Redacción Canal Abierto | En el marco del plan de lucha que lleva adelante el sindicato y en continuidad con el paro del pasado 30 de abril, ATE anunció su próxima medida: un paro nacional el próximo miércoles con movilizaciones en las principales ciudades del país.
Lo resolvió el Congreso Nacional del sindicato realizado en Tucumán y se dio a conocer en la puerta de la Casa Histórica de la Independencia.
Además, el titular del gremio Hugo Cachorro Godoy rechazó enfáticamente el plan de la Casa Rosada para legitimar el ajuste: «Esos diez puntos que Macri ha planteado, una copia casi textual del Consenso de Washington de los años ´90, quieren que la oposición la vaya a firmar para convalidar su política. Nosotros eso lo rechazamos, no el diálogo”.
El salario estatal
Un informe realizado por el Instituto De Estudios Sobre Estado y Participación de la Asociación Trabajadores del Estado expresa detalladamente la caída de poder adquisitivo de los trabajadores y las trabajadoras del Estado Nacional. A continuación un resumen de los párrafos salientes:
El profundo deterioro que transita el conjunto de trabajadoras y trabajadores de la Argentina es asimilable a los contextos de crisis más graves que ha experimentado nuestra historia. A la delicada situación laboral que se verificaba hacia el año 2015 vino a sumarse la virulenta política desreguladora y de ajuste de un gobierno con un ideario marcadamente neoliberal que considera al salario y el bienestar de los trabajadores como la causa de los males económicos.
El acuerdo con el FMI profundizó las medidas de austeridad fiscal para el estado nacional y los estados provinciales que descargaron costos, tanto en la población en general (vía aumentos tarifarios, entre otros) como en los trabajadores estatales, a través de más despidos, más recisiones de contratos precarios y pautas salariales alejadas de la inflación.
De esta manera, la caída del poder adquisitivo del salario de los estatales se redujo durante el año 2018 un 18,1%, es decir, que casi un quinto del salario fue el recorte salarial en términos reales en un solo año. Semejante retroceso salarial fue el resultado de una paritaria que para los trabajadores de la Administración Pública Nacional fue del tan sólo 15% (y en varios tramos otorgados recién en los últimos meses del años) en el marco de una inflación cercana al 50% (del 47,1%). Particularmente, para el año 2018 se dio la singularidad de una paritaria diferida en el tiempo, conforme a la evidente y acelerada pérdida del poder compra del salario acordado, se estipularon dos tramos de aumentos adicionales del 5% para enero y otro 5% para el mes de febrero del corriente año. De esta manera, la paritaria del 2018 cerró en el 25% dos meses después de terminado el año. No obstante lo anterior, el nivel real salarial continúa sosteniendo una significativa pérdida del orden del -16,6%.
Sin embargo, el cuadro salarial se agrava aún más cuando consideramos todo el período de gestión de Cambiemos. En conjunto, desde diciembre 2015 hasta la fecha, incorporando especialmente lo perdido durante el año 2016, el recorte salarial que sufren los estatales es equivalente a un cuarto del salario (-24,7% respecto del último dato del 2015).
Queda claro que el retraso salarial de los estatales ha adquirido una mayor velocidad durante el último año, condición que forma parte de una estrategia deliberada de ajuste sobre el gasto primario que, con la llegada del FMI, tiene por objeto liberar recursos para el pago de intereses. Lo peligroso de ello, en un contexto de caída de la actividad económica, radica en someter a la Argentina a una lógica de ajuste y endeudamiento perpetuo. Se verifica entonces, que al primer trimestre del 2019 el gasto correspondiente a remuneraciones de la Administración Pública Nacional se redujo un -16,7% (también cayeron de manera significativa otros componentes del gasto primario como las prestaciones de la seguridad social, un -14%, el gasto de capital un -35%, entre otros) al tiempo que los intereses de deuda pagados, que se proyectaba que crecieran un 34,7%, lo hicieron en un 65% (alcanzaron los $118.060 millones). En tanto, la recaudación pública está por debajo de lo proyectado conforme al cuadro económico recesivo y la carga de los servicios de deuda en el gasto público se acelera en cada corrida cambiaria, la intención del Gobierno será trasladar los costos sobre sus propios trabajadores y la población para sostener la cadena de pagos de deuda. Es decir, profundizar el ajuste sobre las condiciones de vida de la sociedad para sostener el negocio de los acreedores.
Desde diciembre 2015 hasta la fecha, incorporando especialmente lo perdido durante el año 2016, el recorte salarial que sufren los estatales es equivalente a un cuarto del salario (-24,7% respecto del último dato del 2015).
Por otra parte, no cabe la menor duda, que en esta oportunidad como en las anteriores, el objetivo del gobierno nacional consiste en pisar el salario en la discusión salarial con los estatales para ofrecer señales de mayor regresividad distributiva al resto de la economía. Sin embargo, nada más en vano que la creencia de que la contención salarial garantizará mayores niveles de inversión que luego retornarán en crecimiento económico y más empleo. Muy por el contrario, estos incentivos de receta neoliberal que buscaron histórica e infructuosamente, a partir de la reducción del costo laboral, atraer inversiones han derivado en márgenes extraordinarios de rentabilidad que se fugan al exterior o se destinan a la especulación financiera.
Sin ir más lejos, el año 2018, que fue testigo de uno de los recortes salariales más escandalosos de los últimos años, no vio recuperar ni el nivel de inversión productiva (que cayó un –5,8%), ni la actividad económica (-2,5%) ni el empleo (cayó la tasa de empleo al 42,2% y se disparó la desocupación al 9,1%). La contrapartida de menores salarios fue transferida a unos pocos actores económicos concentrados que alimentaron un proceso de fuga de capitales al exterior alcanzándose un nivel récord de U$$ 27.230 millones, superando incluso lo verificado en los dos últimos años.