Por Mariano Vázquez | Como un trágico paralelismo con la mitología griega, narrada en el poema épico la Ilíada, en la que la curiosidad de Pandora desató todas las calamidades y males de la humanidad guardados por Zeus en una ánfora misteriosa, la decisión de Julian Assange y su portal de abrir la caja de las atrocidades cometidas por las naciones imperiales en el siglo XXI generó la ira de los que pretendieron maquillar la realidad en nombre de la “libertad” y la “democracia”.
Por aquellos días, WikiLeaks dio luz al archivo del horror: 391.832 reportes de asesinatos, vejaciones, torturas, violaciones y abusos cometidos por Estados Unidos y Gran Bretaña tras invadir Irak.
Aquella filtración derivó en un encono visceral del poder de Washington y Londres contra Assange fundador, periodista, editor y portavoz de WikiLeaks, quien en junio de 2012 se refugió en la embajada de Ecuador en Inglaterra y recibió por parte del gobierno de Rafael Correa el asilo político.
Como la caja de Pandora, la palabra “asilo” es de origen griego. Significa “templo inviolable” y se ha convertido en un principio fundamental de protección de los derechos humanos en el derecho internacional. El “sitio donde nadie puede ser molestado” fue violentado por el presidente Lenin Moreno al permitir que la policía inglesa aprese a Assange dentro de la embajada ecuatoriana en Londres.
Se violó el principio de «no devolución» del asilado, la Opinión 54/2015 del Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias de las Naciones Unidas, la Opinión OC-25/2019 de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y la Resolución MC-54-19 de la CIDH de marzo de 2019 que obliga al Ecuador a «no deportar, devolver, expulsar, extraditar o remover de otro modo» a Assange de la embajada. Así, el presidente Moreno, en un acto de servilismo y genuflexión con Estados Unidos, muestra la degradación ética natural de las derechas latinoamericanas.
“Assange estaba bajo la protección del Estado ecuatoriano, pero además, desde el año pasado es ciudadano ecuatoriano. Esto no solo rompe las reglas de asilo y del derecho internacional sino la Constitución ecuatoriana, que obliga al Estado a proteger a sus ciudadanos”, sostuvo el Rafael Correa.
La imagen televisada mundialmente de un periodista sustraído por policías de una delegación diplomática busca disciplinar a quienes en el futuro pretendan develar las tramas más horrendas del poder. Este ataque a la libertad de expresión que los grandes medios hegemónicos decidieron no calificar como tal.
Hace 9 años que Estados Unidos acumula odio. Resquemor hacia este multifacético personaje que develó los más atroces secretos de estado. Assange expuso, sin filtros, la visión de las administraciones estadounidenses sobre la guerra de Irak. Su guerra santa. El relato de los propios invasores.
El “sitio donde nadie puede ser molestado” fue violentado por el presidente Lenin Moreno al permitir que la policía inglesa aprese a Assange dentro de la embajada ecuatoriana en Londres.
Así, el presidente Moreno, en un acto de servilismo y genuflexión con Estados Unidos, muestra la degradación ética natural de las derechas latinoamericanas.
El 22 de octubre de 2010, a las 5 de la tarde, el portal WikiLeaks liberó la lista más larga de material militar clasificado en la historia, el cual fue difundido por diferentes medios de relevancia mundial que se asociaron con Assange para masificar sus alcances.
Los 391.832 reportes, conocidos como “Los registros de la Guerra de Irak”, documentan la guerra y la ocupación en Irak, desde el 1 de enero de 2004 al 31 de diciembre de 2009 (excepto por los meses de mayo de 2004 y marzo de 2009), fueron revelados por soldados del ejército norteamericano. Cada uno es un “SigAct”: una acción significativa en la guerra.
Uno de los datos más esclarecedores de la masiva filtración fue que desde la invasión a Irak murieron 66.081 civiles. Hasta entonces, los Estados Unidos, Gran Bretaña o cualquier otro país integrante de la coalición que invadió a la cuna de las civilizaciones más antiguas del mundo, habían negado rotundamente la existencia de estadísticas sobre los decesos.
Los reportes detallan un total de 109.032 muertes en Irak: 66.081 civiles; 23.984 “enemigos” (etiquetados como insurgentes); 15.196 “nación anfitriona” (fuerzas del gobierno iraquí); y 3.771 “amigos” (fuerzas de la coalición). Lo cual revela que la mayoría las muertes (más del 60 por ciento) fueron de civiles, más precisamente: 31 muertes por día durante ese período de seis años.
Por comparación, los “Diarios de la Guerra de Afganistan”, previamente publicados por WikiLeaks, cubriendo el mismo período, detalla que los muertos fueron 20.000. Durante el mismo período en Irak, la acción fue cinco veces más letal.
Las cifras de las atrocidades fueron creciendo a pesar de estas revelaciones, diversas fuentes han ubicado la cantidad de muertos en 10 años de invasión a Irak en el millón de personas.
La estela de mentiras es un patrón. Recordemos: comenzó en 2003 con George W. Bush que para justificar la ocupación aseveró que “Irak tenía armas de destrucción masiva”.
Meses antes el mismo sitio publicó informaciones similares sobre la guerra en Afganistán. Esa vez fueron más de 70.000 documentos.
Para Washington el problema no fueron las violaciones a los derechos humanos, crímenes de guerra o la utilización de mentiras para obtener réditos políticos. No hubo ni mea culpa ni condena ni vergüenza por los hechos revelados. El encono fue por la difusión.
Violaciones sistemáticas a la ciudadanía iraquí ocupada y vejada por una fuerza imperial. Ni una línea. Promesas de investigaciones o pedidos de disculpas. Ni una tibia insinuación.
Como lo ha demostrado a lo largo de su historia, para Estados Unidos hay vidas de primera clase y otras descartables, que valen menos que cero.
Los detalles de estos hechos “constituyen el primer atisbo dentro de la historia secreta de la guerra del gobierno de los Estados Unidos que se conoce alrededor del mundo”, señaló entonces WikiLeaks.
Por eso han convertido desde hace casi una década la vida de Assange en una pesadilla. Hoy, el mayor acto de libertad es amplificar las galerías del horror narradas por sus propios creadores.
Están en un lugar. Pasen y lean: www.wikileaks.org
@marianovazquez | Publicado en Clate.org