Redacción Canal Abierto| Hace 20 años comenzaban el La Plata, Bahía Blanca y Mar del Plata los Juicios por la verdad, impulsados por la entonces incipiente Comisión Provincial por la Memoria. En la que a partir de audiencias se reconstruyó lo ocurrido en los centros clandestinos de detención durante la última dictadura cívico militar.
«Los Juicios por la Verdad realmente fueron una luz al final del túnel que abrieron, luego de décadas, la posibilidad mínimamente de saber la verdad de lo que había ocurrido», afirma el ex juez federal de La Plata Carlos Rozanski en diálogo con el programa Sobre La Hora (Radio Cooperativa, AM770, lunes a viernes de 20 a 21).
Rosanski recuerda que una presentación planteando el derecho a la verdad de las víctimas y familiares, abrió esta instancia. «La Corte dijo que no se podían hacer los juicios porque había dos leyes brutales y vergonzosas que lo impedían (Obediencia Debida y Punto Final), pero sí había derecho a que se supiera la verdad de lo ocurrido. Eso fue el puntapié inicial de la etapa que en cierto sentido terminó en diciembre de 2015. Con los Juicios por la Verdad empezamos a ver todos cómo era posible que se pudiera escuchar a las víctimas, saber qué es lo que había pasado y ahí se estaba construyendo una vez más en toda su intensidad el drama que fue la dictadura genocida».
El otro gran punto de inflexión que hubo fue la declaración de inconstitucionalidad de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, «esa vergüenza que nos impidió durante décadas saber la verdad de lo que había pasado y a su vez juzgar a los responsables», califica.
Plantea también que estas cosas no hubiera podido ocurrir sin una anuencia de la Justicia argentina. «En todo esto está la vergüenza del Poder Judicial y no es ético no decirlo. El Poder Judicial ha acompañado los peores momentos de la historia argentina. No responsabilizar a aquel sector ultrarreaccionario del Poder Judicial que convalidó los golpes de Estado, las dictaduras y el genocidio a mí entender no sería ético», sostiene.
El impacto que los primeros juicios a las Juntas MIlitares, los Juicios por la Verdad y los iniciados a partir de 2006 tuvieron en el resto del planeta pusieron a nuestro país como ejemplo en la materia. «Bangladesh, junto a la Argentina, son los únicos países del mundo que ha juzgado y está juzgando a los genocidas con sus propios tribunales. En el caso de Bangladesh lo hace la Corte Suprema que es la que juzga en forma directa. Yo fui invitado a participar y hablar en un evento sobre genocidio allí. También pude observar un juicio de lesa humanidad sobre genocidio. Me impresionó mucho que los estudiantes que participaban en el Congreso sobre genocidio estaban muy interesados en preguntarme cosas y saber qué pasaba en Argentina. Y se sacaban fotos conmigo. Y a mí me llamaba la atención y pregunté por qué pasaba eso. Me respondieron: ‘nosotros estudiamos en la facultad con los juicios y vimos y estudiamos con Un claro día de justicia’, un documental que hizo la Comisión Provincial por la Memoria sobre el juicio a Miguel Osvaldo Etchecolatz. Este estudiante que estaba con el jefe de los fiscales de Bangladesh me cuenta que lloraban al ver ese video», narra el ex juez.
Consultado por la situación actual, Rosanski afirma que «el retroceso que estamos viviendo en materia de derechos humanos hace que hablemos de presos políticos. Si hace diez años nos decían que iba a ver decenas de presos políticos no lo podíamos creer, era imposible pensarlo».
«Esto es algo que tendría que servir por lo menos para que el día que recuperemos una democracia genuina y no este circo que está haciendo el Gobierno, nos acordemos de las reformas que hay que hacer. No es posible modificar un carácter reaccionario en el Poder Judicial, lo que hay que hacer es cambiarlo. Hay que empezar a pensar en eso a futuro», finaliza.