Redacción Canal Abierto| Y un día el ajuste le tocó a quienes cayeron en la educación privada. El Sindicato Argentino de Docentes Privados (SADOP) advirtió sobre la cantidad de despidos y reducciones de horas en las escuelas de gestión privada.
Según el gremio, unos 12.000 docentes se han visto afectados. Esto representa en tre un 5 y un 7 por ciento de la planta total y se registra en los distintos rangos de escuelas privadas, tanto a las más exclusivas como a las barriales o parroquiales.
A diferencia de las escuelas de gestión estatal, en las de gestión privada existen distintos tipos de relación de dependencia: desde la planta permanente hasta contratos con distintos grados de precariedad, que abarcan a docentes de materias extraprogramáticas o de jardines maternales. Otra diferencia es que, al igual que en cualquier ámbito privado del trabajo, el despido se puede producir sin causal y el empleador sólo tiene la obligación de cumplir con el pago de la indemnización correspondiente.
En diálogo con Canal Abierto, la Secretaria Adjunta de SADOP Buenos Aires María Inés Busso contó que «ante la crisis económica que está atravesando el país estamos detectando una gran cantidad de despidos , porque hay muchos papás que han tenido que tomar la decisión de retirar a sus hijos de las escuelas de gestión privada y pasarlos a las de gestión estatal. Esto hace que haya una merma de matrícula y una reducción de cursos en el caso de inicial y primaria y en muchos casos de reducción de horas en secundaria».
Esta situación se reduce solamente a la reducción de cursos en el nivel primario ni a la reducción de horas en el secundario, sino que «también ha habido en terciaria una quita de subvención, lo que ha repercutido en los docentes que han perdido una gran cantidad de horas», según el testimonio de Busso.
Consultada por la distribución de la baja en la matriculación, Busso explicó las distintas categorías que abarca la educación de gestión privada: «hay escuelas de elite que cobran cuotas elevadísimas y a las que no accede cualquiera. Esas escuelas no están subvencionadas, si no no podrían cobrar esos aranceles. Y hay escuelas barriales, de clase media, a las que va cualquier hijo de trabajador. Esas tienen una cuota arancelada, pautada por el ministerio de educación».
Sin embargo, a la hora de hablar de la reducción de alumnos y, por ende de cursos o carga horaria, que impacta en los trabajadores a los que representa, Busso afirmó que en todos los niveles se está viviendo este tipo de situaciones. «Los que vana escuelas demasiado caras, se pasan a escuelas más baratas aunque no tengan subvención. En el caso de las escuelas barriales que muchas suelen ser parroquiales, los chicos terminan saliendo de esas escuelas y se van al estado porque no pueden pagar la cuota, ya que los empleadores, para que el chico se mantenga en la escuela, requieren que pague la cuota completa», explicó.
Por último, Busso se refirió a las gestiones que desde el gremio se están haciendo para paliar esta situación. «Estamos hablando con los empleadores buscando algún tipo de respuesta o solución. La realidad es que su planteo es que al no tener las cuotas porque los chicos no pagan tienen que juntar cursos y reducir personal. Lamentablemente es una relación de empleo privado y se manejan con esos parámetros. Estamos viendo la forma de que el impacto no sea tan impactante pero hasta el momento no hemos encontrado una salida ni una solución», concluyó.