Redacción Canal Abierto| Los jefes de la División Análisis de la Policía Federal Alfonso Ustares y Alejandro Sánchez fueron procesados por abuso de autoridad de funcionario público y violación de la ley de Inteligencia. La medida fue tomada por el Juez Federal Sergio Torres en la causa iniciada por la infiltración del policía Américo Balbuena en la Agencia de Noticias Rodolfo Walsh.
Así, Ustares y Sánchez siguen los pasos de su subordinado, cuyo procesamiento fue dispuesto por Torres en marzo pasado. Mejor suerte tuvo el otro jefe de la División Análisis imputado en la causa, Daniel Battini: no sólo fue sobreseído por Torres, sino que hoy revista al frente de la Superintendencia de Agencias y Delegaciones Federales
Estos primeros procesamientos se producen a 6 años de iniciada la causa, un tiempo que se presenta como bastante prudencial si se compara la velocidad que tiene la Justicia Federal a la hora de dictar procesamientos en otras causas.
Balbuena participó del portal de comunicación popular desde sus inicios, en 2002, hasta 2013, cuando los integrantes de la agencia tomaron conocimiento de la verdad acerca de su ocupación real y propósitos. A través de su supuesta labor de periodista, Balbuena obtenía información de diferentes organizaciones políticas, gremiales y sociales que reportaba a sus superiores.
Chascarrillos del destino hicieron que el fiscal de instrucción de la causa fuera quien hoy se conoce como todo un experto en materia de espionaje ilegal: Carlos Stornelli. Durante los 6 años que viene tramitando la causa, fueron más nada que pocos los avances producidos a partir de la fiscalía, recayendo todo en los abogados Miriam Bregman y Matías Aufieri. Este último contó a Canal Abierto: “No contamos con demasiada colaboración de ninguna de las otras fuerzas de seguridad a las cuales el Poder Judicial les encomendó la investigación: allanamientos, peritajes a un montón de computadoras y otras cuestiones en las que se le ha dado intervención a Gendarmería o la AFI. A nosotros no nos inspira ninguna confianza, porque entre bueyes no hay cornadas. Así y todo y pese a que las medidas de prueba que se han producido estaban ya bastante anticipadas -por lo cual las fuerzas de seguridad podían esconder o borrar mucha de la información que podía surgir-, las pruebas fueron bastante contundentes para determinar que un espía de la Policía Federal estuvo durante más de 10 años infiltrado en esta agencia de noticias”.