Redacción Canal Abierto | Desde el Departamento de Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo de ATE informaron sobre los riesgos de trabajar en un “edificio enfermo”. Para explicar qué significa y cuáles son sus consecuencias, Orestes “Beto” Galeano, director de esa dependencia, dialogó con Canal Abierto.
“Se habla de esta condición cuando, en general, hay mayor ausentismo por enfermedad. No hay una única causa, y tampoco se expresa de forma clara. Son malestares, irritaciones en la piel, dolores de cabeza. Esto tiene que ver con las sustancias que pueden estar presentes en el edificio, y obviamente, con el clima laboral, con cada situación de contrato de trabajo”, explicó Galeano.
Es común que por la reducción de gastos, el mantenimiento de la calefacción y ventilación centralizada de los edificios viejos no tenga un correcto mantenimiento. Lo mismo pasa con la iluminación y la falta de reposición de lámparas, que pueden afectar la visión de quienes trabajan allí.
“Es un conjunto de cosas que si uno las mira individualmente, pareciera que no trae ningún peligro. Pero cuando todas actúan al mismo tiempo, la salud empieza a deteriorarse”, señaló el director de Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo.
La prohibición del amianto o asbesto (en sus distintas variantes) es legal en más de 50 países. En Argentina, la prohibición de su uso -efectuada en los años 2000 y 2001– sólo impidió su utilización en nuevos productos fabricados.
“Se prohibió su uso pero no hubo planes de retiro. Es como si creyeran que mágicamente iba a desaparecer. Tal es así que todavía está presente en muchos edificios públicos y viviendas –señaló Galeano-. En cada revisión lo encontramos en viejas calderas y cañerías”.
Un caso trascendente de presencia de amianto es el del Centro Nacional de la Música. “En el subsuelo había una instalación muy vieja de calefacción. La caldera había sido cambiada pero la vieja no se había retirado de ahí. Y estaba recubierta de amianto. Los dos calderistas que trabajaban ahí, que eran padre e hijo, fallecieron. Para algunos fue casual, para nosotros no”, explicó el dirigente de ATE.
Y agregó: “En nuestro país existe un sistema que se parece mucho al negocio de la enfermedad y no a un sistema de salud. No hay prevención. Lo que hay es diagnóstico y tratamiento, y nunca se investiga por qué te enfermaste o qué te enfermó”.
Alrededor de 7.000 trabajadores mueren al año en Argentina por enfermedades adquiridas en el ámbito laboral. En el sistema formal de accidentes de trabajo, se registran por año unos 700 trabajadores. Las denuncias por enfermedad de origen laboral no superan el 3%.
“Claramente, nuestro sistema oculta lo que pasa con la enfermedad. Es como un iceberg donde te permiten ver la parte de arriba, que son los accidentes, y lo más enorme, que está abajo, no te dejan”, finalizó Galeano.
Ilustración: Pablo Carballo
Entrevista completa
Entrevista: Sil Juárez