Necesito jugar, nomás. Hacer de cuenta que. Aventurar, arriesgar, desafiar. Simular que. No que me cuenten qué debo hacer, o a qué jugar. Necesito abanicarme. Y muchas veces abanicar. Mezclar, repartir, cortar. Aplaudir. Jugar al aplauso. Ver rodar los dados que yo mismo echo a rodar. Jugar a que habito un mundo extravagante y cruel, de veras cruel, por completo impío y a la vez carnavalesco, del que no quiero irme, o me cuesta hacerlo.
El juego gira en torno a su propio eje, es decir, la probabilidad, la risa, el error, la incertidumbre, la picardía, el temeridad, la ignorancia absoluta acerca de lo qué ocurrirá. Necesito jugar. Suponer que. Sospechar que. Jugar con la seriedad con que lo hacía cuando era un chico que jugaba.