Redacción Canal Abierto | El rotundo triunfo del gobernador cordobés Juan Schiaretti en su reelección dejó tela para cortar tanto en materia de análisis de lo ocurrido el domingo como en conjeturas del impacto que este resultado tendrá en el frenético mes que nos espera. Mayo está en la cuenta regresiva de la presentación de las listas que competirán en el cronograma electoral que se inicia el 11 de agosto, con la realización de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias.
A diferencia de los otros comicios provinciales y distritales realizados en lo que va de este año, la elección cordobesa tuvo un impacto en el seguimiento que traspasó las fronteras de la provincia mediterránea. Sólo el deceso del diputado Héctor Olivares logró interrumpir por un rato la virtual cadena nacional que se producía, de hecho, en todos los canales informativos que transmiten desde la Ciudad de Buenos Aires, los cuales reflejaban lo que ocurría en los distintos búnkers partidarios. Es que se trata del tercer distrito del padrón. Tampoco se olvida el peso decisivo que tuvo a la hora de definir a favor de Cambiemos el último ballotage presidencial. Como si fuera poco, en 2017 fue una de las provincias en las que el oficialismo nacional se impuso en las elecciones legislativas y donde se especulaba que Cambiemos podía tener margen de crecimiento.
Pero Córdoba volvió a ser una caja de sorpresas cuando Schiaretti logró su reelección con el mejor resultado obtenido desde el retorno democrático, con la división de Cambiemos y el triunfo peronista en la capital provincial.
Canal Abierto dialogó con el periodista Dante Leguizamón -quien en 2016 publicó un artículo donde explicaba la lógica que había primado en el rotundo vuelco cordobés hacia la candidatura de Mauricio Macri- para entender qué ocurrió el domingo y qué puede esperarse para las elecciones nacionales.
“En una cosa tiene razón Schiaretti: el resultado no es trasladable a lo que pueda pasar de aquí en adelante. Si se toman las elecciones de 2015, que fueron por separado, las municipales las ganó Ramón Mestre con un número importante; a los días hubo elecciones provinciales en las que ganó, también con un número muy importante, Juan Schiaretti. En las PASO el ganador en la candidatura a presidente fue José Manuel De La Sota de la mano de UNA. A la hora de la elección general, se repitió esa elección, pero en el ballotage arrasó Mauricio Macri” resalta Leguizamón. “Así que el electorado cordobés va virando y opta por diferentes cosas. También hay que tener en cuenta, a la hora de pensar lo que hoy vemos como debacle del macrismo, que en su momento la dicotomía Scioli-Macri acá en Córdoba no se veía en Scioli una alternativa potable a lo que los cordobeses esperaban. Durante mucho tiempo había habido por parte de la propia Unión por Córdoba una demonización de Cristina Fernandez y del kirchnerismo. Esa demonización fue el caldo de cultivo por el cual Córdoba se comió el discurso de Cambiemos como la alternativa política a ese kirchnerismo híbrido que representaba Scioli. También hay que decir que Cristina Fernandez, cuando sacó el 54% de los votos a nivel nacional, en Córdoba también hizo la mejor elección de la historia del kirchnerismo, pero apenas rozó los 33 puntos. En 2003, cuando Néstor Kirchner sale segundo después de Carlos Menem en el ámbito nacional, en Córdoba salió quinto”.
¿Este resultado implica una debacle del macrismo en Córdoba?
-Sí. Si se suman los votos de Negri y de Mestre, apenas superan los 20 puntos. Pero no se si eso puede trasladarse a lo que pueda pasar en una elección general. Macri no tiene el consenso que tuvo en el ballotage. Tampoco tiene el consenso que tuvo con Baldassi en las legislativas del 2017. Pero tampoco creo que el macrismo esté muerto en Córdoba.
Aún yendo unidos, si se suman los votos de Mestre y de Negri, llegan a la mitad de lo que sacó Schiaretti. ¿Qué explica esta debacle?
-Gran cantidad de los votantes de Schiaretti son votantes que votaron a Macri en la última elección. Por eso hacía la diferenciación del 2015. Mucha gente que eligió a Schiaretti como gobernador en 2015, después lo eligió a Macri para presidente. Es un error pensar que el voto macrista en Córdoba es el voto que representan Negri en Cambiemos y Mestre en la UCR. Muchos cordobeses peronistas alineados en Unión por Córdoba vota a Macri, cree en Macri y cree que Macri es la alternativa. Lo creyó en 2015 y lo volvió a creer en 2017. No se puede hablar de Macri solamente como lo que es Cambiemos. Acá en Córdoba gran parte del voto de Cambiemos es también un voto delasotista, es también schiarettista, es un voto de Unión por Córdoba y de Hacemos por Córdoba.
