vía Pacífico a través de Chile el gas que vamos a tener en excedente porque en realidad el mercado interno hoy está deprimido con la situación de crisis económica que estamos viviendo”.
El costo ambiental es de los puntos más importantes a poner en consideración. ¿Qué queda después de los grandes proyectos extractivos y de zonas castigadas durante décadas y vaciadas de sus recursos?, se pregunta Lahoud. Para él, el “gran agujero negro” de la explotación hidrocarburífera, aquí y en el mundo, es qué pasa con los procesos de remediación ambiental. “Los pasivos que siempre quedan los ven después las poblaciones y los sufrimos como comunidad. Pero en términos económicos, generalmente son subvaluados por las empresas”, finalizó el especialista.