Redacción Canal Abierto | «Cuando en el ’55 la Fusiladora empieza a perseguir a todo lo que es la cultura popular y callejera, a la que identificaba con el peronismo, prohíbe el bombo como símbolo. Toda la parte de la murga crítica, la picaresca, el canto y el ritmo va a parar a las hinchadas, y se hace muy fuerte en cuanto a folklore. Eso hace que, por ejemplo, hoy en México a las hinchadas les digan ‘murgas’ y vengan a comprarse el bombo con platillo acá. Ese bombo desconocido, maltratado, nació antes que el peronismo, lo traen las agrupaciones del carnaval».

De esta manera, Ariel Prat narra parte del espíritu que da origen a Herencia negrada, el título de su más reciente trabajo junto a su nueva banda, Los Perdidos. 

A lo largo de sus once canciones, en Herencia negrada Prat recorre y recupera la raíz negra de la música originaria de nuestro lado del Río de la Plata, lo que ya es una marca en su carrera.  Se trata de una labor que viene desarrollando con ímpetu de militancia no sólo a través de sus obras, sino también como investigador y docente en la materia.

«No soy un tipo que se queda callado. En los shows digo que hay que defender la cultura del carnaval y hago una explicación de dónde viene lo que están escuchando -sostiene-. Lo ligo todo con el tango y la milonga, pero es algo que está vivo, como el rock o la cumbia».

El disco, que cuenta con prestigiosos invitados como Teresa Parodi o integrantes de Bersuit Vergarabat, fue grabado en la cooperativa y escuela de sonido «Aural» durante 2017 y 2018, y será presentado en el Club Atlético Fernández Fierro los próximos 13 y 14 de diciembre. Para su concreción en formato material, Prat y su banda apelan a la contribución de sus seguidores: el financiamiento se realiza mediante ventas anticipadas.

Si bien el camino recorrido en los últimos tiempos no ha sido menor, Prat encuentra que todavía quedan resistencias por vencer. «Ese bombo ignorado no está en los festivales de percusión, los instrumentistas tampoco. Viene un tipo que toca un cuerito en una cajita de fósforos de alguna región de Senegal y enseguida lo meten como percusionista, ¡y el bombista no está! No sé qué pensarán que es un bombista de murga. Y después viene (Norberto) Minichillo, un gran baterista de jazz, y dice: ‘¿Cómo carajo se toca esto?’ y no podía tocarlo. Sentía un respeto enorme por el bombo con platillo. Estos son algunos de los elementos que tenemos en Herencia negrada«, concluye.

 

La entrevista completa:

 

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