¿Qué impacto tuvo la ausencia del kirchnerismo en estas elecciones?
-Fue una muy buena decisión, porque el kirchnerismo tiene un voto duro que ronda entre el 4 y el 10%. En su mejor elección con Accastelo, un candidato que era peronista y que venía de haber sido parte de Unión por Córdoba, alcanzó 18%.Pero en esta elección me parece que iba a estar más cerca de su piso que de su techo. Mucho kirchnerista votó a Schiaretti con la idea de votar peronismo para oponerse a todo lo que fuera Cambiemos. Así que creo que fue una buena estrategia de Cristina Fernandez de ordenar que bajaran la lista del kirchnerismo. El resultado hace que hoy uno pueda decir que ganó Unión Por Córdoba, que perdió Cambiemos, pero no sabe que decir en relación al kirchnerismo. Es cierto que cuando uno habla con los kirchneristas hoy se encuentra con que muchos te dicen que aumentó mucho el voto en blanco, cosa que es cierta; que mucha gente votó a la izquierda y también es cierto; y que otra votó a Schiaretti que también es verdad. Pero la verdad es que no se sabe hoy a ciencia cierta a dónde fue el voto kirchnerista. Yo tengo para mí que del 100% de los kirchneristas de Córdoba, que con suerte los podemos ubicar en el 10% del electorado cordobés, prácticamente entre el 60 y el 80% votó por Schiaretti.
¿Y cuál fue el impacto que tuvo la participación de referentes nacionales, particularmente de Elsia Carrió y sus exabruptos?
-Fue un error de Negri traer a esos referentes, porque además los hizo perder. Vino Lilita Carrió, pero también vinieron Morales, Rodríguez Larreta y Vidal. Con todos esos apoyos, Negri apenas si está cerca del 16%. Carrió nunca fue una referente muy querida acá en Córdoba, por más que ella crea que sí. Me parece que fue más que nada un poco de pimienta para una campaña que venía con muy baja intensidad. Pero más que la vergüenza ajena que pueda haber generado Carrió con alguna de sus definiciones y la interpretación que uno hace que resultan ambivalentes las cosas que dice, no creo que haya tenido mucha incidencia. Sí es cierto que el cordobés es etnocéntrico, se cree en condiciones de resolver las cosas por sí solo. Esa es la lógica de la isla de Angleoz en su momento o del cordobesismo de De La Sota posterior. En ese sentido va lo que dijo Schiaretti que los cordobeses estamos cansados de la grieta y pensamos otra cosa, muestra que los que han tenido consenso electoral en Córdoba han sido aquellos que se han alejado de lo que pasa a nivel nacional y han dicho que los cordobeses nos manejamos solos. A algo así apuntó cuando Scharetti dijo que cuando se vota en Córdoba los de afuera son de palo.
¿Puede esperarse una intención de Schiaretti de proyectarse a nivel nacional, aunque sea como un armador electoral?
-Va intentar serlo, pero esa misma lógica de cómo el peronismo cordobés se cierra hace que tengan muchas dificultades de convertirse en referentes nacionales. Eso le pasó a Angeloz y a De La Sota en su momento, y le puede pasar a Schiaretti, tanto para ser candidato como para ser clave en el armado. Lo que sí muestra Sciaretti es que él plantea que es del Peronismo Federal, pero además, a diferencia de Pichetto o Urtubey, tiene votos. Eso le da, al interior del la estructura que está armando, un peso específico, tan contundente como el que tenía antes, pero con el agregado de una gran cantidad de votos.
¿Qué perspectivas se pueden tener con este resultado en función de las eleciones nacionales?
-Si Shiaretti está pensándose como el armador de un espacio peronista que dispute la presidencia con Mauricio Macri, va a tener que tener alianzas con sectores que van por fuera del peronismo, como puede ser Lavagna. Tampoco hay que descartar que en algún momento se abra un canal de diálogo entre Schiaretti y Cristina Fernandez. Al bajar su lista, ella dio una señal de que apuesta al peronismo a veces por encima del kirchnerismo. Quizá estas situaciones generen un diálogo y lo que pase en los próximos 20 días, no sea un escenario de Schiaretti armando una oposición al kirchnerismo, sino queriendo sentarse con el kirchnerismo con otro nivel de respeto hacia él que no lograba antes de demostrar esta gran cantidad de votos.