Redacción Canal Abierto | Luego de los anuncios de domingo superclásico, y de las declaraciones de Lacunza, el gobierno vivió sus dos días más tranquilos desde el mazaso recibido el 11 de agosto. Sin embargo, tomando las repetidas e inquietantes metáforas del ministro de Hacienda, el barco esta aun muy lejos de anclar en muelle y todavía transita aguas turbulentas. El funcionario, devenido en sostén fundamental del plan de oficial, descartó problemas si el Fondo Monetario suspende o posterga los u$s 5420 millones, aseguró que existen fondos para responder a los ahorristas, y dio por descontado el resurgimiento de un precio paralelo para la moneda extranjera.
Demonización del control de cambio, obligación de vender divisas a los exportadores y muerte al dólar blue, las banderas del macrismo para la campaña que los depositó en la Casa Rosada en 2015, vuelven junto a una inflación incontrolable, una devaluación sin fronteras y una debilidad política alarmante que deja a Cambiemos al borde de la extinción.
En ese contexto, la economista y presidenta de la ONG solidaria Avanzar, Marta Bekerman, asegura que el error inicial estuvo en “la liberación de la entrada y salida de capitales, y permitir que los exportadores no tengan que liquidar sus divisas”.
Por otro lado Bekerman, también directora del Centro de Estudios de la Estructura Económica en la Universidad de Buenos Aires e investigadora del CONICET, advierte a Canal Abierto que la situación para el próximo gobierno será “difícil por tener poco margen de maniobra, por tener que renegociar deuda, pero por otro lado –resalta- existe la posibilidad de una reactivación en la actividad de las empresas”.
¿Las recientes medidas pueden ayudar a mitigar la crisis en los sectores más afectados?
-En la medida que se pueda frenar el crecimiento del dólar a través de este control de cambios, mirando solamente lo más inmediato, por lo menos se va a evitar que los precios de los alimentos sigan aumentando, que es una manera muy perversa de generar una distribución muy regresiva del ingreso.
Pero como medida se está tomando en una forma perdida, porque se da después que se han fugado miles de millones de dólares a través de la huida de capitales por una política muy permisiva, pero el error esta desde el comienzo con la liberación de la entrada y salida de capitales de corto plazo. Hay un error fundacional en las políticas de este gobierno, como permitir que los exportadores no tengan que liquidar sus divisas, una serie de políticas que ahora se están tratando de corregir, pero hay un gran daño que ya fue hecho.
¿Cree que el gobierno cuenta con el respaldo político suficiente como para enfrentar a los supermercadistas y los sectores poderosos e impedir los aumentos de precios?
-El gobierno en ningún momento se planteo una política de control de precios, existieron los Precios Esenciales pero era bastante débil, no veo en el gobierno una decisión de llevar adelante un control de precios, lo que se hizo fue la rebaja del IVA pero sabemos que si no se controla, esto puede ser poco efectivo.
¿Cuál sería el camino a recorrer para llegar a fin de año sin otro golpe en la economía que afecte a las clases medias y bajas?
-Para el gobierno se volvió fundamental mantener el precio del dólar. Eso no significa que mejore la situación, pero al menos habría que esperar que impida aumentos violentos en los precios de los bienes. Porque no existe la posibilidad de que un aumento del dólar no se traslade a precios, en Argentina este proceso que los economistas llamamos pass-through tiene un impacto mucho más fuerte que en otros países, porque en otros países a veces sí se producen aumentos en el dólar que no van a precios. La Argentina se distingue en América latina por ese traslado inmediato que tiene entre el comportamiento del dólar y el de los precios.
Así que, de cualquier manera, tenemos que pensar que esto complica bastante las cosas para el año que viene, porque se está pateando deuda que está venciendo ahora y se está pateando también esta difícil negociación que va a tener que hacerse con los tenedores de bonos, tanto locales como extranjeros, no va a ser fácil, lo mismo que la negociación con el FMI, no tanto en cuanto a los plazos, o tasas de interés, sino a las condicionalidades que pueda poner el Fondo, para aceptar esa renegociación.
Por otro lado hay un montón de empresas con capacidad ociosa, espero que el año que viene permita, en la medida que se pueda expandir el consumo, que empiecen a funcionar en pleno, porque se vuelve fundamental cierto tipo de crecimiento, lo cual permitiría mejorar también la recaudación fiscal.
¿Algunos especialistas explican que si el FMI no realiza el próximo desembolso, complicaría las posibilidades del gobierno de llegar al 27 de octubre?
-Complica si sigue este fuerte retiro de dólares de las cajas de ahorro, eso afecta las reservas.
¿Los mercados presionaron para que se profundice la crisis o fue exclusiva responsabilidad de las políticas del gobierno?
-Las políticas de apertura indiscriminada de capitales de corto plazo, sobre todo en países con un sistema financiero tan poco desarrollado como la Argentina, tienden al fracaso. Porque se permite entrada de capitales, sobrevaluación cambiaria, una época de euforia por las grandes ganancias en términos de interés, y cuando hay un cambio de nivel internacional, porque Estados Unidos aumenta su tasa o porque hay un aumento de la desconfianza por un excesivo endeudamiento como se produjo en Argentina, esto produce el efecto contrario, una fuerte devaluación y un proceso de crisis.
¿Qué perspectiva le ve a un eventual gobierno de Alberto Fernández para encaminar la situación económica general?
-Creo que va a ser una situación difícil por tener poco margen de maniobra, por tener que renegociar deuda, pero por otro lado existe la posibilidad de una reactivación en la actividad de las empresas, mejorar la situación fiscal a partir del crecimiento, yo creo que va a requerir de políticas innovadoras y de capacidad de negociación a nivel internacional.
Ilustración: Marcelo Spotti